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Sevilla

Médicos: "Tenemos miedo a cometer errores"

  • La falta de personal causa situaciones de excesivo estrés en los galenos

LOS niños enfermos sufren los efectos más crueles de los recortes decretados por los distintos gobiernos. El Hospital Infantil del complejo Virgen del Rocío, uno de los lugares más vulnerables en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), es escenario de protestas protagonizadas por los propios especialistas que atienden a los menores ingresados por graves enfermedades.

Desde el pasado 1 de octubre, la planta de Oncología, que es de referencia para toda Andalucía, prescinde del 25% del tiempo de trabajo de expertos en la dura lucha contra el cáncer infantil. El SAS ha decidido mantener sólo al 75% de la jornada laboral a dos de sus oncólogos, lo que significa que dos semanas al mes se pierden dos consultas vitales para los niños y sus padres. Esta plantilla está integrada tan sólo por cinco oncólogos y dos de ellos están sometidos a contratos eventuales pese a que consiguieron la plaza por oposición interna. Cada año esta planta hospitalaria atiende a 100 tumores malignos que sufren pequeños procedentes de todos los puntos de Andalucía.

Al disminuir la jornada de los dos especialistas, el resto de la plantilla -dos oncólogos con plaza en propiedad y un tercer especialista interino- tiene que asumir a los pacientes de los dos compañeros eventuales cuando están ausentes. Son recortes que sufren directamente los niños y sus familias, que esperan con amargura y, a veces, con desconsuelo, los resultados de análisis, pruebas, intervenciones, sesiones de quimioterapia o radioterapia, etcétera, durante un proceso, el del cáncer, que es muy doloroso para cualquier familia.

La sobrecarga de trabajo en las consultas de Oncología se traduce en retrasos en pruebas, en tratamientos y en un aumento del riesgo a que se comentan errores humanos. Varios médicos ha expresado a este periódico su temor a cometer fallos por el elevado estrés al que están sometidos y por la falta de personal.

Los diagnósticos y los tratamientos agresivos que requiere el cáncer son casi siempre terribles, pero en el caso de los niños, resultan además devastadores para los padres. "Cuando le diagnostican algo así a la persona que más quieres en este mundo, pierdes el control de tu vida", expresa a través de una carta José Carlos, el padre de una niña enferma.

"Es necesario que cada niño con cáncer pueda ser atendido siempre por un único especialista, que transmita confianza", explica un oncólogo. Pese a la falta de personal impuesto, la vocación y la enorme humanidad del personal sanitario que atiende a estos niños lleva a los especialistas a "hacer todo lo que está en sus manos para que los enfermos continúen recibiendo la atención que necesitan". Así lo transmitieron en un escrito que remitieron a los padres con hijos ingresados. "Recuerdo el primer día que llegué a esta planta, el equipo médico de oncólogos pediátricos y todo el personal sanitario nos cogió fuerte la mano y nunca más la soltó", relata un padre.

Pero los recortes ya han comenzado a aplicarse y los servicios públicos de salud menguan, pese a este esfuerzo constante del personal médico.

Urgencias vulnerables

Las Urgencias es otro de los espacios más sensibles en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), donde casi la mitad de los médicos son eventuales y, por lo tanto, también ven reducir la jornada y el sueldo un 25%. La asistencia que este personal eventual dejará de afrontar recaerá en las manos de los médicos más veteranos, que tienen la plaza en propiedad y a los que el SAS no puede reducir la jornada. Es el caso, por ejemplo del doctor Álvaro García, que ya ha visto aumentar el volumen de pacientes que atender.

"La vulnerabilidad del servicio de Urgencias ante la crisis se revela además en la dificultad de sumar mediante la aplicación de las 37,5 horas semanales, dos horas y medias más a jornadas ya de por sí extenuantes, en las que no se para de trabajar", explica este médico adjunto de Cuidados Críticos y Urgencias en el Hospital Virgen del Rocío.

Como otros profesionales de la salud, este especialista siente una preocupación que es común en los centros de salud y hospitales: "Que no seamos materialmente capaces de absorber este brutal exceso de carga laboral y que todo ello redunde en la calidad que se presta a los pacientes". A sus 45 años, este médico sevillano atesora más de 20 años en el servicio de Urgencias del Hospital Virgen del Rocío, buque insignia de la sanidad pública andaluza. Tras trabajar durante años como eventual enlazando contratos temporales, el doctor García Perla logró en 2006 la adjudicación de una plaza tras superar la oferta pública de empleo (OPE). Desde entonces, García Perla ha realizado dos masters universitarios y está doctorado con sobresaliente en la Universidad de Sevilla. La OPE de 2006 fue la primera y última oferta pública sobre estas plazas . Desde entonces el SAS ha optado por contratos eventuales, lo que coloca al servicio de Urgencias en una de las áreas más vulnerables a los recortes; a lo que hay que sumar la falta del reconocimiento de la especialidad de estos profesionales que tienen que atender las más variadas patologías, a cualquier hora del día. La especialidad es una reivindicación histórica de este sector de la Medicina que permitiría consolidar a los profesionales de Urgencias.

Estudiar y estudiar

Los jóvenes médicos que han terminado su especialidad también sufren los recortes por la falta de oportunidades. El SAS apenas hace contratos para sustituir a su personal ausente y las nuevas generaciones de especialistas afrontan un futuro incierto. "Tengo dos opciones, o bien buscar trabajo en el extranjero, como ya han hecho compañeros; o bien seguir estudiando", explica Javier Padilla, que recientemente ha terminado su especialidad en Medicina de Familia. En su promoción, que se ha formado en el Hospital de Valme, de nueve médicos sólo uno de ellos ha conseguido un contrato en Extremadura.

Javier Padilla está ahora en el paro. "Ante la situación, he elegido estudiar otra especialidad, Medicina Preventiva y Salud Pública, y preparar otro MIR", comenta. Esta formación supone cuatro años más de estudios. Médicos jóvenes y preparados que ven ahora frustrados sus sueños de poder asistir a pacientes y de realizarse tras seis años de carrera y otros cuatro de especialización. Pero Javier Padilla no quiere perder el tiempo. Además de continuar sus estudios en Medicina está cursando Económicas por la Universidad a Distancia (UNED).

"La perspectiva de trabajar en Andalucía es cada vez peor. Si a los veteranos los someten a contratos de apenas un mes con reducción de jornada y de sueldo..." Aún así, a sus 29 años, este médico lamenta que "la sociedad general lo está pasando aún peor".

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