Sevilla

Misa de acción de gracias en la Catedral de Sevilla por el centenario de la Institución Teresiana

Misa de acción de gracias en la Catedral de Sevilla por el centenario de la Institución Teresiana

Misa de acción de gracias en la Catedral de Sevilla por el centenario de la Institución Teresiana / M. G.

La Institución Teresiana (IT), Asociación internacional de fieles fundada por san Pedro Poveda en 1911, celebra este mes el centenario de su aprobación pontificia. Para conmemorar este hito, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, presidirá una Eucaristía en la Catedral hispalense  el viernes, 12 de enero, a las 19:00. La ceremonia será retransmitida por el canal de Youtube de la Seo. Esta institución gestiona en Sevilla el colegio Itálica.

La Institución Teresiana recibió el 11 de enero de 1924 un Breve firmado por el papa Pio XI que supuso que esta asociación con reconocimiento eclesial y civil en España, obtuviera el aval de la Iglesia Universal. Este hecho hizo posible su crecimiento, su paso a otras latitudes y su entrada en otros países. Así, actualmente forman parte de la Institución cerca de 3.000 miembros en 30 países de África, América, Asia y Europa.

Con esta aprobación, además, la Iglesia dio luz verde a una nueva vocación seglar: “Un modo de estar presente en la sociedad, según la clase y condición de cada uno, con compromisos y dedicación, formación seria y vida de fe profunda. El Concilio Vaticano II, décadas después, reconoció este camino abierto a los laicos y subrayó el papel evangelizador de los fieles como Iglesia en medio del mundo”, explican fuentes de la Institución Teresiana.

Se observa, de este modo, un sentido del futuro que se anticipa: la organización del laicado en torno a una identidad y una misión. La novedad, por tanto, que presentaba la Institución Teresiana, se hizo más patente cuando se buscó el espacio donde encajarla, canónicamente, entre las asociaciones de laicos de la Iglesia que había en esos momentos. Esto es una afirmación del sentido eclesial de Pedro Poveda y de su obra.

Por las mujeres

Josefa Segovia, entonces directora de la Institución, fue la encargada de presentar la Institución ante el Papa para solicitar la aprobación en octubre de 1923.

La Institución contaba con cerca de 300 miembros que, con distintos compromisos, compartían el carisma. Había en España doce centros o Academias, todas dirigidas por mujeres. Igualmente, alrededor de 700 alumnas se preparaban para ejercer como maestras o estudiaban en la universidad, y más de 450 antiguas alumnas participaban de la vida de la Institución en diversidad de actividades.

Esta apuesta por la mujer, su educación y promoción ha sido una constante en la historia de la IT. En esta línea, también apoya a las mujeres en países donde la pobreza las margina doblemente. Ejemplo de ello es la ONGD InteRed que trabaja por la erradicación de las desigualdades y el desarrollo a través de la educación con un foco especial en las niñas y mujeres en países empobrecidos.

La Institución hoy

Según definen sus Estatutos, aprobados por la Santa Sede en 1990, la Institución Teresiana tiene como finalidad la promoción humana y la transformación social mediante la educación y la cultura, desde entidades y organizaciones públicas y privadas. Participa así de la misión evangelizadora de la Iglesia que sus miembros llevan a cabo a través del trabajo y la profesión, la vida familiar y la presencia en la sociedad.

Los cien años desde la aprobación pontificia han aportado a la Institución Teresiana universalidad, arraigo en diversidad de países, apertura a otras culturas y diálogo con otras creencias. 

Abiertos a una nueva vocación laical

La obra que Pedro Poveda inició en 1911 y fue aprobada en 1924 por Pio XI ha recorrido en estos años un camino que se refleja sintéticamente en el logo del centenario como signo de gratitud por estos años, por seguir abiertos para evangelizar, para abrir caminos para muchas personas.

Según señalan fuentes de la Institución Teresiana, esta “está abierta a quienes buscan un lugar donde vivir la vocación cristiana desde la entraña del mundo, en la vida cotidiana, desde la profesión, la vida familiar, la presencia en la sociedad con un espíritu eminentemente humano, como decía el fundador, pero orientando la vida desde la fe en Jesucristo y la pertenencia a la Iglesia”.

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