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Misterio en el Arquillo: una cuna de hierro

  • Señales. Los turistas y participantes en excursiones culturales ya no pueden pasar bajo el Arquillo porque han empezado a preparar el andamiaje para el Nacimiento ‘municipal’

Preparativos del Nacimiento del Arquillo del Ayuntamiento bajo la cerámica de Cervantes.

Preparativos del Nacimiento del Arquillo del Ayuntamiento bajo la cerámica de Cervantes. / Juan Carlos Vázquez

UNA cuna de hierro. Parece un contrasentido pero estos preparativos del Nacimiento del Arquillo del Ayuntamiento, la blandura del lecho entre el férreo entramado de la estructura, es la antesala cronológica de una cruz de esperanza, dolor de alborozo. Uno y su contrario. El Arquillo une la Plaza Nueva con la de San Francisco, donde se asienta un plástico hinchable que parece una Moby Dick del Guadalquivir.

Los grupos de turistas o participantes en las excursiones y gymcanas culturales ya no pueden pasar bajo este arco presidido por una leyenda de las Novelas Ejemplares de Cervantes, de las muchas que colocó José Gestoso por toda la ciudad cervantina. Una retahíla de referencias que se puede seguir como la lista de los 22 bares de la lista de La Peste en la realidad virtual Barro y Oro. Faltan Incienso y Mirra.

Como simulacro del incienso, sube hacia arriba en la tarde fría y lluviosa el humo de los castañeros, que forma caligrafías de Dickens que viajan por el aire de Sevilla hasta las casetas de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. La cuarentena al revés. Los cuarenta días que faltan para que los Reyes Magos lleguen a las immediaciones del Arquillo en la ceremonia en la que el alcalde de la ciudad le entregará las llaves al Heraldo para que haga el anuncio, la noticia más esperada. El Herald Tribune en un escenario en el que en uno de los ejercicios más ingeniosos de periodismo de investigación el Tribu –apócope de Reporter Tribulete para gloria de Pepe Guzmán– aparcó su Seat 1500 bajo el arquillo en octubre de 1978, la misma semana en la que Cayetana de Alba se casaba conJesús Aguirre y el Betis iniciaba en la capital de Georgia su viaje de Rusia a Murcia.

Los nuevos tiempos. Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol, estaba impresionado el otro día por las colas para Los Gozos de Diciembre. Un programa bien cargado. El domingo, primer día del nuevo mes, empieza el Adviento, aniversario de una jornada electoral en la que dio un giro copernicano el mapa político de Andalucía.

Cada cosa en su tiempo y los nabos en Adviento. Empezarán a llegar los personajes de la historia más hermosa jamás contada. El Niño Dios es toda una encrucijada intelectual, una hermosa paradoja. Por eso a lo que vendrá detrás de estos tubos, cuna de hierro, le llaman misterio. Y pesebre, portal, belén, nacimiento. La buena nueva con más sinónimos del diccionario. Cuatro reyes, tres magos y uno felón, Herodes, al que los monarcas de Oriente engañan con un truco digno del realismo mágico, un viaje de Macondo a Cafarnaún.

En agosto salieron de Sevilla. En septiembre, de Sanlúcar de Barrameda. El viaje más largo, en el que caben tres temporadas de La Peste, se puede seguir en el Archivo de Indias. Estos otros galeones que llegarán en enero y mandarán sus emisarios en diciembre al portal del Arquillo vienen a través del desierto, como el barco de Fitzcarraldo que atravesó la selva brasileña para ver cantar a Caruso en Manaos.

Los gozos dominicales de diciembre. El 1, domingo de Adviento. El 8, la Inmaculada, 39 aniversario del asesinato de JohnLennon. Y el 22, la Lotería. Buen día para dejar de trabajar en lunes. Aladino espera el encendido de las lámparas maravillosas que como las de la Feria, los otros tubos de la ciudad, vienen de Puente Genil, luces de Ximénez que van de Shangai a Nueva York.

Irán llegando los pastores a la Plaza Nueva con sus zurrones y sus ovejas. Cervantes se bajará de la placa de Gestoso para repetir el discurso a los cabreros, la utopía más hermosa de la literatura. “Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes...”. Las palabras portal y pesebre las pervirtió el lenguaje de lo tuyo y de lo mío. Nos queda el misterio de una cuna de hierro para acoger un sueño venturoso.

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