Muere degollado por un menor en Su Eminencia
Barriada de Su Eminencia
Un joven de 22 años fallece después de que otro de 17, con el que estaba enfrentado desde tiempo atrás, le cortara el cuello y le asestara otras dos puñaladas más en el tórax.
Francisco Javier Muñoz Alcántara había vuelto a Sevilla el miércoles tras pasar unos días trabajando en la Feria de Málaga junto con su novia, Irene. Era pintor pero trabajaba en lo que le saliera, aunque no estuviera relacionado con la construcción. Este jueves por la mañana, la pareja fue a hacer unas compras al centro comercial Alcampo. Cuando volvieron, pasado el mediodía, Irene se quedó en casa de su abuela, Juana, y Francisco Javier se marchó a dar una vuelta con un amigo por Su Eminencia, su barrio.
Se llevó el coche de ella, un Seat Córdoba de color blanco. Fue la última vez que se vieron. Media hora después, pasada la una de la tarde, un joven llamaba a la puerta de la casa de Juana y preguntaba por su nieta. "Traía la cara descompuesta. Le pregunté qué pasaba. Me dijo que había habido una pelea y que le había pasado algo a Francisco Javier. Yo supe que estaba muerto, sólo había que ver el estado en el que venía el chaval", explicaba este jueves la mujer mientras consolaba a su nieta, al borde del desmayo, a unos metros de la calle Trópico, un callejón de Su Eminencia en el que yacía Francisco Javier.
En su vuelta por el barrio, este joven de 22 años se cruzó con un menor de 17 con el que mantenía una antigua rivalidad. Ambos habían protagonizado enfrentamientos anteriores y, al encontrarse de nuevo, volvieron a discutir. El menor circulaba en un ciclomotor y Francisco Javier llevaba el coche de la novia. Algunos testigos explicaron este jueves a este periódico que en un momento de la riña de este jueves ambos vehículos se rozaron.
Tras la discusión, la víctima se marchó hacia el lugar en el que paraba habitualmente con sus amigos. El menor llegó instantes después, dejó la moto aparcada en la avenida de la Calesera y la cruzó hacia la calle Trópico, donde Francisco Javier había aparcado el coche. En la mano llevaba una regla de albañilería de hierro con la que rompió la luna trasera y uno de los laterales del Seat Córdoba. La víctima respondió a este ataque esgrimiendo un martillo, momento en el que el menor le asestó presuntamente tres puñaladas, dos de ellas en el tórax, y una tercera en el cuello que le seccionó la garganta. El agresor se marchó del lugar a pie con el puñal en la mano, tal y como lo vieron algunos testigos, mientras que su rival se desangraba en el suelo. Faltaban unos minutos para de la una de la tarde, como corroboró la hora de la primera llamada a la central de emergencias del 112, que se recibió a las 12:58.
Familiares y amigos de la víctima lamentaron que los servicios de emergencia sanitarias tardaron más de media hora en llegar al lugar de los hechos. "Quizás si hubieran tardado menos no tendríamos que lamentar la muerte. Queremos que esto se sepa porque mañana le puede pasar lo mismo a otra persona", decían. Cuando llegó la primera ambulancia, el joven ya estaba muerto. Los médicos sólo pudieron certificar la defunción y asistir a su acompañante. La Policía precintó el acceso a la calle Trópico e impidió que se agolparan en torno al cadáver las decenas de curiosos que se presentaron en la zona.
Mientras tanto, el menor había regresado a su casa y fue su propio padre quien, al verlo completamente ensangrentado, llamó al 091 para entregarlo a la Policía Nacional. El adolescente fue detenido como presunto autor del homicidio y, a la hora de cierre de esta edición, permanecía en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía a la espera de pasar a disposición de la Fiscalía de Menores, que instruirá el caso y elevará una petición al juez para que decrete su puesta en libertad o su ingreso en un centro de internamiento.
Durante la tarde, el menor declaró ante el Grupo de Homicidios en presencia de su padre, de un abogado y de una fiscal de Menores. Antes de declarar, se sometió voluntariamente a una prueba de ADN ante la Policía Científica, con la que se pretende corroborar la autoría del crimen. La Policía también se llevó el Seat Córdoba de la víctima para su análisis posterior.
En la calle Trópico, los familiares de la víctima fueron llegando uno a uno. Primero el padre, todavía vestido con la ropa de trabajo. "Por favor, dejénme verlo por última vez, que es mi hijo", pedía el hombre a los policías, que le negaron el acceso en un intento de ahorrarle el sufrimiento. La misma petición hizo instantes después uno de sus hermanos, que lo intentó por el otro lado de la calle con la misma suerte. Los dos permanecieron junto al precinto policial más de dos horas y media, hasta que el forense examinó el cadáver y permitió su levantamiento pasadas ya las tres de la tarde.
A unos metros, bajo un fuerte calor, permanecían la novia, la madre, la mujer del padre, otra hermana más -tenía cuatro hermanos- y varios primos y amigos. Entre tanto dolor corrió cierta sensación de alivio cuando alguien comentó que había una persona detenida. "Lo han cogido, lo han cogido", se decían. Algunos ya conocían la identidad del agresor y otros sólo esperaban que no quedase en libertad. La mujer del padre llegó incluso a perder el conocimiento instantes después de que los operarios de la funeraria retiraran los restos mortales de Francisco Javier. Al cadáver del joven se le practicará en las próximas horas la autopsia para que pueda ser enterrado lo antes posible. Esta prueba confirmará cuál de las tres heridas resultó mortal, si bien todo apunta a que fue la del cuello.
Decenas de vecinos y curiosos, algunos con niños pequeños, se acercaban también al lugar de los hechos, tratando de conocer lo ocurrido y de saber quién era la víctima. El suceso creó también un importante colapso de tráfico en la avenida de la Calesera, ya que los conductores de los coches que pasaban ante la calle en la que permanecía el cuerpo se quedaban unos segundos parados en mitad de la vía tratando de ver algo. Incluso el forense se vio obligado a aparcar el coche en doble fila ante las dificultades para circular.
El crimen de este jueves es el segundo ocurrido en Su Eminencia en once días, después de que el pasado 5 de agosto muriera apuñalado Rafael Pérez, de 32 años. Este joven, conocido en el barrio con el sobrenombre de El Chaleco, se empotró con su coche contra un contenedor de reciclaje de vidrio de la calle Ingeniero La Cierva, a escasos 300 metros del lugar del crimen de este jueves. Al acudir unos testigos a auxiliarle y abrirle la puerta del conductor, se desplomó en el suelo. Había recibido antes de subir al coche tres navajazos, uno en el tórax, otro en un muslo y un tercero en el tendón de Aquiles.
La Policía sigue investigando este suceso y por el momento no hay ninguna persona detenida relacionada con el mismo. Ninguna hipótesis se ha descartado e incluso se está investigando si el homicidio de ayer pudiera tener alguna vinculación con este otro crimen. Ambos homicidios han causado un gran revuelo en este barrio, ya que las dos víctimas eran muy conocidas entre sus vecinos.
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