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Operación Drohne: un zumbido muy silencioso

  • Intriga. El 7 de octubre de 1936 llegan a Sevilla dos buques con 300 militares alemanes con falsos pasaportes de turistas y material bélico de apoyo a las tropas de Franco

Fernando Lumbreras regresa de nuevo a su patria chica para contar esta historia de nazis en un castillo de Cáceres.

Fernando Lumbreras regresa de nuevo a su patria chica para contar esta historia de nazis en un castillo de Cáceres. / juan carlos muñoz

Fue una operación tan secreta, hecha con tanto sigilo y cautelas diplomáticas, acallada por el fragor de los inicios de una guerra, que no aparecerá en la exposición Historia Gráfica del Puerto de Sevilla. El 30 de septiembre de 1936, dos meses y dos semanas después del Alzamiento, dos buques mercantes, el Passages y el Girgenti, salían del puerto polaco de Szcezin, en el mar Báltico. El pasaje lo formaban 267 militares alemanes con falsos pasaportes de turistas que una semana antes se presentaron voluntarios en las ciudades de Neuruppin y Schweinfurt, en lo que sería la Alemania del Este. Una División Azul al revés. En la bodega llevaban 41 carros de combate Panther, 28 cañones anticarros, 19 plataformas portacarros, 18 motocicletas, seis camiones taller…

Los dos buques atracaron el 7 de octubre en el puerto de Sevilla. Entraron por Sanlúcar de Barrameda, por donde hace medio milenio habían salido las cinco naves al mando del almirante Fernando de Magallanes. Atracaban cerca de la Torre del Oro que celebra sus ochocientos años de historia. La carga fue transportada en trenes hasta Aldea del Cano, en las inmediaciones de Cáceres, y depositada en el castillo de Arguijuelas de Arriba.

A partir de una historia de amor, Fernando Lumbreras desentraña una trama inédita

Así se iniciaba la Operación Drohne, Zumbido en alemán. Es el título de la novela de Fernando Lumbreras, con el expresivo subtítulo de Nazis en Cáceres. El punto de partida es una jornada de pesca de Alberto con sus dos hijos y el hallazgo de una lata de pimentón La Estrella con una fotografía fechada en 1937 y una declaración de amor entre un militar alemán y una joven cacereña. Alberto le cuenta el descubrimiento a su antiguo profesor, ya jubilado. Con la colaboración de una nieta de la chica de la foto emprenden una apasionante aventura que los lleva a la ciudad alemana de Neuruppin y a Sevilla. Una historia de amor del pasado construida sobre una historia de desamor del presente.

El gran mérito de Fernando Lumbreras (Cáceres, 1963), es que huye de los cánones de la novela histórica para hacer una historia novelada. El realismo mágico (esas novelas que vinieron de América, invirtiendo el trayecto de los conquistadores extremeños) hizo que lo real pareciera inventado y lo ficticio una parte de la realidad. Eso ocurre en la novela de Lumbreras. El viejo profesor y su antiguo alumno tienen una diferencia generacional como la de los personajes de Regreso al futuro o la segunda parte de En busca del arca perdida (Sean Connery y Harrison Ford).

Dos militares alemanes juegan un papel esencial: el almirante Franz Wilhelm Canaris y el teniente coronel Walter Warlimont. Los dos hablaban español correctamente. Canaris se entrevista con Franco en Salamanca y Warlimont en Cáceres. El almirante es enviado a España para saltarse a la torera el Tratado de Versalles que prohibía a Alemania fabricar submarinos. Le encarga una remesa a un armador de los astilleros de Cádiz e incluso intenta venderle algunos a Alfonso XIII. Canaris y Warlimont representan las dos Alemanias, no la del Este y la del Oeste, sino la de Adolf Hitler y la que se enfrentó al Führer. Canaris participó en la Operación Walkiria, el intento de acabar con la vida de Hitler el 20 de julio de 1944. Murió ahorcado un año después. Warlimont permaneció fiel a Hitler y resultó herido en dicha operación. El dictador alemán lo ascendió a coronel y Franco le entregó la Gran Cruz del Yugo y las Flechas. Estuvo como testigo de cargo en el juicio de Nürmberg.

Cáceres fue una de las primeras escalas de Franco después de su vuelo iniciático en el Dragón Rapide. Antes pasó por Sevilla, donde se alojó en el palacio de los marqueses de Yanduri (el solar donde en 1898 nació Vicente Aleixandre, Nobel de Literatura en 1977) para no coincidir con Queipo. Dos historias unidas por una lata de pimentón, el halcón maltés de esta historia. Los detectives dan con la pista de un atleta olímpico de la RDA, plata en Seúl 1988, un año antes de la caída del muro de Berlín, ciudad que en 1936, el de la Operación Drohne, acogió los Juegos Olímpicos. Con el sonrojante triunfo de Jesse Owens con Hitler en el palco.

El doble objetivo de la Operación Drohne era adiestrar a las tropas rebeldes de Franco y probar nuevos materiales bélicos ante una hipotética Segunda Guerra Mundial que pasó de hipótesis a realidad el mismo año 1939 que termina la guerra civil española. José Luis Comellas defendía la tesis de una sola guerra que empezó en el 14 y terminó en el 45 con las largas vacaciones del 36 como trágico bocadillo doméstico. Drohne, un zumbido muy silencioso desde el mar Báltico hasta Extremadura.

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