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Proyecto Fin de Carrera: construyendo recuerdos en Arquitectura

  • Reencuentro. Los arquitectos del Plan del 57 que pasaron del pabellón de Brasil a Reina Mercedes celebraron sus bodas de oro con un recuento de proyectos, amistades y vivencias

Los últimos del 57, como se ha llamado a sí misma esta promoción de arquitectos, podían homologarse con los últimos de Filipinas. Se llaman así porque se acogieron al Plan del 57. Para ser arquitectos, antes tenían que superar un curso Selectivo de Ciencias en la Universidad y después de un curso de Iniciación en la Escuela de Arquitectura y cinco de carrera, el proyecto Fin de Carrera. El curso escoba entre los planes del 57 y el 64.

En 2021 celebraban sus bodas de oro, la pandemia obligó a posponerlo. El pasado viernes se reencontraron para hacer verdaderas las palabras del poema de William Wordsworth que acompañan a una foto de veinteañeros en un libro con diseño de José Ramón Sierra: "Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no hay que afligirse, porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo"

Fueron citados en el Ayuntamiento. El Covid y la edad redujeron a uno, Rafael García Diéguez, la presencia de los tres arcángeles. Faltaron Rafael López Palanco y Rafael Manzano. Estas bodas de oro rejuvenecen a un grupo de arquitectos que nacen entre el verano del 42, el desembarco de Normandía y la cogida de Manolete, que se encuentran en las aulas con el Mayo francés y protagonizan en primera fila la Transición del franquismo a la democracia.

Alberto Balbontín, primer director de la Escuela de Arquitectura en su sede del Pabellón de Brasil de la Exposición del 29, formó una pareja profesional con Antonio Delgado Roig. Un hijo del primero, Juan Antonio Balbontín, ha sido el cerebro de este reencuentro entre compañeros que en algunos casos llevaban medio siglo sin verse. Un nieto del segundo, Carlos Núñez Delgado-Roig, les acompañó como fotógrafo.

Balbontín y Delgado-Roig son los hijos generacionales de la Sevilla de Aníbal González, Juan Talavera, Espiau, los Gómez Millán, abuelos simbólicos de estos arquitectos del Plan del 57. Hay otra generación más joven detrás, representada por Ramón Pico, actual director de la Escuela de Arquitectura, y Cristina Murillo, decana del Colegio de Arquitectos, que acompañó a una promoción en la que sólo había cinco mujeres: María Eugenia Candau (del Plan 57), Mary Reyes López, Mary Nieves García Montiel -presente en el encuentro-, Isabel Moreno y Pilar Alberich.

En el Ayuntamiento fueron recibidos por el alcalde, Antonio Muñoz. Ocho alcaldes atrás, en las municipales de 1979, cada grupo llevaba un arquitecto en sus listas que salió de concejal: Javier Queraltó (PSOE), Francisco Pavón (UCD), Vicente Sanz (PSA) y Víctor Pérez Escolano (PCA). Este último es, junto a José Ramón Sierra, uno de los dos catedráticos de la quinta. La mayoría de aquellos arquitectos concejales habían sido alumnos en la Escuela de Arquitectura del ingeniero de Caminos Rafael López Palanco, que fue cabeza de lista de la UCD en aquellos comicios.

Todos los arquitectos se suben en el Metrocentro. Se bajan a la altura del hotel Alfonso XIII, obra de Espiau, y se dirigen a la Universidad, rehabilitada para ese uso desde Fábrica de Tabacos por Balbontín y Delgado-Roig. Ellos hicieron las puertas de Filosofía y Letras y la de Derecho, donde vuelven a fotografiarse.

La vocación de la arquitectura les llegó por diferentes vías. A Víctor Pérez Escolano, gracias a las ecuaciones de segundo grado. A Antonio Valero Navarrete, malagueño, por la bandurria y un ultimátum paterno. Refrigerio en La Isla para una doble visita con Vázquez Consuegra como anfitrión. El más internacional de aquel grupo. Su nuevo estudio formaba parte de los edificios anexos a las Atarazanas. Silvia reconoce a su profesor Pérez Escolano. El anfitrión les muestra diferentes maquetas, los retratos que le hizo Álvaro Siza, los dibujos de Aldo Rossi…

Hay arquitectos llegados desde casi toda Andalucía. Y alguno como Fernando Tudela, nacido detrás de la iglesia del Salvador, que en Roma se enamoró de una arquitecta mexicana,

Patricia Rivadeneyra, se casaron en el Trastévere en 1975 y se fueron a México, donde este sevillano se ha convertido en un gurú mundial del cambio climático. Han volado a Sevilla vía Nueva York. "¿Qué fue de la pareja Cruz y Ortiz?", le pregunta Tudela a José Ramón Moreno. Los Monchi, de una promoción más joven, hicieron la mili en Rota con este profesional nacido en Santiago de Compostela y que fue arquitecto municipal en Punta Umbría y Valverde del Camino, además de director general de Urbanismo de la Junta con el consejero y arquitecto Jaime Montaner.

Curro Morilla y Enrique Barroso nacieron en 1943 en Morón. El primero es aficionado al flamenco, se suelta por bulerías y estudió Sociología en la Sorbona. El segundo fue alumno de guitarra de Diego del Gastor. Estos arquitectos no sólo saben de arquitectura. Pedro Silva, después de cuatro décadas de arquitecto municipal de Mairena del Aljarafe, es constructor de barcos. Javier Madero, de Écija, que vino acompañado por su yerno arquitecto, fue campeón del mundo de canto de canarios. Miguel Apráiz, donostiarra de cuna, vitoriano de crianza, sólo estuvo un curso, el 66-67, pero fue clave para unir este grupo.

Con casco en las Atarazanas. Vázquez Consuegra les cuenta la historia del que fue el mayor arsenal de barcos de Europa. Una suma de proyectos que empiezan con Alfonso X y acaban con Carlos III. Un futuro centro cultural que fue después de su uso portuario Casa de la Moneda, dependencias de Hacienda y hasta caja de reclutas.

Estos estudiantes vivieron el mayo francés. La autoridad expedientó a tres estudiantes de Arquitectura: José Ramón Sierra, Aurelio del Pozo y Vicente Sanz. "Fuimos a la casa de un abogado que vivía en Rochelambert, era Felipe González, que nos remitió a su amigo Luis Uruñuela", cuenta Sierra.

Uno rehabilita un cortijo (Manuel Álvarez Pérez), otro trabaja de conservador de la Mezquita de Córdoba (Gabriel Rebollo), Alfonso Martínez Chacón trabajó entre Ayamonte e Isla Cristina. Ha habido diputados del PP (Luis Marquínez y Antonio Valero) y arquitectos que trabajaron con Gobiernos socialistas: Moreno, Pérez Escolano o Guillermo Díaz Vargas, que participó en los Planes Generales de Córdoba y el de Sevilla previo a la Expo. "Lo hicimos en dos años, cosa hoy impensable, en cualquier pueblo tardan catorce o quince años. La burocracia es terrorífica".

La calurosa jornada, en todos los sentidos (calor térmico, calor humano), con la pausa en Casa Carmen, junto a la Torre de la Plata, terminó en el Alcázar, donde les mostraron lo que no ven los turistas, incluidos los estragos de un tsunami cuando la zona era lacustre y las aguas pasaban bajo lo que es el Archivo de Indias y calle Sierpes.

El símbolo del Plan del 57 es una hornacina. La promoción tiene hasta su madrina: la marquesa de Méritos, doña Isabel de León.

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