Así se regulará una Cartuja libre de coches

Sevilla tendrá que convertirse en una ciudad más eficiente desde el punto de vista energético y sentar las bases de una nueva cultura donde la movilidad deberá ser sostenible. El reto, impuesto a nivel mundial, es descarbonizar las ciudades y Sevilla ya cuenta con algunas herramientas que diseñan cómo sería una urbe sin coches y sin vehículos contaminantes. Se trata del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), documento que esboza un modelo que se ensayará en la isla de la Cartuja, territorio que se convertirá en laboratorio de estas medidas ambientales y que dará un salto de dos décadas.

La implantación de esta nueva movilidad sostenible, que coincidirá con la puesta en marcha del proyecto eCitySevilla, será gradual y contempla una serie de medidas complementarias, como la eliminación de todas las zonas de aparcamiento y la semipeatonalización de las calles transversales interiores al perímetro vallado del parque científico y tecnológico. De esta forma mantendrían sólo Américo Vespucio y Leonardo da Vinci. Las bolsas de aparcamiento interiores del parque ubicadas junto a Leonardo da Vinci y a Camino de los Descubrimientos se habilitarían como espacios libres o zonas verdes. También se contempla la implantación de diez bici-estaciones seguras que coincidirían con las zonas en las que se ubican los centros de transformación de electricidad, con una capacidad total de cerca de 1.000 bicicletas y al margen del resto de estacionamientos mediante aros y de bicicleta y patinetes compartidos.

Las zonas de aparcamiento en superficie ubicadas en las calles indicadas quedarían disponibles únicamente vehículos con distintivo ambiental CERO, instalándose puntos de control de acceso en los distintos accesos al recinto del parque, de forma que sólo podrían acceder este tipo de vehículos. Los aparcamientos públicos ubicados en el interior del recinto sí tendrían permitido el acceso de otro tipo de vehículos, al menos inicialmente, para lo cual se llevaría a cabo la comprobación de matrículas entre los puntos de control de acceso y las cámaras de lectura de matrícula ubicadas en los accesos de los aparcamientos públicos.

La banda oeste de estacionamientos ubicados junto a la avenida Carlos III se habilitaría como estacionamientos disuasorios regulados de larga estancia, en un principio para todo tipo de vehículos, no sólo tipo CERO, aunque a futuro, conforme el porcentaje de dichos vehículos vaya ascendiendo se podría habilitar sólo para los mismos, desplazando los vehículos más contaminantes al parking disuasorio metropolitano previsto en el Charco de la Pava.

Por su parte, dicho aparcamiento, ubicado en la bancada de la Expo, se explotaría como zona para la implantación de pérgolas solares para la generación de energía que a su vez generarían sombra para los vehículos estacionados, y conectaría con la isla, así como con el resto de la ciudad mediante transporte público, y posteriormente a través de la futura línea de metro ligero prevista para la zona. También se creará una infraestructura de puntos de recarga para los vehículos eléctricos procedentes del área metropolitana.

La intención municipal es convertir también en zonas de bajas emisiones las que ahora tienen el tráfico restringido. No obstante, al tratarse de zonas residenciales, la complejidad de dicha medida es superior, y es necesario analizar el porcentaje de vehículos de cada tipo antes de plantear ninguna medida, según comentan fuentes municipales.