Los niños con discapacidad mental comenzaron a ser tratados como niños sin estigmas gracias a su diligencia, saber, oficio, tacto y capacidad de trabajo. No fueron ya pacientes orillados en el manicomio, sino niños con sus circunstancias particulares sin etiquetas especiales. Y junto a él está y estuvo su mujer para sacar un proyecto empresarial adelante: el Instituto Doctor Rodríguez-Sacristán. Un claro ejemplo de que ser empresario es un acto de generosidad con la sociedad. Pudo haberse limitado a dar conferencias, hacer currículum y caja, recoger premios y otras actividades para engrandecer el ego, pero no fue así. El doctor Jaime Rodríguez-Sacristán, nacido en Benaoján (Málaga), eligió Sevilla para impulsar la psiquiatría infantil, inexistente hasta entonces. Por eso ha entrado con honores indiscutibles en el nomenclátor de la ciudad, en su barrio de Heliópolis. ¿Qué mejor que un parque, con juegos infantiles, para quien ha dedicado su vida a cuidar de los niños, santos inocentes, según las Escrituras, de una sociedad que a veces los olvida tanto como a sus mayores, sede de la sabiduría, según el Papa Francisco?
Don Jaime con su hija mayor, Asunción, psiquiatra como su padre.
Su formación como humanista está fuera de duda: tras hacer Medicina, se matriculó en Filosofía y Letras. Dicen que desde muy pequeño tenía ya cara de intelectual, interés por leer, por saber, por asistir a recitales de poesía, una de sus grandes pasiones. Es un gran activista intelectual desde una forma de ser reposada, un habla serena, una educación exquisita y un trato esmerado con los demás. Frente a quienes pregonan que los valores de siempre están en crisis, el doctor Rodríguez Sacristán replica en sus intervenciones públicas que lo que ha cambiado sustancialmente es el contexto social, no los valores. Los valores de siempre, los que hacen más fácil la convivencia urbana, siguen siendo útiles.
Don Jaime con su mujer, Asunción Cascajo.
El alcalde de Sevilla inauguró el rótulo que da nombre al parque, ubicado entre las calles Monzón y Tramontana. Juan Espadas dejó clara la razón por la que el doctor Rodríguez-Sacristán entra en el callejero: “Sevilla necesita gente con nombre propio, personas con una historia vital y personal de mérito que, además, se consagraron a un proyecto empresarial de ayuda social, de atención a los niños”. Aludió a la importancia que tuvo que don Jaime eligiera Sevilla para fundar el instituto. Sabido es que no le faltaron ofertas de trabajo, sobre todo en París, en los años en que la capital francesa era la vanguardia de la psiquiatría infantil. “Fue medalla de la ciudad en el año 2020, un año que siempre recordaremos por la pandemia”, evocó Espadas. Y glosó los años en que era muy difícil reunirse con el doctor por los numerosos compromisos internacionales que tenía. “Encontrar un hueco con Jaime era muy difícil, siempre estaba viajando por todo el mundo”.
El alcalde de Sevilla, con Jaime Rodríguez Sacristán, antes del inicio del acto.
Rodríguez-Sacristán y Asunción Cascajo han tenido cuatro hijos, presentes en el acto: Asunción, Jaime, Andrés y Cristina. Y once nietos:Asunción, Blanca, Cristina, Andrés, Plácido, Jaime, Alberto, Clara, Alejandra, Jaime y Flora. La hija mayor, Asunción, psiquiatra como su padre, dio las gracias en nombre de toda la familia a la Corporación municipal, que aprobó por unanimidad la rotulación. Acudieron al acto el portavoz adjunto del Grupo Popular, Rafael Belmonte; el portavoz de Ciudadanos, Álvaro Pimentel, y la portavoz de Vox, Cristina Peláez.
El doctor Rodríguez-Sacristán con el americanista Luis Navarro García
Espadas se refirió también a los valores humanos del prestigioso psiquiatra: “Jaime es muy buena persona. Es un personaje querido que, además, ha estudiado y clavado el perfil psicológico del sevillano. Me unen muchos lazos personales con él. Se merece sin duda este homenaje. Sevilla necesita referentes como Jaime Rodríguez-Sacristán”.
El doctor Rodríguez Sacristán con el alcalde, su mujer, sus cuatro hijos y una de sus nietas
La ciudad salda una deuda desde ayer no sólo con quien puso los cimientos de la psiquiatría infantil en Sevilla, sino de la primera Facultad de Psicología. Porque en aquellos tiempos tampoco había psicólogos en Sevilla.
