Sevillanas de vuelta y vuelta

El Museo del Baile Flamenco era ayer una sala del Archivo de Indias para acoger "un estreno mundial. Humilde, pero mundial", dijo el autor de las Sevillanas de la primera vuelta al mundo. Quien se incorpora a la nómina de los Paco Palacios, Rafael del Estad, Manolo Garrido o Aurelio Verde es el antropólogo José Manuel Núñez, que no ha encontrado mejor vehículo para glosar aquella gesta que empezó en Sevilla el portugués Magallanes en 1919 y acabó el vasco Juan Sebastián Elcano en 1922.

Iniciativa Ciudadana Sevilla 2019-2022 ha hecho pleno esta primavera: de su equipo salió el proyecto ganador de la portada de Feria, que publicitará con sus miles de bombillas la gesta de la circunnavegación, y estas sevillanas de las que ayer se presentaron sus tres versiones: para cantar, para bailar y unas sevillanas acústicas en las que el público podrá poner su propia letra.

Como la tierra es redonda, el director del Museo del Baile Flamenco, el alemán Kurt Grötsch, estaba en China. La cantaora Rocío Márquez, ganadora de la lámpara del concurso del cante de las Minas, deshizo las Américas y vino desde La Habana con el tiempo justo de ensayar estas sevillanas con la guitarra de Manolo Franco y el violín de Maksim Paliazhakin. La segunda versión la defendieron al baile María del Mar Montero y Víctor Bravo con las voces del grupo Plaza Nueva y los coros de Las Calé, de Écija. En ambas versiones, la caja de David Chupete.

"Cinco siglos atrás / cuenta la historia / cinco barcos te dieron / eterna gloria". Son los primeros versos del debut de José Manuel Núñez en el género. Todas las casetas de Feria recibirán un cd con estas sevillanas.

Las sevillanas son, dijo Núñez, la esencia del microrrelato. Un soporte sin parangón que permite cultismos como "los argonautas de la oda griega" y licencias, ya en la versión bailada, como las astigitanas del coro piropeando, "venga, guapetona", a la bailaora del cuerpo de baile del Museo.

El antropólogo y neófito compositor de sevillanas se acordó de Paco Toronjo y sus referencias bíblicas para inscribir su trabajo en esa variante histórica del género. El espíritu del artista de Alosno saltaba de La Trocha a las inmediaciones de la Gota de Leche.

Entre las sevillanas bailadas y las acústicas hubo un intermedio que Núñez aprovechó para hablar con el público que acudió al estreno. Le preguntaron por la presencia de Portugal en esta efeméride. "Portugal y Castilla competían por el monopolio del planeta; había bulas papales que repartían el planeta como una finca heredada. Los portugueses tenían más méritos en el control de las especias, pero perdieron la carrera".

Magallanes habló tres veces con el rey de Portugal y encontró el silencio por respuesta. Les cantó a sus compatriotas las sevillanas del adiós y llegó a Sevilla. Se nacionalizó español y se casó con la hija del teniente de alcaide del Real Alcázar y las Reales Atarazanas, a cuya Fundación pertenece el propio José Manuel Núñez.

Una portada de Feria y unas sevillanas. Ningún descubridor tuvo tanta gloria. Volantes y lunares para el soñador del Renacimiento. Su osadía cambió la visión plana, ptolomeica del planeta. "Hasta entonces, el final era el abismo". Al circundar el planeta, le hizo requiebros, palabra muy del argot de las sevillanas, a la cartografía clásica. A esos abismos, que no eran precisamente los abismos claros de Romero Murube, sino los del miedo a lo desconocido.

Cinco siglos después, compartiendo honores con las bodas de plata de la gesta lunera de Yuri Gagarin, la semilla de aquellos 300 lunáticos -sólo volvieron 19- es el icono del protagonismo y el liderazgo que la ciudad debe recuperar en el primer cuarto del siglo XXI en que a lo redondo se le denomina global. Al final del acto, todos se sabían el estribillo: "¡Ay mi Sevilla... / Principios y fin / alfa y omega, / de aquella vuelta al mundo, / fue la primera!". Vamos con la segunda.