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Triana estrena la Velá de Invierno

  • Tributo. El alcalde de Sevilla inaugura en Triana la plaza con el nombre de Joaquín Arbide (1941-2021), a dos pasos de la barriada Voluntad donde vivía este todoterreno de la radio, el teatro y la literatura

Triana estrena la Velá de Invierno

Triana estrena la Velá de Invierno

Siempre innovando. Con Joaquín Arbide ayer Triana inauguró su Velá de invierno. Muy cerca de su barriada Voluntad, de esa calle Trabajo en cuyo bar Manzanilla tenía su oficina oficiosa y desde la que se ve una imagen insólita de la Giralda, Arbide ya tiene su lugar. Lo de punto de encuentro le parecería cursi y manido. El alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, descorrió la tela, como un telón de teatro, y se presentaba la obra: Plaza Joaquín Arbide. Gran éxito de crítica y público.

A todos los que fueron, que fueron muchos en este mediodía invernal, se les cruzó alguna vez en sus vidas este extremeño de cuna (Bienvenida, Badajoz, 1941), norteafricano de infancia (Tetuán), trianero de inmortalidad (Sevilla, 2021). Teresa Mora recuerda que fue el primero que hizo un montaje de Alfonso Jiménez Romero, 'La Jaula'. A Joaquín Durán y Enrique García, dos leyendas vivas del periodismo andaluz y nacional, los bautizó Arbide en la radio cuando era jefe de informativos de La Voz del Guadalquivir, donde estuvo entre 1964 y 1977, entre el gol de Marcelino y las elecciones de Suárez. Llega Antonio Álvarez con su voz inconfundible. De los tiempos de Tabanque, que Arbide dirigió cuando dejó el TEU (Teatro Español Universitario).

Miguel, el nieto de Arbide, cautivó al auditorio con sus emotivas palabras

Joaquín tenía un lado Marsillach y un lado Gabilondo pasados ambos por el filtro de su amor a esta ciudad, donde vio crecer a sus hijos Juan, periodista como él, y Ana; y a sus nietos Violeta, Mara, Paula y Miguel. Éste le dijo a su padre cuando lo recogió en el colegio que él quería hablar en el homenaje a su abuelo. "Mi abuelo era uno de los más favoritos familiares para mí, una persona muy respetable que a mí me respetó mucho. Yo lo quiero mucho, es el mejor abuelo del mundo. Antes de que se fuera me dedicó un libro".

Dejó la radio para hacer teatro, "un romántico total, los demás se jubilaron, él renunció a la seguridad de una nómina", dice Santiago Sánchez Traver, que hace medio siglo, cuando quedaba para comer en el segundo chino que hubo en Sevilla, siempre hablaba de "la plaza Joaquín Arbide", porque era donde vivía el hombre de radio y director de teatro, el que adaptó a Ionesco y a Jardiel Poncela.

La delegada del distrito de Triana, Encarnación Aguilar, recuerda que Arbide fue quien le hizo la primera entrevista cuando se estrenó en este destino municipal; a cambio, ella apoyó su nombramiento como trianero adoptivo. Se cruzan las vidas. Arbide hizo un documental sobre la Esmeralda, que tendrá una calle en la Barzola. "Lo único que estamos haciendo con Joaquín es devolverle lo que él tanto nos dio", dice el alcalde, que terminó su intervención con "una cervecita en el Siete, me dicen por aquí". Se sumaron el portavoz del PP, Juan de la Rosa, y la edil de Ciudadanos Inmaculada Ocaña.

La Sevilla de Arbide es como la Roma de Fellini o el París de Vila-Matas. Le dedicó toda una enciclopedia, libros entre la sociología, la historia y el costumbrismo. "Fue un representante de lo que Chaves Nogales hacía, andar y contar", dice Rafael Rodríguez, presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla, entidad que se sumó a este homenaje para tan ilustre asociado. Estuvieron sus dos compañeras, Inmaculada y Esperanza Albea. En un recodo de la calle Esperanza de Triana.

El Portón era su Greenwich Village. Escribió 'Sevilla en los bares', que para él eran como el café Gijón en los textos de Cela y Umbral. Un observatorio, un escritorio. Vivió los años gloriosos de La Voz del Guadalquivir, primero en Guzmán el Bueno y después en Aponte, cuando la dirigía Manuel Benítez Salvatierra. Allí coincidió con Paco Sánchez, Luis Vaquero, Ignacio Martínez, Pilar del Río, Sánchez Araujo, Miguel Acal, Manuel Arroyo. La radio, el teatro (adaptó al brasileño Joao Cabral de Melo Neto, un pernambucano que fue cónsul en Sevilla y estuvo en puertas de ganar el Nobel) y desde 1977 el café-teatro, con montajes únicos en el barco 'Margarita 2', obras de Garmendia o locuras de Manolo Barrios como 'La niña del Jomeini de oro'.

Triana estuvo muy bien representada: Ricardo Miño, Paquito Fernández, Alfonso de Miguel, la ex delegada Isabel Guerra-Librero. Y personajes de sus libros, como Paco Pérez Aguilar, el experto en barcos y puertos que nació el mismo día, mes y año que Paco Gallego y en el mismo lugar (Puerto Real), que aparece en el que sería el libro póstumo de Joaquín Arbide, 'Gracias y desgracias de Sevilla'.

La ciudad de la Gracia de su admirado Joaquín Romero Murube, a quien le dedicó uno de sus libros. El Ayuntamiento aprobó por unanimidad rotular este espacio con el nombre de Joaquín Arbide. Lo hicieron el 22 de diciembre del año 22, aniversario de la muerte de Gustavo Adolfo Bécquer. Su nieto Miguel, que no llegaba al micrófono, dio las gracias por este homenaje a su abuelo, el que escribió un libro titulado 'Sevilla de maestros y pupitres'.

Algunos vecinos seguían el acto desde los balcones. La plaza está rodeada de fortalezas-bares bien pertrechadas para repeler cualquier invasión del tedio o de la inquina. A Joaquín Arbide, tan buen observador, siempre con su libretita, le hubieran hecho gracia las tres virtudes siderales que adornan el nuevo espacio de la ciudad: Hogar, Higiene y Belleza. Atributos de Clarel, supermercado de limpieza. Limpia, brilla y da esplendor. Sevilla reconoce con esta plaza a uno de sus más preclaros académicos de la Impagable Academia de la conversación, el mostrador y la urbanidad. Un caballero andante y contante.

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