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La UPO ensaya terapias contra el cáncer con una sustancia presente en la uva

  • Científicos de la Olavide han diseñado nanopartículas que actúan sobre el cáncer de piel o mama de manera selectiva

Ana Paula Zederenko.

Ana Paula Zederenko. / EP

No sirve sólo la uva para elaborar mosto, ni para decorar un centro de mesa, ni para dar la bienvenida al año nuevo engullendo una docena de ellas. Es mucho más útil, bastante más.

Lo ha demostrado un equipo de investigadores de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), dirigido por Ana Paula Zaderenko, que ha comenzado la fase preclínica para probar terapias inteligentes que ataquen el cáncer de manera selectiva, para lo que se recurre al ácido tánico, una sustancia natural presente en la uva. También en el café. El ácido tánico tiene propiedades antioxidantes, antimicrobianas y antihistamínicas, entre otras.

Dicha sustancia actúa evitando que las células tumorales se reproduzcan e induciendo su muerte, y los resultados in vitro muestran capacidad para reducir tumores como el de piel, sin afectar a tejidos sanos.

Estas nanopartículas han sido dotadas de un sistema que dirige el fármaco exclusivamente a las células tumorales, lo que es posible gracias a un anticuerpo capaz de "leer" las señales que activan su división descontrolada, y a una molécula que dificulta la entrada en células sanas.

Una vez en el interior, el contenido de la partícula se libera, impidiendo la división celular y provocando su muerte programada o suicidio.

"Este compuesto, cabeza de familia de los taninos, es interesante porque, si bien es beneficioso para una célula sana, en una cancerosa no sólo produce interferencias en su multiplicación, sino que la hace entrar en apoptosis, debido al estrés oxidativo, provocando su muerte", explica la responsable del proyecto, Ana Paula Zaderenko.

El trabajo se ha desarrollado sobre el cáncer de piel y de mama, que tienen en común la producción en grandes cantidades de una familia de proteínas clave para la división celular (los receptores del factor de crecimiento epidérmico).

Sobre ella, el ácido tánico actúa de manera preferente interfiriendo la cascada de señales que éstas provocan en el tumor e, incluso, la invasión de otros tejidos.

Anular esta señal biológica se ha convertido, por este motivo, en una diana terapéutica clave en los últimos años.

Si bien el ácido tánico es beneficioso en un organismo sano, el uso en cantidades elevadas puede derivar en efectos secundarios no deseados.

Por ello, una de las líneas de trabajo activas por la Pablo de Olavide es mejorar el sistema de direccionamiento de las partículas para detectar las células cancerosas, incluso cuando mutan.

"Utilizamos anticuerpos que funcionan como un GPS, dirigiendo la partícula hacia el tumor, pero cuando las células mutan dejan de reconocerlas, se siguen dividiendo y lo que uno utiliza ya no sirve", apunta Zaderenko.

Para prevenir esta situación, el equipo de científicos trabaja en un doble sistema de direccionamiento: por un lado, un anticuerpo que actúa sobre dos de esos cuatro miembros, y por otro un "ligando", que actúa sobre los otros dos.

De modo que, si la célula muta para uno de los receptores, los otros seguirían actuando como GPS", subraya la responsable del trabajo.

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