CINCO dibujos de Carmen Laffón y un niño montañesino. Son las últimas adquisiciones de Fausto Velázquez (La Algaba, 1950) en su casa-estudio de San Isidoro, a la que llegó en 1983. "Nació como una cooperativa. Éramos ocho o nueve, la mayoría arquitectos, y cada uno se quedó con una parte. Soy el único que queda". Durante catorce años, fue galería de arte, que inauguró con su amigo Joaquín Sáenz.

Pintor, lector, teatrero, galerista, agitador cultural de mil aristas, Fausto llegó a Sevilla en 1975. "Cuando murió Franco, mi padre me dijo que me fuera a Portugal, 'no aparezcas por el pueblo". Las dos Españas en casa. Su padre hizo la guerra con los nacionales en Castuera (Badajoz), patria del mejor turrón, primer destino de su hijo antifranquista como profesor de Dibujo. Después lo sería en dos institutos de Jerez y uno de Coria, el Rodrigo Caro, donde tuvo entre sus alumnos a la Miss España María José Suárez, al torero Morante e incluso al fotógrafo autor del reportaje.

Del Pasaje de Amores, muy cerca del palacio de los Marqueses de La Algaba, a esta arteria comercial. Pasear con Fausto Velázquez es paladear el oficio de la amistad. Vecino de la tienda del Sevilla, recuerda a los grandes futbolistas que dio su pueblo: Pedro Bazán, que todavía tiene la marca de más goles en un partido (los nueve que el Málaga le hizo al Hércules en Segunda en la 47-48), Cabrera Bazán, que jugó en el Betis y en el Sevilla y durante un tiempo convirtió a Carmen Laffón en algabeña consorte, o Diego Tristán, único futbolista sevillano que tiene el Pichichi (con el Deportivo de la Coruña).

Dos Velázquez y un solo Fausto. Por orden cronológico. 1925. Nace el Bar Europa. "Todas las mañanas compro el periódico en el Salvador y desayuno en el Europa". Rinde pleitesía a Martínez Montañés (1568-1649), que preside la plaza. "Los dos son enormes, Montañés y Juan de Mesa". En Francos se encuentra con su amigo Miguel Caiceo, con quien comparte la pasión por el coleccionismo.

1928. Un cordobés de Lucena pone en marcha en la Cuesta del Rosario Curado Tejidos. Hay retales, se lee en el escaparate. Allí se encuentra con Eduardo Altolaguirre, oncólogo, sobrino segundo del poeta del 27, y con Lola Granados y su marido Paco Moreno, que fue concejal, senador y profesor de Física. "A Fausto lo conozco de la librería Antonio Machado y de desayunar en el Europa". El pintor y galerista coge el guante amistoso. "Con la librería organizábamos muchas cosas juntos. Luis Goytisolo dio una conferencia en la galería". El pintor es sobre todo lector. "Empecé con los franceses del XIX, pasé a los rusos, a los españoles. De allí a la poesía, Cernuda, Lorca, Machado me aburrió siempre, un gran poeta, pero muy aburrido. Yo soy de Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Y por ahí llegué a la novela negra".

1931. Un barbero de Estepa abre junto a la Alfalfa una peluquería en una antigua parada de carros. En 1958, al acabar la mili, se incorpora Enrique Fernández, de Marchena, que le da nombre, el padre del actual peluquero, Manuel Fernández. 1940. Abre la carnicería Almansa. Delicias pirenaicas. Fausto elige el género. Despachan Águeda Peinado y su hija Águeda Almansa, cuarta generación de carniceros.

6 de junio de 1599. En esta casa de la calle Padre Luis María Llop, junto a Morería, nació Diego Velázquez. El pintor de la luz. Allí viven los diseñadores Victorio & Lucchino. "A Fausto lo admiramos como persona y como artista, un artista desperdiciado en Sevilla", dice José Víctor. Entran Caiceo y Domingo Cué, abogado, pariente lejano del cura pregonero. Los inquilinos de la casa han vuelto de Bruselas, donde vendieron la marca España en el Parlamento Europeo. Fausto lleva el nombre de una obra de Goethe, el escritor alemán en el que su admirado Cernuda encontró la metáfora de los juncos que abre la maravilla de Ocnos.