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La batalla de Madrid en la Sevilla de Aníbal González

  • Reflexión. Grupos de madrileños que vinieron a Sevilla el día de su comunidad se hicieron fotos en el banco de Madrid, cerámica de Laffitte, que describe la resistencia del 2 de Mayo

Banco cerámico dedicado a la Comunidad de Madrid en la Plaza de España.

Banco cerámico dedicado a la Comunidad de Madrid en la Plaza de España. / josé ángel garcía

DOS de mayo en el banco de Madrid. Dos madrileñas, Laura y María, las dos de Vallecas, aprovechaban el puente para hacerse fotos en el banco de Madrid en la Plaza de España. Una metáfora de la batalla electoral porque la cerámica de Laffitte se inspira en uno de los cuadros de Goya de la resistencia madrileña contra la invasión francesa. "No viene Vallecas", dice Laura. Los barrios, aunque tengan entidad de metrópolis y equipos que hayan militado en Primera, no vienen en el mapa provincial.

Ha cambiado mucho Madrid desde la Exposición del 29 que quiso rendir tributo a la España de las provincias diseñada por Javier de Burgos. Nueve décadas después, además de la capital, otras nueve ciudades superan los cien mil habitantes. En alguna de esas industriosas urbes cabría la población de varias capitales castellanas. De esas megaciudades madrileñas con más de cien mil almas (datos demográficos de 2018) sólo cuatro aparecen en el mapa: Alcalá de Henares (194.310 habitantes), la ciudad natal de Cervantes; Alcorcón (168.141); Getafe (180.747) y Móstoles, ciudad heorica que es la única que supera los doscientos mil habitantes (206.589).

No figuran en ese mapa sobre cerámica trianera Fuenlabrada (con 194.669 habitantes), Alcobendas (114.864), Leganés (188.425), Parla (125.898) ni Torrejón de Ardoz (128.013). Más de cien mil habitantes suman juntas Pinto y Valdemoro, una al lado de la otra en el mapa de este banco al que se acercan algunos turistas. Madrid es un archipiélago de siglas, la única comunidad con Canarias y Baleares donde se permitía viajar a otras comunidades autónomas.

Eso les permitió pasarse por este monumento de Aníbal González donde hacían reportajes fotográficos de primera comunión y volvían los coches de caballos. El orden alfabético de los bancos de la Plaza de España responde aquí a un orden político. Madrid está entre los paños cerámicos de Lugo y Málaga, ciudades de sendas autonomías también gobernadas por el PP. Madrid es equidistante de la ciudad gallega bañada por el Cantábrico y la andaluza que abraza la Costa del Sol. 500 kilómetros separan Madrid de Lugo; 532, de Málaga. Madrid era un millón de muertos en Hijos de la ira, el libro de Dámaso Alonso, y mañana serán varios millones de electores.

Un mapa que en la Plaza de España va desde el norte de Somosierra, la pista de esquí, hasta Aranjuez, ciudad de reyes, como Luxor, Baden-Baden o Versalles. Madrid tuvo un alcalde nacido en Sevilla, José María Álvarez del Manzano; Sevilla, una alcaldesa nacida en Madrid, Soledad Becerril. No están en el mapa al que se asomaban las vallecanas Laura y María la Alcobendas de Penélope Cruz o la Majadahonda donde durante siete años fueron vecinos Rafael Gordillo y Francisco Umbral, que empezaba así su libro Madrid 1940: "Madrid, mi Madrid, era el fantasma de una ciudad…".

En los ruidos de la campaña algunos quieren rescatar el título de la novela de Agustín de Foxá, Madrid de corte a checa. El 2 de mayo de 1808 aparece en uno de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós que empieza con un cajista que que trabajaba en el Diario de Madrid. Lo terminó de escribir en julio de 1873, en plena Segunda República. Nueve décadas después de la Exposición del 29, Las Rozas casi llega a los cien mil habitantes. En el mapa aparecen topónimos que por diferentes razones tienen un lugar en la historia: San Lorenzo del Escorial, Paracuellos del Jarama, Brunete. No está Galapagar, donde reside uno de los candidatos a las elecciones de mañana. Sí están los dos Colmenares, Colmenar Viejo al norte, donde en agosto de 1985 un toro mató al torero José Cubero El Yiyo, y Colmenar de Oreja, al sur.

Está también Chinchón, la cuna de José Sacristán, pueblo del que hace una maravillosa descripción el hispanista holandés Cees Noteboom en su libro El desvío a Santiago. Con lo apretado que puede estar el escrutinio de mañana, puede ser decisiva la votación de los electores de Sevilla la Nueva, una pequeña localidad que se acerca a los diez mil habitantes. Hermana pequeña de Sevilla la Vieja, el destino de los trenes de Alta Velocidad que unen Atocha con la estación de Santa Justa. Laura y María disfrutaron de un día estupendo en Sevilla y llegaron a Madrid a tiempo de ejercer su derecho al voto. "Arganda sí está", dice una de ellas. Y Meco, topónimo de un pueblo que debe su notoriedad a su prisión. Madrid, en el corazón de la tierra. Con las aguas de Lozoya y Carabaña, junto a las del río Jarama que le dieron a Rafael Sánchez Ferlosio el Premio Nadal. 

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