Los secretos de Adriano: del mercado negro al museo

Una pieza "excepcional"

Una familia de Écija tenía intención de vender la efigie, expoliada de un yacimiento arqueológico, por medio millón de euros

La intervención de la Guardia Civil lo ha 'salvado' y la Consejería de Cultura lo protegerá y exhibirá en el Museo Arqueológico

Los secretos de Adriano: del mercado negro al museo
Los secretos de Adriano: del mercado negro al museo / Juan Carlos Muñoz
Redacción

17 de julio 2019 - 21:07

Entre el negocio del expolio y la "excepcionalidad" del arte. Entre estos dos dispares destinos se ha debatido el busto del emperador romano Adriano que una familia de Écija intentaba vender por medio millón de euros. La intervención de la Guardia Civil ha dado un quiebro a la historia.

La consejera de Cultura de la Junta, Patricia del Pozo, ha destacado este miércoles "la excepcionalidad y la calidad" de busto que fue localizado por la Guardia Civil en una finca privada de la localidad sevillana y que ya tiene nuevo destino: su custodia en el Museo Arqueológico. En estos momentos se encuentra en deposito judicial pero, en cuanto se resuelva el procedimiento administrativo y pase a cargo de la Junta, podrá exhibirse como una destacada pieza del centro.

El busto emperador romano podría estar ya vendido, en una subasta o camino de ella, si no fuera por el trabajo que ha realizado la Guardia Civil, ya que la intención de la familia de Écija era desprenderse de la pieza con una valoración estimada de medio millón.

La consejera de Cultura ha valorado el trabajo de la Guardia Civil como "impresionante", al tiempo que ha agradecido la recuperación del busto para “el disfrute de todos”. De la pieza romana recuperada, la consejera ha celebrado el buen estado de la conservación del mármol y la enorme fama histórica y literaria el emperador representado al que unen “fuertes lazos con esta tierra” y que “tenía que volver a su casa”, en palabras de Patricia del Pozo.

Presentación del busto romano
Presentación del busto romano / Juan Carlos Muñoz

Por su parte, la directora del Museo Arqueológico de Sevilla, María Soledad Gil, ha explicado que, a pesar de unas roturas antiguas que presenta la pieza, su mármol es de “excelentísima calidad”, y ha añadido que se trata de un objeto de importación, de procedencia no hispánica, “estilísticamente muy bien realizada” y los futuros análisis deberán certificar si se trata, como se especula, de material de origen heleno.

El Museo expondrá el busto de Adriano, cuya efigie representa una etapa temprana de su periodo en el poder, de manera conjunta con otro localizado hace algunos años y que pertenece a etapas más avanzadas del emperador, nacido en Itálica, según ha avanzado la directora de la institución.

En la operación, la Guardia Civil detuvo a tres personas de la misma familia que tenían intención de poner la pieza en venta y que se encuentran investigadas por delitos de apropiación indebida y contra el Patrimonio Histórico.

El busto romano del emperador Adriano desde otra perspectiva
El busto romano del emperador Adriano desde otra perspectiva / Juan Carlos Muñoz

Desde su llegada al museo, la escultura ha sido sometida a una limpieza manual de barro y tierras adherida, a la espera de poder realizar una limpieza química en suelo húmedo para eliminar de manera más exhaustiva los residuos que acumula, para su “completa restauración y consolidación”, según ha detallado Soledad Gil.

A causa de la excepcionalidad de la pieza, las primeras estimaciones apuntaban al alto precio que habría podido adquirir en el mercado negro o en el ámbito de las subastas, que pudo superar los 500.000 euros, según ha precisado la Junta de Andalucía en un comunicado. En el mundo sólo se conservan cinco modelos parecidos a este busto, con coraza y manto militar, localizables en ciudades como Roma, Florencia o Nápoles.

Patricia del Pozo ha asegurado, de otro lado, que desde el Gobierno andaluz están buscando un “enclave emblemático” para exponer las piezas del Museo Arqueológico de Sevilla durante la duración de las obras que comenzarán en 2020 y que está previsto que duren tres años. De esta forma, se busca que no se “corte” la investigación que alberga el museo y para que no se impida la visita a las obras. Mientras una “buena parte” de las obras serán expuestas, las restantes serán custodiadas en un almacén.

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