Si de repente pasas por el casco antiguo de Estocolmo (Suecia), y sucede que una calle te parece familiar desde la ventana de la galería Gamla Stan en Köpmangatan -justo al lado del museo del Nobel en el centro de la "ciudad antigua"-, igual has reconocido la calle Alhóndiga de Sevilla. Se trata del cuadro que abre la exposicion de Pablo Castilla esta semana hasta el dia 26 de febrero.

Pablo es un artista sevillano que vive en Norrbotten, el norte de Suecia y parte de Laponia desde hace diez años. Después de retomar los pinceles en 2019 y ya en Boden (la ciudad de la que es originaria su mujer) empezó a pintar Laponia, aunque siempre desde el color y las luces andaluzas.

La calle Boteros.

Si se le pregunta, dice que es para sobrevivir al invierno, que es la traducción a frío y oscuridad del larguísimo verano sevillano, pero ahora ha pasado de pintar para aguantar seis meses de invierno a intentar mostrar su vision del norte extremo, a 100 kilómetros del círculo polar, desde los ojos de alguien criado en la calle Arroyo.

Ahora muestra sus obras con otros artistas en Estocolmo, y entre ellas estan varias de Sevilla: desde la Escuelas Pías a la calle Boteros y el Barrio Santa Cruz en medio de las calles estrechas y empinadas del barrio viejo de Estocolmo.