Las comisarías de la Policía Local de Sevilla se convierten en perreras los fines de semana
El Ayuntamiento de Sevilla carece desde febrero de un servicio que retire los animales de las calles fuera del horario de trabajo del Zoosanitario
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La falta de un servicio municipal que recoja los animales abandonados en la vía pública en las horas en las que no trabaja el Zoosanitario está provocando verdaderos problemas para los policías locales de Sevilla, que son los que finalmente se encargan de asumir estas tareas. Se llevan los animales a las comisarías y allí permanecen hasta que reabre el Zoosanitario, que sólo funciona de lunes a viernes en horario de mañana. El pasado fin de semana, los agentes de la Policía Local recogieron un vencejo herido, que finalmente murió en la comisaría, y un cachorro de perro al que tuvieron que dar calor con el abrigo de uno de los agentes.
Desde el pasado mes de febrero, el Ayuntamiento de Sevilla no tiene contrato con la empresa privada que se encargaba de recoger los animales fuera del horario de trabajo del Zoosanitario. Este servicio no tiene personal suficiente para trabajar por las tardes y noches y los fines de semana, y el Consistorio expiró los plazos para contratar una nueva empresa privada que se encargara de este cometido.
Esto ha provocado que, cuando alguien ciudadano encuentra un animal abandonado y llama a algún teléfono municipal o al 112, finalmente es la Policía Local la que se hace cargo del asunto. "Ya estamos acostumbrados a ver perros atados en distritos policiales o en la Jefatura pasando la noche o el fin de semana, siendo alimentados por los propios policías", apuntó el representante del CSIF en la Policía Local de la capital andaluza, Santiago Raposo.
Cada vez que entra una llamada de este tipo, asegura este representante sindical, termina recayendo en el policía del distrito, "que ha de buscarse la vida para hacerse cargo del animal". "La profesionalidad de los compañeros hace que se vuelvan locos haciendo gestiones para localizar al dueño. A veces lo consiguen, pero otras veces es imposible y trasladan al animal a alguna sede policial hasta que el zoosanitario tiene servicio y lo retiran".
El pasado fin de semana, los policías locales se hicieron cargo de un vencejo herido, que terminó muriendo en la comisaría, y también de un perro al que una indigente había dado de beber cerveza y se encontraba en un grave estado de salud. Los policías llevaron al animal a una clínica veterinaria y pagaron la factura de su bolsillo.
CSIF anima a los policías a no trasladar más animales a las sedes policiales, sino a dejarlos atados en la vía pública y custodiados por los agentes hasta que acabe el turno y que los siguientes policías les hagan el relevo y sigan con la custodia. "Los vehículos policiales no están adaptados para trasladar animales y nuestras sedes tampoco están adaptadas. Además, a veces tratamos con perros potencialmente peligrosos y pueden atacarnos".
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