El verano y la conciliación en Sevilla: "Me sale más barato mandar a las niñas a Gales"
Acaban las clases y comienza la misión imposible: campamentos, abuelos, turnos cruzados y vacaciones partidas para sobrevivir al verano
"No somos huevos, no nos frías", la protesta de los alumnos de un colegio de Sevilla por el calor
Las familias suspiran ante la temida pregunta de cada mes de junio: "¿Y qué vas a hacer con los niños?": “¿Qué te voy a contar yo del verano, del mundo de padres...?”
Quien puede se encierra en un despacho en casa a teletrabajar, con las ocurrentes y divertidas (o no) interrupciones de los niños. Las familias que no tienen esa opción, tienen que inventar y diseñar un verdadero cuadrante de organización, digno de un controlador aéreo, para lograr que el verano se parece en algo a un descanso y no se convierta en un infierno.
La odisea de conciliar en Sevilla durante las vacaciones escolares
El fin del curso escolar vuelve a poner contra las cuerdas a muchas familias sevillanas, y en especial a aquellas con recursos limitados, que hacen del verano una prueba de resistencia logística, emocional… y económica.
“Si en invierno ya es difícil haciendo encaje de bolillos... pues imagínate en verano" resume con Inma Gutiérrez, madre de dos niñas mellizas que aún con 11 años, no pueden quedarse solas en casa mientras los padres trabajan. Este año, ha tirado de una buena combinación de campamentos dentro y fuera de Sevilla, abuelos y “lo que se pueda”.
Campamentos… si puedes pagarlos
Los campamentos de verano son la opción más habitual para llenar las mañanas de los pequeños mientras los adultos trabajan. Pero no son aptos para todos los bolsillos, además de que terminan en torno a las 15:00 de la tarde. “Cuando las mías eran pequeñas, en agosto no había nada. Había uno… ¡y eran 500 euros la semana!”, recuerda Inma.
Hoy el campamento no suma esa cantidad, pero si alcaza esa suma al mes por niño. Si hay más de un niño en casa: suma y sigue. Por no hablar, además, de las altas temperaturas que alcanzan los centros escolares sin el aire acondicionado que están provocando múltiples protestas.
Este 2025, Sevilla cuenta con múltiples opciones en diferentes centros como San Francisco de Paula, CEU San Pablo, Salesianos Trinidad, Sagrado Corazón, o Yago School, así como en centros públicos como el CEIP Elcano o distritos municipales como Triana o Los Remedios, que organizan actividades gratuitas o de bajo coste.
Aun así, los precios, la falta de plazas o la escasa cobertura horaria dificultan su viabilidad como solución única. “Ahora estamos entre el campamento del cole, que abrieron hace dos años, y uno en el gimnasio Enjoy, que tiene rocódromos, saltos… aunque los días de calor les ponen una peli y un abanico, y punto”, cuenta resignada.
Abuelos, turnos cruzados y otras estrategias de emergencia
Cuando no hay campamento (o no alcanza el presupuesto), las familias recurren a fórmulas clásicas: abuelos, vacaciones partidas o relevos entre familiares. “Este año, entre que los problemas familiares, y que todos estamos así...", cuenta Inma, "estamos todo el verano dando tumbos, un día teletrabaja mi marido, otro día yo... y así".
Aunque no es su opción favorita, este año Inma ha cedido a que sus hijas se estrenen en un campamento con noche fuera. “Su padre piensa que les puede venir bien, así que probaremos, y se van una semana a Ronda. Van muchas niñas de su clase y me han hablado muy bien de él”.
No hay una única respuesta válida, y la mayoría de las familias terminan combinando opciones para llegar a septiembre: “una semana en casa, otra con los abuelos, otra en la playa… como se pueda”. “En verano me sale más económico llevarlas a Gales, con tal de que alguien las entretenga. Y ya el año que viene, si Dios quiere, se quedarán solas en casa. Ya son mayorcitas… y ya vamos viendo la luz”.
Maratón mental
Inma no es la única. Rosa, docente en un centro de educación infantil, ve el verano algo más fácil: "La suerte es que el padre de las niñas puede trabajar desde casa y las niñas, de 11 y 7 años se portan bien. Aunque a veces tenemos que poner carteles en el despacho", cuenta entre risas: "¡'Silencio!, haciendo entrevista por teléfono".
Rosa mantiene que ya por las tardes inventan qué hacer, jugando o yendo a la piscina, pero eso sí: la segunda quincena de julio, a la playa con los abuelos; al igual que Nuria, otra madre de la pequeña Marisa (11 años): "mi idea es dejarla con mi madre cuando tenga que trabajar y esté conmigo en lugar de con su padre. Si no queda más remedio buscaría algún tipo de campamento, pero en principio ya mi idea es tirar de abuelos, que es muy socorrido", apunta.
También te puede interesar
CONTENIDO OFRECIDO POR SÁNCHEZ ROMERO CARVAJAL
CONTENIDO OFRECIDO POR HOTEL ALFONSO XIII
Contenido Patrocinado
CONTENIDO OFRECIDO POR AMAZON