Una ciudad desierta apenas fugazmente atravesada por vehículos oficiales y de servicio público, la imagen nocturna de una Sevilla inédita que da cuenta de hasta qué punto los ciudadanos están cumpliendo con la orden de permanecer en sus hogares para frenar el contagio del coronavirus Covid-19.

Todavía de día es posible atisbar algo de la Sevilla previa al confinamiento, personas que, muchas de ellas con mascarillas y guantes de látex, escapan por unos minutos del encierro para realizar las compras imprescindibles; trabajadores al pie del cañón en mercados, farmacias, quioscos o tiendas de telefonía -¿se imagina quedarse sin teléfono justo ahora?-; policías, miembros de la UME o el bendito personal sanitario. Pero con la noche, en las calles, cualquier presencia humana se diluye, algo que la cámara de nuestro compañero Juan Carlos Muñoz ha captado con su habitual pericia.