Las colas vuelven al Alcázar. Hay que tirar de memoria para recordar una estampa como la que se ha visto este sábado en el principal enclave monumental de la ciudad. La hilera de visitantes para acceder al palacio mudéjar empieza a asemejarse a la que existía antes de que la pandemia hiciera saltar por los aires el boom turístico que vivía la capital andaluza. Un hecho que se produce en el primer fin de semana de movilidad plena en Andalucía, donde muchos sevillanos han optado por quedarse en la ciudad y bastantes foráneos por venir a Sevilla, ya que el tiempo –con temperaturas que apenas superaban los 20 grados– no invita a irse a la playa.

Cierto es que en esta cola de visitantes lo que más abunda son autóctonos y andaluces procedentes de otras provincias. Extranjeros, por ahora, muy pocos (salvo algunos portugueses), como constatan los hoteleros, que confían en que a partir del 9 de mayo, cuando acabe el estado de alarma, puedan venir turistas, al menos, de otras comunidades y reactivar uno de los sectores más dañados por la pandemia.

Para entonces, quienes acudan a la capital hispalense tendrán otro aliciente para visitarla: las visitas turísticas volverán a la Catedral el lunes 10 de mayo. Así lo ha decidido este sábado el Cabildo Catedral en sesión capitular. El recorrido por el templo metropolitano se hará siguiendo las medidas de seguridad vigentes para hacer frente al Covid: con aforos limitados, manteniendo el distanciamiento entre personas, con mascarillas y gel hidroalcohólico.

El Cabildo Catedral también apunta que las visitas se reiniciarán “de forma progresiva y siempre en función de la evolución de la pandemia”. “Nuestra prioridad es la seguridad de los visitantes”, asegura este órgano rector del templo principal de la archidiócesis.

La Avenida de la Constitución repleta de gente en esta jornada festiva.

Además de la visita general a las distintas dependencias catedralicias (incluido el tesoro), a partir del 10 de mayo se ofrecerán dos modalidades de visitas guiadas a las cubiertas y al interior de la Catedral y la Giralda.

Esta reapertura supondrá un importante alivio para las arcas de la Iglesia de Sevilla, bastante mermadas desde 2020 a consecuencia de los cierres al turismo en la Catedral, que constituye la principal fuente de ingresos para la archidiócesis. De hecho, muchos proyectos de restauraciones en templos y bienes muebles han tenido que paralizarse o no desarrollarse por la falta de estos fondos.

Este sábado festivo también ha dejado las terrazas de los bares llenas en el primer fin de semana con los nuevos aforos permitidos y con el horario de apertura ampliado hasta las 23:00. La hostelería empieza, así, a salvar una temporada de primavera que, pese a haber sido bastante buena durante la Semana Santa, ha estado una quincena con la actividad restringida (hasta las 20:00) cuando comenzó la escalada de la cuarta ola, que finalmente no ha sido tan explosiva (en número de contagios) como las anteriores.

La terraza de un bar junto a la Torre del Oro, repleta de clientes.

De esta forma, con los bares llenos, las colas en el Alcázar y la llegada de visitantes de otras provincias andaluzas –incluso de portugueses–, Sevilla va recuperando la imagen de la ansiada normalidad que tanto se echa de menos cuando llegan estas fechas en las que lo que más apetece es pisar la calle.