El dictador y los años del charleston

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El dictador y los años del charleston
El dictador y los años del charleston

Hoy se cumplen cien años del pronunciamiento del general Miguel Primo de Rivera siendo capitán general de Cataluña. Inauguró un periodo de casi siete años, hasta que el 30 de enero de 1930 presentó su dimisión al frente del Gobierno ante el rey Alfonso XIII. Dictadura y Cultura, dictadura y libertad creadora parecen términos antagónicos, pero la historia de España y de sus vanguardias no se entiende sin lo que ocurrió en esa década de los veinte, la del charleston.

Nacido el año que muere Bécquer y asesinan a Prim, el militar jerezano era por cuna de la generación del 98. Algo más joven que Valle-Inclán y que Unamuno, que fue uno de sus más encarnizados adversarios, un poco mayor que Baroja y Azorín. Su etapa dictatorial coincide con la generación del 27, con la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Estuvo en su inauguración el 9 de mayo de 1929 (como consta en el cuadro de Alfonso Grosso que preside el Cuarto del Almirante del Alcázar) y presentó la dimisión en el paso del ecuador del certamen. Cuando se clausura, ya ha fallecido.

Con fama de trabucaire, coincidió con una época de esplendor cultural. En la Cabalgata de Reyes del Ateneo de 1924, la primera bajo su mandato, al rey Gaspar lo encarnó Jacinto Benavente, dramaturgo que dos años antes era galardonado con el premio Nobel de Literatura. Caballero Bonald es paisano por nacimiento de Primo de Rivera. En el primer volumen de sus Memorias, no lo menciona. El escritor tenía tres años cuando muere el dictador y cuenta que su primera visión del mar, en Sanlúcar de Barrameda, la vivió en 1935, el año que hizo la primera comunión.

El mismo 1923 que Primo de Rivera se pronuncia y convierte al Ejército en columna de su gobierno, un jurado del que formaba parte Antonio Machado le concede el premio Nacional de Literatura a Rafael Alberti por su poemario Marinero en tierra. Ese mismo año, los hermanos Machado, algo más jóvenes que el dictador (Manuel de 1874, Antonio de 1875), empiezan su fructífera colaboración de autores teatrales. La cima de esta hermandad será el estreno el 9 de noviembre de 1929 de La Lola se va a los puertos, con Lola Membrives. Con motivo de las cien representaciones, en el hotel Ritz los hermanos Machado reciben un homenaje ese mismo año al que acuden Miguel Primo de Rivera y José Antonio, el mayor de sus hijos, abogado y fundador de Falange.

Federico García Lorca empieza en 1923 a perfilar la historia de Mariana Pineda, que estrenará cuatro años más tarde, en 1927, en Barcelona, con la compañía de Margarita Xirgu y trajes y decorados de Dalí y del propio Lorca. El poeta granadino participa entre el 16 y el 22 de diciembre de 1927 en Sevilla en el homenaje a Góngora en el tercer centenario de su muerte que será la ceremonia bautismal de la generación del 27. El mes de mayo de 1929 que se inaugura la Exposición Iberoamericana de Sevilla, Lorca viaja a Nueva York. En marzo ya está en La Habana y en esta ciudad debió conocer la noticia de la muerte de Primo de Rivera. El poeta regresa a España en junio de 1930, el mes que se clausura la Exposición del 29.

Unamuno y Primo de Rivera vivieron la controversia de los casinos. El catedrático, poeta y novelista publicó en 1919 un artículo titulado El Ejército no es un casino, criticando la expulsión de 25 alumnos de la Escuela Superior de Guerra que ya provocó un primer enfrentamiento con el general jerezano. En conversaciones con su sobrino José María Pemán, decía el militar de su política que “basada en intuiciones y gallardías, la había aprendido en el casino de Jerez”. Primo de Rivera ordenó el destierro de Unamuno, que conoció la humillación de que el dictador fuera nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Salamanca.

La dictadura de Primo de Rivera coincide también con el comienzo de la Liga en el fútbol español. Las dos primeras temporadas, la 28-29 y la 29-30, tienen lugar en ese periodo. Las ganaron el Barcelona y el Athletic de Bilbao respectivamente, siendo Pichichi como máximo goleador Bienzobas la primera y Gorostiza la segunda. La tercera temporada se disputó bajo la Dictablanda de Berenguer y la cuarta ya en plena Segunda República.

Esplendor en la poesía, en la arquitectura (muchos de los edificios de la Avenida de la Constitución, antes José Antonio, son de esa época, aunque el dictador aparta a Aníbal González de la Exposición), en el fútbol, en el teatro, en la aviación, en el comienzo del cine… y en el toreo. En el libro de Alfonso Braojos sobre Alfonso XIII y la Exposición Iberoamericana, aparece Primo de Rivera acompañando a los reyes Alfonso y Victoria Eugenia en el palco de la Maestranza presidiendo una corrida el 20 de abril de 1925.

Hace cinco años que un toro había cogido mortalmente a Joselito. Belmonte tiene 33 años. La terna de esa tarde la formaban tres toreros muy jóvenes. Por edad, podían ser de la generación del 27. El paseíllo lo hicieron Manuel Jiménez Moreno, Chicuelo (1902-1967), cuya estatua acompaña a Caracol y la Niña de los Peines en la Alameda, Victoriano Roger, Valencia II (1898-1936) y Martín Agüero (1902-1977). A Chicuelo le había dado la alternativa Belmonte. A Valencia II se la dio Granero. No lo mató un toro, murió fusilado el 18 de diciembre de 1936, el día que cumplía 38 años. Martín Agüero, reputado como uno de los mejores estoqueadores de su época, nació en Bilbao, donde un pasodoble y una calle llevan sus apellidos.

El 28 de abril de 1928, se inaugura el hotel Alfonso XIII. Por su familia, Primo de Rivera estaba emparentado con Pemán. Por la de su mujer, Casilda Sáenz de Heredia, con el cineasta que dirigió películas como Historias de la radio o Raza, con Franco camuflado como guionista. La esposa de Primo de Rivera era hermana del padre del cineasta. Al ser éste primo hermano de José Antonio, en el 36 fue llevado a una checa de Madrid de donde lo liberó su amigo Luis Buñuel. En 1925 fueron trasladados a España los restos de Ángel Ganivet, el escritor y diplomático granadino que se quitó la vida en Riga, la capital de Letonia donde era cónsul.

Primo de Rivera muere en París en marzo de 1930, la misma ciudad donde antes había muerto Isabel II y después lo haría Diego Martínez Barrio. Una reina y un presidente de la República. Los dos regímenes entre los que bailó charleston este militar jerezano que se despidió de la Historia en marzo de 1930, el mismo mes y año que Fernando Villalón, el poeta del 27 y ganadero que soñaba con criar toros que tuvieran los ojos verdes.

Francisco Correal

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