Sevilla

El drama de Torreblanca

  • Es el barrio en el que más crece el desempleo, con una mayoría de trabajadores que proceden de la construcción

Alfonso Chincoa cruza la plaza Salvador Valverde para dirigirse al centro cívico de Torreblanca. Va a sacar dos películas de la biblioteca para poder pasar el fin de semana sin darle demasiadas vueltas a la cabeza. Lleva en el paro siete años, dice. "Vivimos gracias a mi mujer, que se levanta a las cinco de la mañana, coge la moto y se harta de limpiar casas". Chincoa, de 49 años y padre de dos niñas, es oficial de albañilería. Desde 2009 ha hecho dos trabajos. "Dos chapuces", corrige. Cambió dos bañeras por sendas placas de ducha. "Mi último año bueno en los albañiles fue 2007. Después, en 2009, estuve en la escuela taller del barrio. Ahí aprendí cosas. Yo apenas había tocado el estuco o la perlita. Y el barrio se benefició porque hicimos arreglos en las calles. 2009 fue el último año en el que cobré 14 pagas. Desde entonces he agotado todo: el paro, la ayuda familiar... Si pudiera me iba ahora mismo a Londres, que sé que sin saber inglés también hay trabajo. Pero tengo 49 años y la edad juega ya en mi contra, se me va pasando el arroz".

Su historia es la de muchos vecinos de Torreblanca. Si uno se queda parado un rato en la puerta del centro cívico le pasarán por delante decenas de personas con una vida parecida. Trabajadores de la construcción que llevan años en el paro, con escasos o nulos estudios y con una edad con la que saben que difícilmente les va a contratar a nadie. Tratan de empalmar una ayuda con otra para llevar una pequeña cantidad de dinero a casa, lo mínimo que se despacha para pagar la comida, la luz y el agua.

Manuel Mejías, de 56 años, no trabaja desde hace cinco. Vive con los 426 euros de la ayuda familiar y con la pensión de uno de sus hijos, que padece síndrome de Down. "Tengo otro hijo con 21 años que no trabaja, sin estudios, no tiene ni siquiera el graduado. Está echando currículos y lo del PACA (Programa de Ayuda a la Contratación), pero de momento no ha trabajado nunca. Es lo que más me preocupa porque yo, con 56 años, difícilmente voy a encontrar nada", explica. Cuenta que durante la época buena de la construcción supo ahorrar y vendió uno de los dos pisos que tenía, lo que le permite disponer de un colchón que otras familias no tienen.

El presidente de la asociación de vecinos Tres Calles, Antonio Guisado, recibe a este periódico en la puerta del centro cívico. "No me extraña que sea el barrio en el que más ha crecido el paro. Sólo hay que preguntarle a cualquiera que pasa por la calle", dice. A unos metros un hombre rebusca en la basura, abre un contenedor y, de un salto, se introduce en él. "A éstos les quiere multar el alcalde".

Otro sector clave que daba trabajo a una masa importante de población del barrio es la venta ambulante, que ha experimentado una fuerte caída. Familias enteras de Torreblanca iban cada día de pueblo en pueblo por los distintos mercadillos y se ganaban la vida. Ahora no pueden. Otro problema vital del que alerta Guisado es el de los jóvenes. Muchos de ellos carecen de estudios o tienen sólo los más básicos. Alejandro Lao y José María Torres son dos ejemplos. El primero tiene 22 años y no ha trabajado nunca.

Dice que ha repartido currículos en numerosos bares, almacenes y empresas y que está dispuesto a trabajar de lo que sea. Tiene hecho hasta cuarto de Secundaria. Su familia está formada por cuatro personas y ninguna trabaja. Viven de los 426 euros de de la ayuda familiar. Cuando se le pregunta cómo viven cuatro personas con este dinero, tuerce el gesto y duda. "Mmm... Pues... Con problemas para llegar a fin de mes". Su amigo, José María Torres, ayuda en un quiosco familiar del que viven seis personas. Acaba de cumplir 18 años y actualmente no se plantea otra cosa que echarle una mano a su familia con este negocio.

El representante vecinal recuerda que hay una escuela-taller funcionando en el barrio, aunque estuvo a punto de perderse. Sin embargo, es evidente que es insuficiente. "Las administraciones tienen que hacer algo. Hace falta un plan de empleo y no que cada administración haga la guerra por su cuenta y eche en cara lo que no hace la otra. Yo no quiero guerras, quiero que se haga algo, porque las colas de mujeres para recoger comida en la delegación que tienen las hermanas de la Cruz en el barrio son cada día más largas. Y ahí nadie se pone por gusto".

Torreblanca fue en sus inicios, en los años cuarenta del siglo pasado, un barrio de autoconstrucción poblado principalmente por obreros y campesinos. El barrio se amplió con las viviendas de los presos políticos del franquismo que fueron utilizados en la construcción del canal cercano. En los ochenta la droga hizo estragos. Hoy sigue teniendo una mayoría de la población obrera y humilde. Hasta 2011 fue un bastión del PSOE. Sólo se comprende que el PP ganara aquí en las últimas elecciones municipales por el desgaste de Monteseirín y de Zapatero. En los tres años de Zoido al frente de la Alcaldía el efecto de la crisis económica no sólo no ha remitido, sino que se ha agravado.

De Torreblanca también han salido profesionales liberales. "En el IES siglo XXI ha salido un chaval con una de las mejores notas de Sevilla. También tenemos abogados y periodistas, por ejemplo, que son un orgullo para el barrio. Aunque muchos no estudiaban porque ganaban más dinero en los albañiles y se preguntaban para qué iban a estudiar", lamenta el representante vecinal. "Si hoy ni siquiera los universitarios tienen trabajo..."

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