La embajada de Lego y Playmobil

DE MARTINA

Difícilmente montará un negocio serio un tipo que sonríe y cuenta casi orgulloso que ha sido embajador de Lego durante todo un año, en el que iba a actos, participaba en foros... Pero tampoco es imposible. La prueba es De Martina, la tienda que acabó montando la mujer del diplomático, Cristina Gómez, y en la que terminó por trabajar el propio Juan Macías. Era, parece, inevitable.

Un par de años después, han convertido su idea en el mayor distribuidor nacional de Lego y de Playmobil, sobre todo gracias a las ventas a través de su web, aunque cada vez funciona mejor la tienda. Su gran ventaja es su enorme catálogo. "Tenemos siempre tres años de catálogo de Playmobil en la web y unas 600 referencias en la tienda. Y en Lego tenemos más que nadie, porque en España hay poquito, sobre todo en tiendas. Es más de culto", aclara Juan.

Y ahí andan, con mucho trabajo, aseguran, pero "contentos". Porque los juguetes pueden ser un asunto muy serio, y son numerosos los clientes entraditos en años que se lo toman así. Por ejemplo, "uno de veintipocos años, que viene a la tienda porque le gusta estar un rato por aquí. Mira, charla, compra algo y se va", cuenta Juan, que habla de otros clientes fieles: "Tenemos un jubilado que era aficionado a las maquetas de tren y se ha pasado al Lego, o el antiguo ferretero del barrio, que compra Lego de la línea Technic". Estos juegos de construcción tienen incluso aplicaciones terapéuticas, y ayudan a mejorar la destreza manual. Y esto vale para cualquiera, porque Lego tiene una amplia gama de productos tanto por temática como por edad.

Y luego están los clicks de Playmobil, notables para sacar una sonrisa a quienes hace años dejaron atrás la infancia. Y que siguen teniendo tirón: la muerte de su creador, Hans Beck, está entre las noticias más leídas de la semana en la prensa digital. Conceden Cristina y Juan que los clientes habituales de Playmobil saben lo que quieren, que a menudo buscan referencias muy concretas, y que no es exactamente el público que ellos esperaban. "Creíamos que íbamos a tener mucha gente mayor, que la hay, pero también vienen muchos niños. Y siguen jugando con lo de siempre: los policías, los bomberos, los caballeros", relatan al alimón. Pero esta afición infantil tiene truco, y acaban por contarlo: "Son niños a los que trae gente mayor de su familia adepta al Playmobil para que tengan su misma afición". La prueba: algún niño ha habido que antes de nacer tenía esperándole una completa colección de clicks, vendida en De Martina.

Pero Playmobil tiene además otro público, que se ha notado mucho en Navidad. ¿Y esta gente qué compra? Fácil: lo que sale en la tele. Este año ha sido el castillo portátil, y Cristina y Juan ya saben qué se venderá mejor a finales de 2009: la línea egipcia, pirámide incluida, que aún no ha llegado a España, en teoría, porque Playmobil tarda un año en vender sus productos desde que los presenta en Alemania. En teoría.

También trabajan en la tienda otros juguetes, con marcas como Famosa, Mariquita Pérez o Djeco, de exclusivos diseños. Y son importantes para la pareja de empresarios, que ha notado un notable aumento de sus ventas de juegos educativos, para aprender a multiplicar o practicar inglés, o de juguetes de madera, de más calidad. Por no hablar de la Nancy comunión, estrella de la temporada sólo porque es la única que Famosa no ha transformado. Ya se encargan luego los clientes de ampliar su vestuario. Y así se consolida De Martina, como refugio de padres que huyen de las consolas y buscan asesoramiento antes de comprar, no necesariamente para sus hijos.