Empeora el tráfico en la Macarena por el avance de las obras del Metro de Sevilla

Los sevillanos consultados admiten que lo peor está por venir en septiembre con la vuelta de las vacaciones de verano y cuando empiecen los colegios

Critican que las obras del Metro dificultan el acceso de los servicios de emergencia al Hospital Macarena

Las obras del Metro de Sevilla avanzan con cortes de tráfico junto al Hospital Virgen Macarena

""Tenemos que sufrir las consecuencias de la obra del Metro para después poderlo disfrutar" / Juan Carlos Muñoz

El avance de las obras del Metro de Sevilla en la Macarena, con el tráfico encauzado por un solo carril en Doctor Fedriani y San Juan de Ribera y un gran cajón de obra frente al Hospital, ha empeorado la circulación en esta zona. La reducción a un solo carril de paso está provocando desde primeras horas de este lunes largas colas de vehículos en este eje neurálgico de entrada norte a la ciudad. Y lo peor está por venir en septiembre con la vuelta de las vacaciones de verano y cuando empiecen los colegios, reconocen los sevillanos consultados.

La avenida San Juan de Ribera, en su acceso desde la ronda histórica, se ha convertido en una gran bolsa de aparcamiento ilegal (justo frente a la entrada del hotel Macarena) controlada por gorrillas que se ganan un euro de cada incauto conductor que deja su coche allí. El único acceso para los vehículos por esta avenida es para dirigirse al aparcamiento subterráneo situado en esta misma vía.

Los sevillanos consultados son conscientes de los beneficios que va a traer el Metro, pero no por ello dejan de admitir los inconvenientes que supone una obra de esta dimensión en avenidas centrales de la Macarena. Y valoran cómo ha cambiado la situación del tráfico tras la limitación de paso por un solo carril.

Eduardo, taxista estacionado en la parada del Hospital, recalca que para disfrutar del Metro "tenemos que sufrir las consecuencias de la obra para después poderlo disfrutar" y es consciente de que lo peor puede venir en septiembre. "Ya veremos en septiembre, cuando venga toda la gente, cómo está el tráfico. Entonces es cuando lo podremos evaluar de la mejor manera".

"Es que las obras son así. Las obras si quieres hacer una obra grande tienes que joder a mucha gente. La cuestión es que el que tenga que pasar por aquí todos los días lo acepte bien. Claro. Solamente han dejado un carril. Sí, a mí me afecta, pero como no estoy trabajando no me afecta tanto. Al que esté en la calle trabajando todos los días es al que habría que preguntarle", comenta un vecino de León XIII, ya jubilado, muy crítico con la reorganización del tráfico que le han hecho en su zona y en Cruz Roja, y con las décadas que los sevillanos llevamos esperando que se complete la red de Metro. "¿Esta línea cuánto va a tardar, otros 40 o 50 años? ¿Lo veremos?", se pregunta.

Manuel, vecino de Camas, explica que ha sorteado el corte de tráfico tirando por Torneo y que por ahora la circulación va bien. Se lamenta del corte reciente de hace un par de días. "Tuvimos que dar una vuelta gigantesca para incorporarme otra vez para ir a Camas. Eso no me pareció bien. Tuve que irme por Kansas City y desviarme lo más grande. Le dije a la policía que no se puede cortar ahí y mandar los coches para donde ellos quieran.

Faustino, vecino de Villanueva del Río, que va a una consulta de cardiología al Hospital Macarena, admite que está desorientado por todos los cambios, pero tiene la filosofía de que "si algo queremos, algo nos cuesta". Y añade que "por la cara no viene nada" y que "lo que hay que tener es sentido común".

Guillermo, constantinero que actualmente reside en La Rinconada, acaba de aparcar su coche donde ha podido y se encuentra observando qué línea de autobuses le conviene más a "porque esto está relativamente bien ahora mismo, pero cuando llegue septiembre y octubre ya veremos. Tenga usted en cuenta que estamos a 11 de agosto".

Inma, propietaria de un estanco en Doctor Fedriani, señala que lo peor de la obra es que aleja la clientela a los negocios por las dificultades de accesibilidad y el traslado de las paradas de autobús, tanto los de los pueblos como los de Tussam. "A mí que no me pasen por la puerta ya es un 40% o 50% menos de clientela", lamenta. Subraya que le teme a lo peor que puede venir. "El largo plazo. A ver quién sobrevive a largo plazo. Lo que nos interesa es el día a día. Yo dentro de cuatro años no sé si estaré aquí o si no estaré. Cuatro años es mucha tela".

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