HORARIOS Centros comerciales abiertos en Sevilla el 1 de mayo

Mencía Ruiz | Profesora de Psicología y directora del servicio de Atención Psicológica de la Universidad Loyola Andalucía

"La ansiedad es mayor en los jóvenes por la sobrexposición a noticias negativas en redes sociales"

  • La psicóloga explica las claves sobre cómo se encuentra la salud mental de los ciudadanos tras más de un año en pandemia médica, anímica, económica y social

La profesora de Psicología y directora del servicio de Atención Psicológica de la Universidad Loyola Andalucía, Mencía Ruiz, en la sede de la universidad.

La profesora de Psicología y directora del servicio de Atención Psicológica de la Universidad Loyola Andalucía, Mencía Ruiz, en la sede de la universidad. / Juan Carlos Vázquez

La pandemia ha empeorado la salud mental de toda la población. Los efectos del aislamiento social, la crisis económica y el miedo a la enfermedad han disparado la depresión y la ansiedad en los adultos y han generado cambios de humor o en la manera de ser de los más jóvenes. La profesora de Psicología y directora del servicio de Atención Psicológica de la Universidad Loyola Andalucía, Mencía Ruiz, explica en esta entrevista qué está pasando en la cabeza de los ciudadanos tras un año de pandemia médica, anímica, económica y social.

- ¿Cuál es el principal impacto mental de la pandemia en la población general?

- La pandemia por coronavirus ha generado un empeoramiento de la salud mental en la población hablando en términos generales. Es cierto que la sintomatología ha ido variando. En un primer momento fue más predominante la respuesta de ansiedad por el desconocimiento de la situación y la potencial amenaza percibida. Mientras que una vez que las perspectivas de normalidad disminuyen y se prolonga la situación de encierro, se ha evolucionado hacia una sintomatología más depresiva, que permanece a día de hoy, marcada por las limitaciones, el cansancio emocional o las pérdidas personales y económicas. Eso ha provocado un malestar subjetivo que bien merece mayor atención por parte de los planificadores de la salud mental.

- La última encuesta sobre salud mental de los españoles publicada por el CIS señala que uno de cada tres ciudadanos ha llorado debido a la pandemia, más del 20% considera haber sentido mucho o bastante miedo a fallecer por coronavirus y un altísimo 41,9% ha tenido problemas de sueño, ¿qué indican estos resultados?

- En el ámbito clínico nos encontramos que las personas lloran en el contexto de una emoción de tristeza, ansiedad, miedo o frustración, y es expresión de la sintomatología de cuadros depresivos y ansiógenos que concuerdan con lo que hemos vivido durante la pandemia. Además, el llanto puede tener una función social más compleja para obtener el apoyo de otras personas. Por otro lado, el miedo al contagio, al fallecimiento o pérdida surge como consecuencia del desconocimiento y/o de la sobreexposición mediática a noticias negativas y es especialmente prevalente e intenso en personas que tienen baja tolerancia a la incertidumbre. En cuanto a la desregulación del sueño viene asociada a la experiencia de emociones negativas como el miedo y la ansiedad que nos mantienen en vilo y alientan preocupaciones y rumiaciones. 

- Llama la atención que, según el mismo sondeo, las personas de mayor edad son las que menos miedo tienen a morir por Covid, ¿qué explicación puede tener?

- Las personas mayores están menos expuestos a los medios y las redes sociales, están menos intoxicados de información y eso las hace menos vulnerables psicológicamente. Los datos de ansiedad más altos asociados a la enfermedad se han encontrado en jóvenes de entre 18 y 30 años y eso puede explicarse por un mayor uso de redes sociales y mayor exposición a noticias negativas que intensifican los síntomas de ansiedad y depresión. Por otro lado los niveles más altos de miedo se encontraron en personas de mediana edad quizá por la incertidumbre de su futuro laboral en caso de pérdida de empleo.

La profesora de Psicología y directora del servicio de Atención Psicológica de la Universidad Loyola Andalucía, Mencía Ruiz, en la sede de la universidad. La profesora de Psicología y directora del servicio de Atención Psicológica de la Universidad Loyola Andalucía, Mencía Ruiz, en la sede de la universidad.

La profesora de Psicología y directora del servicio de Atención Psicológica de la Universidad Loyola Andalucía, Mencía Ruiz, en la sede de la universidad. / Juan Carlos Vázquez

- ¿Qué impacto tiene en la población esa sobreinformación?

- La sobreinformación es, al final, un elemento tóxico que hace que las personas no nos distraigamos de aquello que, en principio, es una circunstancia negativa. Mantener constantemente una idea negativa en la cabeza, predispone a la experiencia de emociones negativas y eso genera una serie de respuestas a nivel fisiológico, tales como el aumento de la activación, la intranquilidad, su afectación en la regulación del sueño, pero también emocionales, que se traducirá, en un primer momento, en una mayor ansiedad, por estar en un estado de hipervigilancia, y, posteriormente, una vez se relaje esa situación, aparecerá esa sintomatología más depresiva. Mi consejo es que se limite el tiempo que se dedica a recibir cualquier información relacionada con la pandemia.

- En cuanto a sexos, la encuesta del CIS evidencia que el miedo a enfermar y morir por Covid-19 es mayor entre las mujeres (28,3%) que entre los hombres (18,4%)...

- Esto se explica en el hecho de que las mujeres asumen el rol de cuidadoras en el sector formal e informal en un porcentaje más alto que los hombres. También con más frecuencia actúan como los principales cuidadores dentro de un hogar, lo que puede acentuar aún más su ansiedad y estrés en una situación de pandemia. También la prevalencia de los trastornos de ansiedad y depresión en las mujeres es más elevado.

"Además de ansiedad, depresión o insomnio, en las consultas se percibe un aumento en el consumo de alcohol o drogas"

- ¿Qué están oyendo los psicólogos en consulta?

- Además del aumento en la sintomatología depresiva, también se ha producido un incremento en el miedo asociado a la enfermedad, hipocondría con obsesiones y conductas de limpieza exacerbadas. En profesionales sanitarios el Síndrome de Burnout o de estar quemado ya era frecuente antes de la pandemia y ahora se ha producido un agravamiento con la aparición de episodios depresivos completos. En población más joven aparece la fatiga emocional, la apatía. También se percibe un aumento en el consumo de alcohol o drogas, problemas de insomnio como consecuencia del duelo, del aislamiento o de la pérdida de trabajo.

- ¿Cómo afecta esta situación al comportamiento de los niños y adolescentes?

- La respuesta psicológica de niños y adolescentes a la pandemia se ha podido atribuir en gran medida a cómo sus padres o cuidadores han comunicado la información y el acceso que han tenido a noticias negativas. Por otro lado la ausencia de colegio, posibilidades de socialización y la alteración de sus rutinas ha impactado en la aparición de síntomas de ansiedad, irritabilidad o tristeza. También se ha visto afectado el incremento de casos de estrés postraumático en la medida que la pandemia puede ser interpretada como un tipo de desastre natural que tiene el potencial para provocar este tipo de reacciones. Además, informan los gestores de las agencias públicas de salud mental que se han triplicado los casos trastornos de conducta alimentaria tanto a nivel ambulatorio como más severas en hospitalización. Esto ha podido deberse al mayor uso de redes sociales y también a la mayor detección que se ha hecho en el ámbito familiar de conductas nocivas, que habitualmente pasan desapercibidas como la provocación del vómito en la bulimia.

- Además, según se desprende del sondeo, desde que comenzó la pandemia un 6,4% de los españoles ha acudido al psicólogo o al psiquiatra por algún problema, sobre todo por trastornos depresivos o de ansiedad.

- los colegios oficiales de psicología, hablo desde mi ámbito, reflejan un incremento en la demanda privada de atención psicológica, sin embargo, en el sector público, según informan agentes de salud mental de diferentes comunidades autónomas, lo que se ha observado es un descenso en la utilización de servicios ambulatorios especializados (psiquiatría, psicología) y en las urgencias psiquiátricas. Esto puede venir motivado por dos aspectos, por un lado, el miedo al contagio ha prevalecido sobre la necesidad de atención y estas personas han optado por tele consultas o atención privada, por otro lado, se ha producido un aumento en la asistencia en atención primaria donde se ha producido un cuello de botella.

- El mismo estudio indica que en torno al 5,8% de la población se le prescribieron psicofármacos, como ansiolíticos, antidepresivos y reguladores del sueño. ¿Qué consecuencias tiene eso?

- El aumento del consumo de psicofármacos se asocia al aumento de la prevalencia de los trastornos mentales, también se produce en el contexto de la sociedad de la inmediatez donde el alivio sintomático en ocasiones prevalece sobre el entrenamiento en el control de la ansiedad, por ejemplo, y la saturación de la sanidad, que impide intervenciones prolongadas, y hace que se adopte por los fármacos. Esto tiene consecuencias a distintos niveles, a nivel macro, el aumento del coste sanitario por prescripción de medicamentos es muy relevante, a nivel micro o particular, se produce una normalización del consumo de estos medicamentos con los riesgos de toxicidad que implican y los efectos secundarios de los fármacos como aumento de peso, inquietud en las piernas o incluso ideación suicida.

"La pandemia ha provocado una anestesia emocional que hace que la gente se desensibilice y relaje medidas de prevención"

- ¿Se están somatizando los problemas mentales?

La respuesta es, sí. Somatizar, significa externalizar en forma de síntoma físico un aspecto psicológico. La última edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría, diferencia entre trastornos de síntomas somáticos, que es aquel donde la preocupación está dirigida fundamentalmente a la experiencia de este síntoma, por ejemplo, dolores de cabeza o problemas de tipo digestivo, que no tienen base orgánica o médica y que aparecen o empeoran con la ansiedad o el estrés. Y por otro lado el trastorno de ansiedad por enfermedad, más conocido como hipocondría, donde el miedo se focaliza en la posibilidad de estar paciendo una enfermedad y donde la experiencia del síntoma es secundaria. Durante la pandemia se ha producido un incremento en la prevalencia de ambos trastornos.

- ¿Por qué los centenares de muertos diarios impactan ahora menos de lo que lo hacían hace un año?

- Los estudios sociológicos indican que las personas no somos capaces de entender el sufrimiento a una escala tan grande. Somos capaces de asumir la muerte de una sola persona como una tragedia y empatizar con su entorno porque nos sentimos más identificados, pero cuando los números son masivos se convierten en meras estadísticas. Por otro lado, el impacto inicial que tuvieron las cifras de muertes dejan de producirse por un proceso de desensibilización, es decir, la exposición prolongada o repetida a un estímulo o circunstancia que la persona interpreta como amenazante, sea esta real o no, provoca una especie de anestesia emocional. Esto también implica que relajemos nuestras medidas de prevención, distancia porque la percepción de amenaza se diluye.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios