Un estudio de la US alerta de otra grave contaminación desde la Mina de Aznalcóllar al río Guadiamar y Doñana

Universidad

Las lluvias de marzo han arrastrado altos volúmenes de metales tóxicos

Los autores del informe exigen la actuación de la Junta, la CHG y la Fiscalía de Medio Ambiente

La mina de Aznalcóllar obtiene el permiso de explotación y volverá a funcionar casi 30 años después del accidente

Aguas turquesas por la presencia de metales en el río Agrio, afluente del Guadiamar. / Redacción Sevilla

Un reciente estudio científico elaborado por un equipo multidisciplinar de la Universidad de Sevilla (US), liderado por el profesor de Ecología Jesús M. Castillo, ha documentado un episodio de contaminación masiva por drenaje ácido de mina procedente de las escombreras de la Mina de Aznalcóllar tras las lluvias registradas en marzo.

El equipo científico reclama la realización urgente de estudios detallados para esclarecer el destino y los efectos de los metales procedentes de la Mina de Aznalcóllar en el Guadiamar, las marismas de Doñana y el Estuario del Guadalquivir. Asimismo, exigen una actuación inmediata de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y la Junta de Andalucía para frenar la contaminación y evitar que la situación se agrave ante la posible reapertura de la mina. También piden que se pronuncie la Fiscalía de Medio Ambiente, ante el “daño ambiental evidente”.

El estudio, en el que han participado también expertos en Zoología y Geografía Humana, alerta sobre el vertido de aguas ácidas con altas concentraciones de metales potencialmente tóxicos, los cuales han desencadenado una elevada mortandad de peces en el contra-embalse del río Agrio y continúan contaminando los ríos Agrio, Guadiamar y Guadalquivir, así como espacios protegidos como el Corredor Verde del Guadiamar y el Espacio Protegido de Doñana.

Las mediciones del CSIC

Las mediciones de metales recogidas en el estudio, realizadas por el Servicio de Análisis del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (IRNAS) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), revelan que las aguas turquesas que desde hace tres meses llegan al río Guadiamar presentan concentraciones de cadmio (4,5 veces superior a la permitida), cobre (4,8 veces superior a la permitida) y zinc (7,5 veces superior a la permitida) muy por encima de los límites legales, lo que estaría provocando toxicidad en organismos acuáticos.

Se estima que, en solo una semana, fueron transportados al Guadiamar 3.580 kilos de zinc, 961 kilos de manganeso, 275 kilos de aluminio, 301 kilos de cobre y 14 kilos de cadmio. Esta contaminación ha afectado a especies protegidas como la anguila europea, en peligro crítico de extinción, y es una amenaza para la conservación de Doñana, uno de los principales espacios naturales de Europa.

Peligro para el baño

El trabajo reclama la actuación de las Consejerías de Sostenibilidad y Medio Ambiente, y de Salud y Consumo ante el peligro que suponen las actividades recreativas, como el baño, en zonas contaminadas, por su posible impacto en la salud pública. “Algunos de estos metales disueltos, como el zinc, podrían difundirse a través de la piel humana, especialmente si ésta es lavada con aguas ácidas que pudieran eliminar el sudor y el sebo de la piel”, reza el documento.

Además, el estudio subraya que la persistencia de la contaminación pone en riesgo miles de empleos vinculados a la pesca, la acuicultura, la agricultura, la ganadería y el turismo aguas abajo de la mina. En concreto, refieren que, aunque el pastoreo está prohibido a lo largo del Corredor Verde del Guadiamar, hay rebaños de cabras que acceden a él para pastar, y ganado, especialmente vacuno y equino, en las Marismas de Doñana, que podría estar viéndose afectado. Existe preocupación por “la bioacumulación de metales en las redes tróficas fluviales y marismeñas”, lo que podría incidir en productos agroalimentarios y, en última instancia, en la salud humana.

Los autores del estudio critican la inacción de las administraciones públicas, especialmente de la CHG, a la que acusan de abrir la puerta a considerar como “naturales” concentraciones elevadas de metales que, en realidad, proceden de vertidos mineros. Según Leandro del Moral, profesor de Geografía Humana y colaborador del estudio, esta postura podría justificar la presencia permanente de metales tóxicos en la cuenca del Guadiamar, con graves consecuencias para el medio ambiente y la salud.

"Impensable" en otros países

“La contaminación continuada que viene sucediendo en el Guadiamar durante más de dos meses a las puertas de un parque nacional sería impensable en países como Francia, Alemania o Reino Unido. ¿Por qué se permite en Andalucía?”, cuestiona el profesor Castillo.

El análisis concluye con la advertencia de que la falta de respuesta institucional podría comprometer no sólo la conservación de Doñana y la salud pública, sino también la viabilidad de sectores económicos clave en la región. El estudio se suma a otro informe difundido en el mes de marzo y publicaciones científicas que evidencian altas concentraciones de metales con "efectos ecotóxicos" en los sedimentos del estuario del río Guadalquivir.

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