Felipe González: "Sin Alfonso Guerra sería absolutamente inexplicable mi incorporación al Partido Socialista"

XIII premio Manuel Clavero · El discurso de Felipe González

"Es el artífice de la reconstrucción del Partido Socialista; la máquina de construcción de un Partido Socialista fuerte se llamaba y se llama Alfonso Guerra. Y nadie puede ni debe olvidarlo"

Alfonso Guerra: "Sólo soy un sevillano más, enamorado de su ciudad, apasionado de Andalucía y profundamente español"

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XIII Premio Manuel Clavero. Discurso de Felipe González

Quiero dar las gracias al Grupo Joly, a don José Joly, al Diario de Sevilla, tanto por su intervención en esta tribuna, como el premio Clavero. Y quiero dar también a la Fundación Persán y desde luego al presidente del jurado que ha tomado la palabra en última instancia. Y creo además que es acertado el premio Clavero. Es acertado por la figura de Clavero y por la figura de Alfonso Guerra. Bueno, yo he sido alumno de Clavero durante muchos años y he vivido, como diría García Márquez, muchas anécdotas que conducen a la categoría.

Cuando hablan de la astucia de Alfonso Guerra, pues la astucia frente a Clavero en el piso de enfrente de Alfonso Cossío, que dejaba la luz encendida y Clavero pensaba de buena fe, porque siempre fue un hombre extraordinario de buena fe, que seguía trabajando. Y él no apagaba la luz y seguía trabajando. Mientras que Alfonso Cossío ya había dejado de trabajar hacía rato, pero hacía trabajar a Manuel Clavero.

A mí me hizo aprender cosas que no me gustan, aunque todo el mundo dice que tengo muy buena memoria, no es cierto. Me hizo aprender de memoria enormes cantidades de casos de su asignatura. Pero la verdad es que me llevé muy bien con él, tanto en la relación profesor-alumno, como en la relación política ulterior. Él no sólo apostó por la España de la Autonomía. Yo creo que apostó específicamente por Andalucía. En realidad, él vio que Andalucía, de alguna manera, ejercía una función de contrapeso político para aspiraciones disfuncionales. Aspiraciones que más bien centrifugaban el poder. Es algo que me ha preocupado siempre. Descentralizar el poder, en eso he coincidido siempre con Alfonso Guerra, es una cosa. Centrifugarlo es una estupidez. Descentralizar el poder facilita mucho las tareas y las cosas. El estado de la autonomía ha sido un gran éxito. En el momento en que la descentralización pasa a ser centrifugación, plantean problemas imposibles.

Verán, como siempre ocurre en las relaciones entre dos personas, que han sido relaciones muy intensas durante mucho tiempo, se cuenta de todo. Y como Alfonso Guerra dice, se nos atribuyen frases, atribuyen cosas que no ocurrieron y no se conocen otras, muchas, que sí ocurrieron. Sin Alfonso Guerra sería absolutamente inexplicable, primero, mi incorporación al Partido Socialista. Lo repito esta noche, por si alguien lo olvida. Yo entré en el Partido Socialista de la mano de Alfonso Guerra. Pero además de eso, es él, el primer paso, relativamente desconocido, del que no se habla. Pero además de eso, dice que hicimos un tándem, algo más que un tándem. Alfonso Guerra era y sigue siendo una máquina de trabajo absolutamente infatigable.

Alfonso Guerra es el arquitecto, el constructor de un partido que rescatamos de una dinámica endiablada, que era la dinámica de un franquismo, que obviamente le interesaba que toda referencia de oposición fuera considerada comunista. No sólo porque fuera fuerte el Partido Comunista, que lo era, sino porque además convenía mucho que toda oposición de Franco se considerara internacionalmente franquista. Y lo demás se intentaba borrar. Y había mucho de lo que he discutido con muchas de las mil versiones que había de los movimientos socialistas. Les recordaba la memoria histórica. Memoria histórica que en buena medida compartí, recogí y compartí de Alfonso Guerra, que lo conocía bien. Fue el primero que recorrió los meandros de Andalucía y más allá de esta zona para conocer a los viejos socialistas. Los viejos quiero decir, los que entonces tenían casi mi edad de ahora o eran todavía más jóvenes, pero para nosotros viejos.

Por lo tanto, Alfonso Guerra es el artífice de la reconstrucción del Partido Socialista. De la reconstrucción estratégica en la que cooperamos los dos intensísimamente con una teoría que era relativamente fácil de comprender. Recuperar espacios de libertad. Yo no quiero pasarme del límite de la obra. Si oiga, hay mucho tiempo, mucho tiempo que hay mucha gente que ha perdido la vida diciendo este año cae Franco, este año cae Franco y cuando se quedaban sin dedos todavía no había caído Franco. Por lo tanto, nosotros decidimos que había que cubrir todos los espacios de libertad. Conquistar las parcelas de libertad que pudiéramos. Y desarrollamos esa estrategia conjuntamente.

Pero la máquina de construcción de un Partido Socialista fuerte se llamaba y se llama Alfonso Guerra. Y nadie puede ni debe olvidarlo. Miren, de nuevo, me acuerdo del Gabo, las anécdotas nos llevan a la categoría. Les contaré algunas cosas, algunas sabidas, otras no tan sabidas.

Yo llegué al Congreso de Suresnes, en el que me eligieron, para entendernos todos, secretario general del Partido, cuando el Congreso estaba ya organizado y en marcha y presidido por Alfonso Guerra. Yo llegué en su coche, por cierto. Había pasado por Portugal, en una aventura extraña, después de la Revolución de los Claveles, y había llegado en el límite de tiempo para empezar el Congreso.

Les aseguro que yo no era candidato en el Congreso de Suresnes, lo fui por exclusión, no por aspiración"

Les aseguro que yo no era candidato. Lo he repetido muchas veces. ¿Por qué fui Secretario General del Partido? Por exclusión, no por aspiración. ¿Tenía competencias? Sí, pero no era la competencia suficiente. Alfonso organizó ese Congreso. Ese Congreso fue el primer asombro de Mitterrand, que empezó, pensó que iba a haber lo que él creía, que tenía de idea del Partido Socialista, un partido socialista en el exilio, y como todos los partidos que se envejecían en el exilio, pues se distanciaban de la realidad, etcétera. Y una preferencia clara por Carrillo.

Yo le decía muchas veces a Mitterrand, ¿por qué nos pasará a todos que preferimos como amigo al comunista del vecino? No al nuestro, siempre preferimos al del vecino. Me pasaba con Mario Suárez, pasaba con Mitterrand, pero en el caso de Carrillo, él se lo había trabajado bien, porque había hecho del eurocomunismo su bandera. Obviamente, después de expulsar a Semprún, como es natural de su fila, estando yo en aquellos momentos en Bélgica.

Y reconstruyó a Alfonso Guerra. Hizo el Congreso, sorprendió a todo el mundo, empezando por Mitterrand, y a todos los que iban siguiéndonos y asistiéndonos. Ahí cambió una parte de la historia, el partido de 1974. Cuando volvimos de ese Congreso, se produjeron algunos acontecimientos y acontecimientos, de nuevo, con el anecdotario bien curioso. Yo estuve, me estaba esperando la Policía, viniendo de Portugal, y estuve visitando, entre otros, a Alfonso de Cossío. Me decía, tal como has entrado por la frontera, vuelve a salir, porque no sabemos cuánto va a durar esto, yo por lo menos me iría. Digo, no, yo he visto el exilio, lo he vivido, y creo que los dos hemos estado siempre de acuerdo, cualquier cosa menos el exilio. Aguantemos lo que sea, pero no el exilio.

Bueno, entonces, el Congreso de Suresnes, no solo fue Alfonso, pero se articuló en torno a Alfonso Guerra, y mi elección por exclusión de secretario general del partido. Cada vez que lo digo, todavía hoy, le da rabia que lo diga, le da coraje, porque cree que eso no es operativo, no es funcional, pero él sabe como yo, que es la verdad de lo que ocurrió. Pero él fue el artífice de ese Congreso, y de algunas cosas más, algunas no conocidas.

El 2 de agosto de 1977, es decir, dos meses después de las primeras elecciones generales, estábamos reunidos para discutir el contenido de la Constitución, y yo le pasé un papel a Alfonso, un papelito a mano, pequeño, que guardó. Le pasé un papel a Alfonso diciéndole: Mira, hemos cumplido todos los objetivos de Suresnes. Habíamos hecho un medio congreso aquí, no servía. Hemos recuperado las libertades, tenemos un resultado electoral bastante notable, 29 y algo por ciento, no me acuerdo muy bien, Alfonso seguro que sabe exactamente el porcentaje. Tierno Galván había tenido el 5 y pico por ciento, y Adolfo Suárez el 35 por ciento. La diferencia de cinco puntos y medio. Hemos cumplido los objetivos para los que nos comprometimos en Suresnes. Yo propongo que convoquemos el congreso del partido y entreguemos la rienda del partido a una nueva dirección, para que siga este ciclo. Y Alfonso me dijo, estás loco, no podemos hacer eso. Tenemos que seguir este proceso y dar la batalla, porque esto no se ha acabado, empieza. No porque a mí no me gustaría dedicarme a otras cosas, y ahora que yo puedo decir lo que ha hecho, recontando, reconstruyendo la historia de los hermanos Machado, lo define mejor que yo les cuente cuántas horas dedicó con Abril Matorrell a resolver los problemas del choque de las dos versiones de España cuando se discutía la constitución.

¿Por qué? Porque le ha demostrado a todo el que ha querido saberlo, que se ha construido una mentira, y sobre esa mentira se han vivido muchos años. Una mentira que ha tenido dimensión internacional. Es el choque, la división de las dos de España entre Antonio y Manuel Machado, y nunca fue verdad. Si uno ve ese trabajo fantástico de investigación, ve que siempre, siempre fueron fraternalmente lo mismo. Siempre estuvieron de acuerdo en su visión de nuestra realidad. Superar esas dos Españas ha sido parte de la tarea que hoy, como dirían en América Latina, amerita que le den el premio Clavero a Alfonso Guerra. Superar esa visión, que no digo que no tuviera arraigo histórico, porque en tiempos pasados es verdad que había esa fractura social en varios campos, pero esa fractura social fue el origen, la causa de un enorme esfuerzo de entendimiento, digamos, véanlo en dos pasos.

Pactos de la Moncloa, entrenamiento para saber si éramos capaces de ponernos de acuerdo para superar una enorme crisis económica, y pacto constitucional. Como el encuentro de las dos Españas. Nunca ha habido una constitución pactada en España. Nunca. La primera vez ha sido ahora. Y claro que había siete personas llevando adelante los debates constitucionales. Le añado una anécdota a eso, para que lo sepan. UCD tenía entonces tres representantes en la ponencia. A nosotros, por la proporción con que se repartían los votos, nos correspondían dos. Y aunque Peces Barba tenía mucho volumen, era sólo uno. ¿Por qué? Porque el otro que nos correspondía, el segundo que nos correspondía, digamos que lo cedimos, nunca me he arrepentido de eso, a Miguel Roca. Para que los partidos de la periferia, que no entraban por porcentaje de votos, tuvieran una voz. Nunca me he arrepentido, al contrario, hoy todavía estoy más contento con haberlo hecho. Por tanto, había tres. Uno que nombraba Fraga y otro que nombraba Carrillo, para entendernos. Un comunista, uno de la gente de Fraga y tres de UCD. Y dice, algunos me han dicho, con cierta frecuencia, cosa de la que hemos hablado tantas veces. ¿Y por qué en lugar de siete no había nueve? ¿O por qué no catorce? Aparte de la eficiencia. No, no, porque no se trataba de cuánto número había. Adolfo Suárez, con razones lógicas, quería asegurarse que tres más uno,in fine, si el conflicto no se podía resolver, hacían una mayoría de siete. La política es así, exactamente así. Por tanto, había cuatro de siete. Y era inamovible, dice, nueve. Pues mire usted, querían cinco de nueve. En todo caso, la regla sería esa. Pero todo eso se desvió y la anécdota que nos lleva a la categoría del enorme trabajo fue que Alfonso Guerra se pasó muchas noches. Y él no tanto, a pesar que se lo recuerdo al consejero de presidencia, y que no es que sea muy muy cafetero, pero Abril Martorell tomaba todos los cafés que se podían, que le podían caber en el cuerpo. Pero eran infinitas las horas de trabajo para intentar acercar posiciones y superar los problemas. Por tanto, había una ponencia constitucional y había unos actores que eran capaces de recoger posiciones de unos y de otros para acercarlas y reducir. Ni recuerdo cuál era la cifra, pero creo que el Diario de Sevilla lo ha dado recientemente. ¿Cuántas enmiendas, después de limpiarlas, pasaron de la ponencia al pleno? ¿Cómo se redujeron? El número de enmiendas ha sido absolutamente interminable.

No digo que a Alfonso le falte astucia, pero le sobra más buena fe y más bondad que cualquier tipo de astucia"

Como toda obra que se consensúa no es perfecta, no es perfecta ni siquiera de redacción, pero es la primera vez que se perfeccionó algo más importante que la literatura concreta, que era un acuerdo de convivencia, en paz y en libertad de los españoles. Cuando irrumpieron las nuevas fuerzas políticas en el escenario y hablaban del régimen del 78, nos divertíamos mucho. Yo dije, sí, esto es el régimen del 78, tiene usted razón. Y además es un cambio de régimen. Lo que pasa es que, a diferencia de lo que nos ha ocurrido tantas veces en la historia, es un cambio de régimen pactado. Entonces, Alfonso siempre ha tenido cierta fama de duro, de voraz, de no sé qué, incluso ahora de exceso de astucia o de gran astuto y no sé qué. No digo que le falte astucia, pero le sobra más buena fe y más bondad que cualquier tipo de astucia. Y en eso, y en eso es un perfecto desconocido.

Yo no hubiera sido capaz de gobernar si no hubiera tenido a Alfonso Guerra de vicepresidente, ocupándose de las tareas más complicadas y difíciles, además de la estrategia"

¿Quién lo conocen en el fondo? Los niños, lo que no han aprendido todavía los trucos de la maldad. Y los niños lo adoran y él adora a los niños. Es peculiar, no se conoce. Por lo tanto, hay mucho anecdotario que me gustaría traer a confirmar que Clavero hoy lo pensaría, lo volvería a pensar y diría, me siento bien representado por el esfuerzo que ha hecho Alfonso Guerra. Y yo les añado. ¿Cuál sería la laudatio más justa? Yo no hubiera sido capaz de gobernar si no hubiera tenido a Alfonso Guerra de vicepresidente, ocupándose de las tareas más complicadas y difíciles, además de la estrategia. Yo despachaba los lunes con tres ministros. Tres. Pueden comprender, es fácil comprender. El de Defensa, en los momentos que veníamos, el 23F. El de Asuntos Exteriores, porque es propio. Estábamos intentando superar el proceso de negociación que acaba de ser citado, el final de la negociación para el ingreso en las comunidades europeas. Eso me lo recordaba Calvo Sotelo muchas veces. Dice, claro, ya teníamos negociado el 75% y cualquiera sabe que toda negociación avanza hasta que se para. Y se para en el 20% final. Lo demás avanza más rápido y se reía, porque la verdad. Entonces despejamos esos inconvenientes o eso tal, y nos incorporamos a las comunidades europeas. Ese esfuerzo de construcción de política, de proyecto político, lo representaba Alfonso Guerra.

La "geopolítica del caos"

Voy a decir, ahora que se discute el liderazgo, en esta geopolítica del caos que vivimos cada día. ¿Estamos preocupados por España? Sí, porque nos aprieta más el zapato aquí. Pero miren por encima de la frontera. Es el quinto gobierno de Macron. El quinto. Miren para Polonia. Miren lo que está ocurriendo con los drones que llegan a Polonia. O miren para Gaza. Están confundiéndose. Están confundiéndose porque Netanyahu no va a parar. Dice no, no, no va a echar a los gazatíes. Les va a imposibilitar que vivan en Gaza. Pero como además no va a haber ningún país árabe que los acoja, vamos a tener una situación que ya me advirtió Isaac Rabin. Isaac Rabin le costó la vida lo que me dijo. Podemos ganar guerra de tres o cuatro países. Hemos hablado tantas veces. O perderla. Yom Kippur, seis días, no sé cuánto tal. Podemos ganarla o perderla. Pero nunca podemos ganarle la guerra a los palestinos.

Porque no es un problema de fuerza ni un problema de guerra. Es un problema de seguridad y de supervivencia para Israel, que es mi primera preocupación. Y eso hoy en la geopolítica del caos está quebrado. Y lo vemos todos los días. Por tanto, tenemos que estar preocupados por nuestra situación interior, claro. La España de la Segunda República era una España fracturada de abajo arriba. La España que estamos viviendo desgraciadamente fue la España que intentamos crear y en buena parte lo conseguimos eliminando la factura que heredamos de la historia. Para que se pudieran mirar a la cara y encontrarse los españoles entre sí. Con discrepancia naturalmente faltaría más.

¿Nadie se da cuenta que Trump sólo va a respetar a quien se haga respetar? "

Un mundo aburrido si sólo hubiera una opinión, ¿no? Ya eso se lo dejamos a Putin e incluso a Trump, que tiene tentaciones de que sólo haya una opinión. A Trump. ¿Nadie se da cuenta que sólo va a respetar a quien se haga respetar? Por eso Putin no se deja acordar al contrario. Lo mantiene alejado, sigue haciendo su faena, mata a todos los ucranianos que quiera y el otro dice, como que me estoy sintiendo molesto. Pues tómese una aspirina, le pasa la molestia, pero sigue con su tarea, ¿no? Por tanto, estamos viviendo una geopolítica del caos.

Alfonso, esa laudatio que te querría hacer hoy, que no te la debo hacer. Porque en realidad nos entendemos muy bien que hoy estaríamos exactamente en la misma onda que estábamos hace 40 años. Y de hecho lo comprobamos cuando nos sentamos y hablamos. No necesitamos hablar mucho, no necesitamos coordinar las opiniones. Tenemos exactamente las mismas percepciones de la realidad. Y debo decirles que a Alfonso Guerra lo que más me preocupa, de nuestra situación no hablo de la geopolítica del caos, lo que más me le preocupa es lo que me preocupa a mí también más. No, no perturbemos la convivencia en paz y en libertad de los españoles.Nada merece la pena para llegar a un resultado tan nefasto del que ya tenemos mucha historia. Ni separemos a la gente de las políticas en esta geopolítica del caos. Están pasando las cosas más extrañas del mundo.

Antes se decía, ¿qué es lo que piensa alguien para invertir? Y esa, ¿cómo va la macroeconomía? Aquí no va mal, muy bien no sabemos cómo va tampoco porque no hay presupuesto desde hace un rato, por tanto, sabemos de dónde ha salido el dinero para aumentar el gasto en defensa, con el que estoy de acuerdo, repito, con el que estoy de acuerdo, hay que aumentarlo. Y no que se lo pregunten a los polacos. Pero estando de acuerdo me gustaría saber de dónde ha salido, que no saben los presupuestos ni del año pasado, ni del anterior, ni del anterior. Y no podemos seguir en esa incertidumbre.

Pero le digo, cuando los inversores dicen, primero, ¿cómo va la macro?, es una referencia, segundo, ¿qué indica la bolsa?, y tercero, ¿qué pasa con la estabilidad o inestabilidad política? Debo decir que el tercer factor hoy es una preocupación menor, aunque sea el mayor problema que hay, el de la previsibilidad de la política. Porque ya del mercado de valores, la bolsa, lo siento por lo que son especialistas en eso, no indica nada. Si Trump amanece mañana por la mañana, con una de sus ocurrencias, puede caer el mercado de valores X y al día siguiente hacer lo contrario. Por tanto, o es un gran predictor, no lo es ni siquiera, y lo siento porque van a sufrirlo, no es ni siquiera en Argentina. Por lo que hemos visto en los últimos días.

Alfonso, nunca nadie me ha oído decir lo que voy a decir ahora, porque si uno dice repetiría lo que he hecho, con lo que llaman el tándem, con Alfonso Guerra, pues sería la primera vez que lo dijera, pero no por nada, sino porque cuando se lo oía decir a Manolo Fraga, yo haría lo mismo que he hecho, pues yo no, pero por aburrimiento. Si se lo he hecho, hecho está. Hagamos otra cosa. Alfonso tiene una inmensa ventaja sobre todos los demás. A mí la única ventaja que me queda es que me gusta mucho el campo. A él le gustan las literaturas, por eso yo tenía un despacho laboral y me dedicaba a determinadas cosas y él tenía una librería, librería Machado, y los dos eran instrumentos de comunicación con los ciudadanos para ganar espacios de libertad. Y creo que los dos fueron bastante exitosos como ensayo.

Alfonso, Clavero hoy estaría aquí y además de enseñarme de nuevo que la lista del patrimonio, la casita del príncipe tal, daba mucha lata porque a mí se me olvidaba, estaría contento y conforme con que su nombre fuera el premio que hoy recibe Alfonso, yo también lo estoy. Gracias."

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