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Todos los Santos

Una festividad muy viva

Una mujer limpia una lápida en el cementerio de San Fernando.

Una mujer limpia una lápida en el cementerio de San Fernando. / Raúl Caro (Efe)

Ni la lluvia ni la pandemia vencieron al recuerdo a los difuntos en el Día de Todos los Santos. El cementerio de San Fernando atrajo mucho público en el primer día de noviembre, último de este puente otoñal. La proliferación de aparcacoches y las paradas de autobús llenas avisaban a los visitantes de la actividad en el final de la Avenida Doctor Fedriani. Allí, junto a uno de los accesos al recinto, está desde hace más de 30 años el puesto de flores de Manuel García. "La lluvia ha hecho que haya habido más gente durante los días previos", explica este vendedor, que durante el resto del año regenta la floristería Flores para ti, en el barrio de San Jerónimo. Ataviado con una camiseta con La Catrina, la popular caricatura creada por el mejicano José Guadalupe, vivió una mañana frenética. "Lo que más se vende son ramos de claveles con gladiolos, aunque también rosas y margaritas". Una labor que el año se vio mermada "por las restricciones en la provincia".

Dentro del recinto, las flores siguen siendo protagonistas. Las familias también. Varias generaciones reunidas en torno a nichos, lápidas y panteones. La arquitectura irregular del camposanto de Sevilla da lugar a rincones y recovecos para la intimidad con los que ya no están. Aunque también para frondosos adornos a la vista de todos. Incluidos quienes visitan el cementerio por curiosidad. Es el caso de un grupo de jóvenes alemanes que viven en Sevilla gracias a la beca Erasmus. "El cementerio es muy bonito y nos ha sorprendido las personas que hay", comenta Jonas, que hacía fotos discretamente para enviar a su familia.  Una de esas familias que acuden cada año en esta fecha al lugar de descanso de miles de sevillanos es la de María José Mudarra, vecina del barrio de la Macarena. Junto a la Rotonda de la Piedad, uno de los puntos clave del cementerio, se reunían varias generaciones. "Es una tradición y venimos siempre en familia", cuenta esta madre que visita las tumbas de sus abuelos. Ella es un ejemplo de conciliación entre las nuevas costumbres globales. "Mis hijos ayer se disfrazaron por Halloween y hoy están aquí, pues son dos fiestas totalmente compatibles", explica orgullosa mientras define esta jornada como "un momento para recordar lo bueno y contar anécdotas" de los que ya no están".

La venta de flores vive cada 1 de noviembre uno de sus días más activos. La venta de flores vive cada 1 de noviembre uno de sus días más activos.

La venta de flores vive cada 1 de noviembre uno de sus días más activos. / Raúl Caro (Efe)

Un poco más adelante de ese punto, continuando por la calle Esperanza, la arteria principal del cementerio, está el lugar más popular y concurrido de la zona: el Cristo de las Mieles. El crucificado de Antonio Susillo, que descansa bajo él, luce varios ramos de flores y siempre tiene a alguien mirándolo. Observándolo, haciéndole fotos con el móvil o rezando, pues suma numerosos devotos en la ciudad. Un protagonismo que comparte con otras obras cercanas a la entrada principal de la necrópolis, ya en la calle Fe. Es el caso de los monumentos a Joselito El Gallo, Juanita Reina o Paquirri, el cual lucía un sencillo ramo de flores con una dedicatoria: "Tu esposa y tu hijo". Es decir, Isabel Pantoja y Kiko Rivera. Nombres conocidos que se mezclan con otros miles anónimos que son recordados cada 1 de noviembre. Ya sea ante sus restos en el cementerio o en la memoria de sus familiares, en lugares como el cercano Bar Goma, que volvió a hacer su agosto en pleno otoño.

La jornada de ayer se cierra en el cementerio al caer la tarde, cuando Engranajes Culturales representa Don Juan Tenorio, una original propuesta teatral que desde 2012 han visto más de 5.000 personas. Une la interpretación patrimonial con las relaciones literarias entre el amor, la muerte y los cementerios, haciendo que Don Juan y Doña Inés pisen suelo santo para transportar al público al lugar donde culminó su amor, con su muerte. La jornada del martes, día de los Fieles Difuntos, cierra la doble cita casi obligada con los camposantos, aunque esta es menos concurrida al tratarse de un día laboral.

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