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El francés que se metió en las entrañas de Sevilla

  • Imágenes. Su relación con los Montpensier le permitió fotografiar desde todos los ángulos el Palacio de San Telmo. La obra fotográfica de Louis Masson sorprende en el Bellas Artes

Un viandante fotografía la monumental fachada barroca del Palacio de San Telmo, actual sede del Gobierno andaluz.

Un viandante fotografía la monumental fachada barroca del Palacio de San Telmo, actual sede del Gobierno andaluz. / juan carlos muñoz

El 31 de julio de 1825 nacía en la localidad francesa de Tours Louis Leon Masson. Valga como regalo de cumpleaños a los 196 años de su nacimiento el reconocimiento de lo que este pionero de la fotografía hizo por difundir la imagen de Sevilla en el mundo. Una obra injustamente olvidada. Un Washington Irving de la fotografía, un Richard Ford de la imagen cuyo trabajo puede verse en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. 88 fotografías elegidas entre más de medio millar pertenecientes a la colección particular Fernández Rivero.

Masson se instala en Sevilla en mayo de 1858. Vino con el encargo profesional de una empresa parisina. Su relación con el duque de Montpensier, cuñado de Isabel II y candidato fallido a la corona, le permitió conocer las entrañas de la Corte y de la ciudad. Nadie ha fotografiado tanto y de tantas maneras el Palacio de San Telmo, que fue la casa de los Montpensier y posteriormente Seminario metropolitano y sede del Gobierno andaluz.

En Sevilla vive la muerte de Bécquer, el atentado de Primo o el exilio de la Montijo

Llegó a Sevilla con su esposa y colaboradora, Lorenza Simonin. Su primer estudio lo tuvo en la calle Escobas, que hoy da nombre al restaurante más antiguo de Sevilla y corresponde a la calle Álvarez Quintero. Después residió en Sierpes, en la Plaza de San Francisco (de la que hay una foto espectacular con carruajes y la consulta de un dentista) y finalmente en la calle Génova, actual Avenida de la Constitución.

Aunque su referencia era como retratista, técnica que apenas usó, se especializó en monumentos: Alcázar, Catedral, Casa de Pilatos, Torre del Oro, las antiguas puertas de la ciudad, iglesias, Itálica, la Alameda de Hércules. La comparación con Irving y con Richard Ford no es gratuita. Viajó a Córdoba, Málaga, Cádiz y Granada y dejó constancia gráfica de todas esas estancias.

Durante su estancia en España se producirá el final del Imperio de Napoleón III y el exilio de Eugenia de Montijo. También vive aquí la muerte de Bécquer, la irrupción como cronista de Galdós, el atentado contra Prim o la llegada a España de Amadeo de Saboya. En 1865 se instala en Madrid, desde donde viajará para fotografiar ciudades como Ávila, Burgos, Valladolid o Salamanca, convertida ayer en fugaz capital de la Corte de las taifas autonómicas. Por su cámara pasaron dos monumentos de la España árabe y cristiana que este año celebran sus 800 años de historia, la Catedral de Burgos y la Torre del Oro. Dos joyas del año capicúa de 1221.

La caída de la monarquía afectó a su estatus profesional. Durante un periodo residió en León, donde dejó la fotografía para dedicarse a las inversiones mineras. En 1875 firma las dos únicas fotografías que se conservan del País Vasco, que se pueden ver en la exposición. Una de Fuenterrabía vista desde la orilla del río Bidasoa; otra del puente de Endarlaza, en la frontera entre España y Francia, reconstruido tras su destrucción en la tercera guerra carlista, a la que Pío Baroja dedicó más de una novela y Carlos Marx algún ensayo.

Masson debía estar en Sevilla cuando Isabel II, la cuñada del duque de Montpensier, vino para inaugurar el puente de Triana que lleva el nombre de la reina con cuyo reinado acabó la Gloriosa en 1868, asonada de Prim, Serrano y el almirante Topete en Cádiz, que se produce cuando el fotógrafo reside en España.

Regresó definitivamente a Sevilla, donde muere en 1881, el año que nace Picasso, su contrapunto: el pintor malagueño y universal que eligió Francia como patria artística. Masson no perdió el tiempo en Sevilla. En esta ciudad vivía cuando en 1871, acaban de cumplirse 150 años, nace en Francia Marcel Proust. Louis Leon Masson llega a Sevilla cuando su país vive el fervor de la pintura impresionista. En tres lustros, de 1832 a 1848, el año de la Comuna de París, una generación inmeditamente posterior a la suya, nacen en Francia Manet, Dègas, Cézanne, Monet, Renoir y Gauguin. Un firmamento con media docena de estrellas que estarían muy orgullosas de que un compatriota suyo, el fotógrafo Louis Leon Masson, comparta estos meses espacio expositivo con Velázquez, Murillo, Zurbarán, El Greco o Valdés Leal.

Es interesante ver en sus fotografías el contexto urbanístico de la plaza de toros de la Maestranza o la Plaza Nueva, que fotografía desde el ángulo que hoy ocupa el Hotel Inglaterra, que pese a su nombre fue fundado por franceses, hotel D'Anglaterre. La primera patria de Masson. La segunda, sin duda, fue Sevilla. Testigo gráfico de sus monumentos, su evolución, su historia y de las rutas de L'Andalousie, como consta en algunas de las tarjetas. La Sevilla de los Montpensier previa a la del 29. Antes de que la ciudad francesa se hiciera americana, como proclamaba un hermoso libro de Antonio Cascales.

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