Rafael Gordillo Vázquez

No hay góndolas en el Polígono

  • Paseo por las Sevillas de un icono del fútbol español que hoy cumple 56 años, el doble de los 28 que tenía cuando se fue a Madrid a ganar cinco Ligas.

LA idea era pasear con Rafael Gordillo (Almendralejo, 1957) por alguno de los barrios de Sevilla en los que vivió. Un legado de mudanzas desde aquel 24 de febrero de hace 56 años en que vino al mundo en la patria chica de Espronceda porque su padre, el Gorri, jugaba al fútbol en el Extremadura de Almendralejo. "Mi padre era de la zona del Cristo de Burgos y mi madre de la Puerta Osario". Y Rafael del 57 (75 partidos con la selección, honor capicúa) era el oriundo.

El paseo, metáfora de su fructífero paseo por la vida, podía haber sido por la calle Artemisa, junto al colegio del Valle, su primera vivienda sevillana. "Llego a la Puerta Osario. Allí vivía mi tío Quintín, que nos hizo a mi hermano y a mí de la hermandad de los Gitanos". De la que Gordillo sería muchos años costalero. Casas en ruina cuyos inquilinos serán alojados en un modesto piso del barrio D del Polígono San Pablo. En ese tránsito, 48 días viviendo en los refugios de las cocheras de los tranvías. "Muy cerca de donde están los Negritos". Cofradía en la que ingresaron como hermanos Gordillo y Butragueño de la mano de Gregorio Conejo Muñoz de Toro.

La memoria del futbolista nos habría llevado al Polígono San Pablo, que en aquellos mediados sesenta era más para el juego que para el paseo. "Ahora está la cosa más tranquilita. Hay asociaciones de vecinos, han arreglado las plazoletas. Casi toda mi familia sigue allí: mi hermano, mi hermana, mis sobrinos, los tres hermanos de mi mujer". Y allí está la peña Bética que lleva su nombre.

Es un escalador del apostolado verdiblanco. De peña en peña. Mañana, en El Cuervo. El miércoles, en Cortegana. Heliópolis de los hotelitos es el barrio donde está la fábrica de sus sueños. El estadio. El paseo podía llevarnos hasta su posada más fugaz. "Cuando me casé, nos compramos un piso en Bami para estar más cerca del campo de fútbol. Cuando íbamos al Polígono a ver a mi madre (María Teresa, Matilde en familia) nos quedábamos un mes. Estábamos allí más tiempo, así que nos volvimos al Polígono. A Jardín, 29".

Hay un paréntesis de siete años en los que gana cinco Ligas junto al paseo de la Castellana. Algo que no hizo ni el Madrid de Puskas y DiStéfano. Un Mundial con el Betis y otro con el Madrid. Pesadillas de Naranjito y de Moctezuma. Y vuelta a su ciudad, a su equipo de siempre, en 1992. El 92 en estado puro. La víspera de la inauguración de la Expo, Gordillo juega su último partido como jugador del Real Madrid. Entra por Hagi en un Madrid 7-Español (de Clemente) 0, con cuatro goles de Fernando Hierro. "Cuando llego a Sevilla, empiezo a buscar casa por el Aljfarafe, Simón Verde, Colina Blanca. Al final, me vine a Sevilla Este, cerca del Polígono San Pablo".

Cualquiera de esos barrios habría merecido el paseo, pero la tarde del viernes era el diluvio. Como aquel Celta-Betis en Balaídos, su primer partido de titular, que el árbitro tuvo que suspender "por el barro, no nos veíamos". Encontramos refugio en el club social Los Milanos. "Deja esa mesa, que es para los del dominó. Es la guerra". El legendario lateral, joya de la cantera, fue el presidente del ascenso y ahora lleva la parte social e institucional del Betis y preside la Fundación. "No cansa, se sufre. Ya sabes. Si las cosas van bien, homenajes. Si las cosas van mal, entrevistas".

En la tele de los Milanos televisan desde Moscú el Rubin Kazan -Atlético de Madrid. Gordillo recuerda la encerrona que un equipo moscovita les hizo en Tbilissi, la capital de Georgia, la Iberia ex soviética. "Nos dieron huevos duros en el avión". La dieta de Groucho. "Un aficionado del Madrid me ha mandado un vídeo con mis goles. Para ser pasador, marqué bastantes. Al Colonia, al Inter, al Borussia Moenchengladbach y al Chermonorets de Odessa". Parece el parte de guerra de un general de Napoleón, pero estamos con un hombre de paz que disfruta con los suyos.

"En Semana Santa siempre tiramos para Santa Catalina, San Román, San Pedro. Cuando venía de Madrid, si podía, me pasaba por el bar de Perejil. En el hotel Don Paco trabajaba Gallut, que jugó conmigo de portero en el equipo del Polígono". Milanos milaneses. "Claro que jugué el 5-0 del Milán. El primero nos lo marcó Ancellotti desde medio campo". La reciente derrota del Barcelona en San Siro no la vio. "Estábamos en una peña en Sanlúcar la Mayor".

Ni Gordillo ni Rogelio saldrán hoy a correr la maratón de Sevilla. Las mejores zurdas del sur. Por la tarde-noche, a ver el Betis-Málaga. Con Joaquín de visitante. Su discípulo, su epígono.

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