La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La intimidad perdida de Sevilla
calle rioja
EN la calle San Pedro Mártir nacieron Manuel Machado, Rafael de León y Alejandro Sawa. Algo de ese sustrato ha debido quedar en la casa que hace esquina con Bailén. A las doce de la mañana iba a probarse su traje la cantante Pasión Vega; por la tarde lo haría Lama de Góngora, el diestro que mañana toma la alternativa en la Maestranza con Ponce y Manzanares de testigos. Y entre la cantante y el torero , la vorágine de bodas, estadística sacramental de primavera.
Antonio y Fernando García son dos de los tres hijos de María López López, que fue una conocida modista de La Algaba y llegó a llevar las riendas de lo que ahora es Antonio García. Uno por dos son dos en matemáticas, muchos más en el mundo de la moda. "De pequeños no podíamos jugar en el salón de mi casa, porque los trajes que cosía o arreglaba mi madre estaban colgados de las lámparas o en los sillones", dice Fernando García (La Algaba, 1975), que recibió uno de los once Goyas de La Isla Mínima por el vestuario de la película de Alberto Rodríguez. La cuarta que ha hecho con el cineasta. La penúltima, porque ya se documenta para vestir a los personajes de la quinta, El hombre de las mil caras.
Es el año de la firma Antonio García, y no sólo por el Goya del benjamín. Su hermano mayor recibió el año pasado el premio al mejor diseñador de Yo Soy Moda. El encargo de Lama de Góngora surgió de la forma "más normal y cotidiana", dice Antonio García (La Algaba, 1966). "Yo no soy especialmente aficionado a los toros, pero me atraía mucho ese contraste entre la estética superelegante, superfemenina del torero, con la fuerza brutal, hercúlea, casi mitológica del toro".
Armani vistió a Cayetano Ordóñez; Caprile, a Enrique Ponce; Montesinos, a Pepín Liria. Y estos hermanos a Lama de Góngora en su día más esperado. Un traje para parar el tiempo. Su cartera de clientes les da muchos registros: los diez segundos que luce uno de sus vestidos una modelo en la pasarela; las dos horas que lo lleva una cantante en el escenario.
Construcción para la destrucción. Creación para la acometida. Esa lucha entre la fuerza y la elegancia en el ruedo es la misma ecuación que barajó Fernando García para adentrarse en el misterio de la marisma. "La película transcurre en 1980, pero eso en la Isla Mínima era 1970. Allí la gente se compraba ropa cada diez años". Por eso los trajes más modernos, que alquiló en la sastrería Trimber de José Gestoso, son los que visten Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, policías llegados de Madrid a investigar el crimen.
Abril es temporada alta. Tocan muchos palos -cine, toros, desfiles, bodas-, pero experimentos, con gaseosa. "Le hemos hecho el traje de comunión a una sobrina, pero no es nuestra especialidad", dice Antonio. "No hacemos trajes de flamenca. En Sevilla todo el mundo intenta hacer de todo y el que hace trajes de boda también los hace de flamenca".
En La Algaba se cortó la coleta Curro Romero. "La fiesta principal de mi pueblo se conoce como la fiesta de los toros", dice Fernando. "La hemos vivido desde niños. Los trajes no eran de luces, eran de novilleros". En esta alternativa múltiple -del torero y de los diseñadores- están ante una moda sin modas. "De lejos dirán que es un traje de torero más. Hay espacios inamovibles que los da el clasicismo. De cerca es donde se manifiesta nuestra mano para hacer una coreografía de lazos con el cuerpo del torero".
Sangre granadina por los dos lados de su estirpe, su abuelo paterno fue encargado de la finca Majalobas. Su padre tenía una empresa de flores en Los Palacios. El tercer hombre, su hermano Andrés, trabaja en el sector químico. Hay química a espuertas entre sus hermanos: Antonio es el de las medidas; Fernando, el del prêt-à-porter. Mañana serán testigos de tan esperado paseíllo.
El Goya de Fernando hace toreo de salón con el traje de Lama de Góngora. Goyescas junto al hotel Colón. El pequeño de la sastra vistió a Tim Robbins y Benicio del Toro en una película en inglés de Fernando León de Aranoa. Futbolistas, menos. Vistieron a la madre de su paisano Diego Tristán cuando fue madrina en la boda del futbolista. De políticos, la esposa de Pedro Sánchez llevó un traje suyo en la gala de los Goya. "Vestimos a políticas porque ropa de hombre no hacemos". De momento, sólo de toreros. Antonio García, desfiles y paseíllos, viste a artistas, pero recela de la palabra arte: oculta las muchas horas de trabajo. "Esto es como si fuera un despacho de pan".
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por ayuntamiento de jabugo
Jabugo despide el año con 12 lonchas de jamón ibérico DOPLa aldaba
Carlos Navarro Antolín
La intimidad perdida de Sevilla
No hay comentarios