"Sin investigación no estaría vivo"

La madre de Samuel, Elena Bernal, relata la batalla de su pequeño para superar severos problemas generados por una enfermedad rara.

Elena Bernal con su hijo Samuel, en un abrazo con los pediatras Macarena Anchoriz y Felix Coserria.
Elena Bernal con su hijo Samuel, en un abrazo con los pediatras Macarena Anchoriz y Felix Coserria.
N. Márquez

12 de febrero 2017 - 06:53

"Sin la investigación, sin la búsqueda de alternativas, mi hijo no estaría vivo". Elena Bernal, madre de Samuel, quiere hacer un "homenaje", a través de estas líneas, a todo el equipo humano que ha tratado a su pequeño en el Hospital Infantil desde que nació. "Su pediatra, Macarena Anchoriz, conoce a mi hijo mejor que yo, desde los nueve meses; el doctor Félix Coserria, los cirujanos, las enfermeras, los celadores, cada uno de ellos han mostrado ser grandes profesionales. Quiero rendir un homenaje a su humanidad. Son profesionales que carecen de la fama de un cantante, un futbolista o un torero. Y salvan vidas todos los días", explica Elena, al relatar la carrera de fondo que supera día a día junto a su pequeño. Samuel padece una enfermedad rara, el síndrome de Opitz, que se manifiesta a nivel orgánico con múltiples malformaciones que requieren de cirugía correctiva como principal tratamiento.

Samuel nació con malformaciones congénitas en el corazón y en el aparato digestivo. Se alimenta de manera artificial mediante un botón gástrico. Estos severos problemas de salud le han obligado a entrar en quirófano demasiadas veces a su corta edad. Con apenas seis meses fue operado por vez primera a corazón abierto. Son tres las intervenciones de este tipo a las que se ha sometido. Las cicatrices cruzan su cuerpo. La última de las intervenciones a corazón abierto lo colocó entre la vida y la muerte. "No contaban con mi hijo, se iba. La operación duró doce horas y hubo problemas en el quirófano", recuerda Elena.

La voz de esta madre sevillana se quiebra. Los recuerdos de esos instantes son muy dolorosos. "El verano fue muy duro, saber que iba a perderle... y ni una lágrima en su presencia, quería que fuera feliz; y lo es. Es especial; no llora por caprichos; las enfermeras me dicen: 'Su genio nos permite entrar enteras en la habitación". Esta mujer se vio obligada a dejar a un lado una carrera profesional de éxito como consultora económica financiera para dedicarse en cuerpo y alma a su pequeño Samuel. Esta madre, que tiene un hijo mayor de 14 años, no escatima en alabanzas hacia el personal que atiende a su hijo menor: "La intervención del doctor Coserria ha dado vida a mi niño. Si no hubiera investigado una solución para él, probablemente no estaría vivo".

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