Un libro desata en Antares la locura con un psiquiatra

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Best seller. El doctor Enrique Rojas presentó en Sevilla su último libro, un manual para potenciar la inteligencia, que ha escrito en colaboración con una de sus dos hijas psiquiatras

Enrique Rojas, ayer en Antares con su hija Isabel, también psiquiatra, que colabora en su último libro.
Enrique Rojas, ayer en Antares con su hija Isabel, también psiquiatra, que colabora en su último libro. / Juan Carlos Muñoz
Francisco Correal

07 de febrero 2017 - 02:34

Cinco consejos para potenciar la inteligencia. Cinco claves para fortalecerla -orden, constancia, voluntad, motivación, capacidad de observación- y cinco mujeres en su vida: Isabel Estapé, su esposa, y las cuatro hijas de Enrique Rojas (Granada, 1949): dos psiquiatras, una consultora y la cuarta, Almudena, religiosa en un convento de clausura de los fundados por Teresa de Jesús.

Con estos tres pentágonos, el doctor Rojas, consulta en la calle Serrano de Madrid, vino a Sevilla a presentar en Antares su último libro, Cinco consejos para potenciar la inteligencia (Temas de hoy). Lo introdujo el periodista Ignacio Camacho, que lo llamó "psiquiatra best seller y distinguió este libro, adscrito al género de autoayuda, de los de "Paulo Coelho, Bucay y otros vendedores de humo emocional".

Hijo y padre de psiquiatras, es el oficio médico que más creció con el cirujano estético

Inteligencia viene del latín Intus Legere: leer por dentro. Leer por dentro lo que no se ve por fuera, porque la mente también vive en clausura, como la hermana monja; y con esas claves de la inteligencia pasa como con las blondas de piedra que los canteros medievales construyeron en la Catedral de Sevilla: que no se ven desde fuera. Como los estragos de la depresión, esa palabra que llega a su consulta.

"¿Y sobre qué escribo, papá?", contó su hija Isabel que se preguntó cuando el doctor la invitó a colaborar. La respuesta se la dio una paciente que llegó con la autoestima por los suelos, "había suspendido y decía que no servía para nada". Isabel Rojas Estapé hizo la pregunta del millón: "¿Einstein o Kennedy qué eran? ¿Listos o inteligentes?". Fuera del libro, ¿Mourinho es listo y Guardiola inteligente?, ¿Iglesias es listo y Errejón inteligente?.

La Inteligencia debería enseñarse en las clases de Historia, a juzgar por una de las clasificaciones que hace Enrique Rojas: inteligencia monárquica, oligárquica y democrática. El orden es el mejor aliado de la inteligencia. "Un equipo de la Universidad de Pittsburgh ha demostrado que muchas personas pierden dos años de su vida en encontrar cosas que han perdido. En la duda, tiro, qué paz produce".

Constancia es el nombre de un equipo de fútbol de Inca en el que jugó José Agustín Goytisolo. Es una clave fundamental para potenciar la inteligencia. Cuando le preguntaron a Joan Miró las claves de su pintura, dijo: "Un poco de talento, orden y constancia. Yo pinto todos los días".

La voluntad es sinónimo de propina pero en esta historia de la inteligencia es "la joya de la corona". La voluntad del que se cae y se levanta. "El fracaso te enseña lo que el éxito oculta". Enrique Rojas propuso un desfile de personajes históricos que triunfaron en sus fracasos: Tomás Moro, que muere solo y arruinado en la cárcel de Londres; Alexander Solzenitsin, el Nobel que pasó en Siberia los mejores años de su vida; y Nguyen van Thian, el obispo de Hanoi que pasó trece años entre rejas y descubrió dentro una humanidad inédita fuera.

Todos los años imparte unos cursos en la Universidad de Londres y en la última visita conoció un conductor de autobús que no dejaba de cantar. Era nieto de jamaicana, cosa que ayuda, pero el psiquiatra se interesó por tanta alegría. Dio con una vida llena, con ese equilibrio que mide la felicidad entre lo que se ha deseado y lo que se ha conseguido. El cronista pensaba en Juanito Rodríguez, conductor de Tussam, que se cree afortunado por tener el mejor oficio posible y que ha visto a los Rolling en medio mundo. De vuelta a la redacción, el monitor de la línea 1, que va de la Glorieta Plus Ultra al Polígono Norte, pone a modo de miscelánea una frase de François Mauriac: "Fracasas en todo. De nada eres capaz sino de soportar. Pues soporta". Alguien ha debido leer el libro. Leído y subrayado, como le gusta al doctor Enrique Rojas.

En la motivación, cita a Laotsé: "El que conquista a los demás es poderoso; el que se conquista a sí mismo, es invencible". Una armada que se encuentra con rivales temibles e insospechados. "Lo que no pueden el odio o el rencor, la rutina se lo lleva por delante".

Al psiquiatra le fascina la pintura de vanguardia, asociación que remite a esa visita que Dalí hizo con Stefan Zweig a la casa londinense de Sigmund Freud. Hijo y padre de psiquiatras, Enrique Rojas ha vivido en su propia trayectoria profesional el cambio de reputación de su oficio. "Los dos médicos que más han crecido son el psiquiatra y el cirujano estético. Las mujeres ahora quieren ser como el Madrid de hace tres años: sin delantera, sin defensa y sin centro del campo".

Su capacidad de observación la puso a prueba hace poco en su visita a una sinagoga de Madrid. Dice que hay gente que no tiene nada para el tiempo y quien no tiene tiempo para nada. "El tiempo es un ladrón. Me gustaría ser como Marañón, trapero del tiempo". Su consulta, según el retrato de Ignacio Camacho, está en un barrio poblado por comercios de alto standing y bancos de ingeniería financiera, pero él sólo vende paz del alma y de la mente, "un artículo de lujo".

Decía Lezama Lima que la voluntad es hacer lo que uno no quiere hacer. Algo parecido mantiene el doctor Rojas. "La voluntad no es hacer lo que te apetece, sino lo que te va a hacer mejor". De ahí procede una de sus definiciones de la felicidad, la capacidad de hacer "el mayor bien posible y el menor mal consciente".

La inteligencia es una cualidad a medias sin esfuerzo, como aprendieron sus cuatro hijas cuando eran niñas; la inteligencia sin afectividad cojea, y para eso se remite a uno de sus autores favoritos, Coleman, "que empezó firmando gacetillas en el New York Times". Locos por el psiquiatra, muchos de los presentes fueron a que les firmara el libro. Para tiempos de obsesión por el cuerpo, ese cautivo del alma, que a veces vuela tan alto que dio a la caza alcance. Verso de San Juan de la Cruz que citó el doctor Rojas y que habían cantado Amancio Prada y el rockero Silvio.

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