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La lluvia se filtra a chorros en la comisaría de la Ranilla

  • Los sótanos y aparcamientos de la Jefatura de la Policía Local, que todavía no se ha inaugurado ni tiene fecha prevista para ello, se inundan cada vez que llueve

El agua de la lluvia se está filtrando a chorros en la futura Jefatura de la Policía Local en la Ranilla. El edificio todavía no está inaugurado, ni tiene fecha prevista aún para su apertura, pero ya acumula bastante agua en los sótanos y aparcamientos subterráneos. Las filtraciones son mucho más que unas simples goteras, puesto que, como se aprecia en una de las fotografías que acompañan esta información, caen del techo auténticos chorros de agua. Como consecuencia de ello, se forman cada vez que llueve enormes charcos en los aparcamientos y el agua fluye por las rampas de entrada y salida a los mismos.

Estas filtraciones llaman la atención en una obra que ha costado en total más de 20 millones de euros, ya que el presupuesto inicial superaba los 17 y luego se aprobó una desviación de otros tres. A ello hay que sumar los 1,5 millones que costaría la mudanza y el equipamiento, que no fueron presupuestados por el anterior gobierno local. Para abaratar costes, el Consistorio ha decidido amueblar el edificio nuevo con los muebles viejos con los que trabaja la Policía Local en la sede actual de la isla de la Cartuja.

El edificio está terminado desde hace meses y fue recepcionado en octubre por el Ayuntamiento de Sevilla. Desde entonces hay una vigilancia permanente de la Policía Local durante las 24 horas para impedir que nadie acceda al interior del inmueble. El nuevo gobierno del PP se ha mostrado esquivo desde el primer momento a avanzar una fecha para la inauguración de la comisaría, que se levanta sobre los terrenos de la antigua cárcel de la Ranilla.

Sin embargo, cada día que pasa sin que se abra el edificio supone un perjuicio a las arcas públicas. La construcción de la comisaría la ejecutó la empresa Detea a cambio de la cesión de los suelos de la actual Jefatura de la Cartuja, por lo que el retraso en la entrega de estos terrenos conlleva el pago de una indemnización a la constructora.

El proyecto de la Ranilla ha sufrido contratiempos desde antes de su construcción. Ya tuvo que ser rediseñado por los recortes presupuestarios, que obligaron al arquitecto a comprimir en tres plantas un edificio que había pensado para ocho. Con la obra en marcha, los trabajos se paralizaron por las desavenencias entre los altos cargos de las delegaciones de Movilidad y de Convivencia y Seguridad. Ahora, el nuevo gobierno también ha planteado una serie de reformas antes de la inauguración para ganarle espacio a la Policía Local y restárselo a la delegación de Movilidad. Todos estos cambios han ido retrasando la apertura de un edificio que, de cumplirse los plazos, tendría que haberse inaugurado en verano de 2010.

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