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La lluvia regresa este fin de semana a Sevilla

El mal del brasero

Diecinueve personas han muerto en Sevilla en incendios en un año, casi todos por causas eléctricas.

Un guardia civil precinta la casa de Arahal en la que murieron cuatro personas.
Fernando Pérez Ávila

07 de enero 2016 - 05:03

Apenas ha llegado el frío a Sevilla y ya ha comenzado el goteo de incendios en viviendas. Dos personas han muerto en las últimas semanas en sendos fuegos registrados en sus casas. La segunda víctima fue una mujer de 38 años, impedida, que falleció en el incendio de su piso, en la sexta planta de un bloque de ocho de Bormujos, la tarde del 2 de diciembre.El primero fue un hombre que padecía el síndrome de Diógenes, que murió en el incendio de su domicilio de la calle Pedro de Cieza, en Nervión, el 19 de noviembre.

A estos dos siniestros mortales se les une un rosario de fuegos que en los últimos días han dejado varios heridos e intoxicados por inhalación de humo. El 12 noviembre una mujer resultó herida por quemaduras en Montellano, el 16 se desalojó un bloque de Camas, el 23 hubo dos afectados por el humo en Guillena, el 24 sufrió heridas un anciano de 80 años en la plaza Alfonso Jaramillo, en Triana, y el 26 se intoxicó un hombre en el incendio de su cocina en Carmona. Desde noviembre del año pasado hasta hoy han muerto 19 personas en incendios ocurridos en domicilios de la provincia de Sevilla. Entre las víctimas hay varios niños. La mayoría de los fuegos tuvieron un origen eléctrico y aproximadamente la mitad de ellos comenzaron en braseros de resistencia.

El invierno pasado fue uno de los más trágicos de los últimos años. Entre noviembre de 2014 y febrero de 2015, el servicio de Bomberos de la Diputación registró 2.601 siniestros, de los que 1.564 fueron incendios. De ellos, 211 ocurrieron en domicilios, lo que supone una media de casi dos sucesos al día. Así consta en el primer informe de 2015 del Observatorio del Fuego y Salvamento de la Diputación de Sevilla, creado el año pasado. No se incluyen aquí los datos de la capital ni de Dos Hermanas, que cuentan con servicios de Bomberos propios. De los 19 muertos que ha habido desde noviembre de 2014, cinco han sido en la capital y dos en Dos Hermanas. El resto de incendios ha sucedido en la provincia, lo que ha provocado que los sindicatos cuestionen el servicio de Bomberos que actualmente tiene la Diputación.

El informe del Observatorio del Fuego de la Diputación permite conocer las causas de la mayoría de los siniestros y cómo prevenirlos. El documento hace una distinción por meses y constata que en diciembre y enero hay más incendios que en el resto de meses, primero porque las temperaturas son más bajas y se recurre más a aparatos eléctricos, y segundo porque la familia pasa más días en casa y se eleva el riesgo de incendios. En cuanto a los días de la semana, son los sábados los que más fuegos en vivienda se registran, seguidos de los martes y los domingos. Sí parece haber una relación entre los festivos y los incendios.

Según las horas del día, los fuegos ocurren en todas las franjas horarias, pero hay dos que destacan especialmente. La primera es entre las dos de la tarde y las cuatro, que coincide con la hora de los últimos retoques a la comida y con la llegada de los hijos desde sus colegios y de los adultos desde los trabajos. La segunda franja es entre las seis de la tarde y las nueve de la noche, con una hora pico a las ocho.

Una tercera franja horaria es la comprendida entre la medianoche y las nueve de la mañana. Son pocos los incendios que ocurren en esta hora, pero sí presentan unos niveles de riesgo muy elevados para las personas, que suelen estar descansando y por tanto tardan más en reaccionar. El informe detalla que tres incendios, con seis víctimas (hay que añadir dos ocurridos en la capital, que no figuran en este informe: el de Nervión en el que murieron una mujer y su nieta, y otro en el que falleció una anciana en el Cerro), se produjeron entre las cuatro de la madrugada y las diez menos cuarto de la mañana. Las víctimas no tuvieron tiempo para reaccionar y se vieron afectadas por el humo, que les impidió salir. Entre estos fuegos destacan el de Arahal, ocurrido el 10 de noviembre de 2014, que se saldó con las muertes de un matrimonio y sus dos nietos, de 11 y 18 años. En este caso, el origen no fue un brasero sino un ordenador portátil que se estaba cargando encima de un sofá, en el salón de la casa.

Dos incendios con cuatro víctimas se produjeron entre las dos y las tres de la tarde, coincidiendo con los preparativos del almuerzo. Fue el caso de los incendios de Lora del Río, el 8 de enero, en el que murió una mujer de 25 años y sus dos hijos mellizos de dos años; y de Alcalá de Guadaíra, el 17 de febrero, en el que perdió la vida un niño de seis años. En ambos casos las llamas comenzaron en un brasero de resistencia, en el comedor en el caso de Lora, y en la salita en el de Alcalá.

En la franja horaria de las nueve de la noche se declaró el fuego en la casa del escritor Rafael de Cózar, el 12 de diciembre de 2014 en Bormujos. Las llamas se originaron en el estudio de la víctima. El informe añade que en todos los casos se produjo una combustión muy rápida. "El material existente en las viviendas permitió que el fuego se desarrollara con mucha rapidez y virulencia, alcanzando temperaturas muy altas en poco tiempo", apunta el informe, que confirma un hecho que los Bomberos llevan tiempo observando: los materiales que se utilizan en las casas han aumentado su índice de inflamabilidad y contribuyen, por tanto, a la propagación rápida de las llamas.

Para el Observatorio del Fuego, las tareas de prevención son fundamentales, de ahí que dedique un apartado específico a recomendar una serie de medidas para autoprotegerse ante los incendios. Una norma básica es sustituir los clásicos calentadores de resistencia, que se suelen instalar en las mesas camilla, por radiadores de aceite. En cuanto a la electricidad, no se deben sobrecargar los enchufes con conexiones masivas en un mismo punto de luz. Es aconsejable utilizar regletas con pocas extensiones y, a ser posible, que dispongan de interruptor de corte. Además, hay que desconectar los aparatos eléctricos, especialmente los calentadores, antes de dormir.

Nunca se debe abandonar la cocina mientras se prepara la comida y esté el fuego encendido. Si se necesita abandonar la cocina, se debe apagar antes el fuego. En la cama nunca hay que fumar, y estar atento para que los mayores no lo hagan. Al menos tres incendios recientes con víctimas mortales -en Montellano el 10 de noviembre de 2014, en Alcalá de Guadaíra el 13 del mismo mes y en el Polígono Sur el 17 de agosto- se originaron por cigarrillos mal apagados.

Tampoco hay que dejar los ordenadores portátiles o los teléfonos móviles cargando por la noche sobre superficies inflamables. Es vital instalar detectores de humo para poder reaccionar a tiempo ante un incendio. Además, se deben dejar las llaves de puertas y de rejas cerca de éstas para poder abrirlas rápido en el caso de que haya que salir urgentemente de la vivienda.

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