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Casi medio siglo de una pasión quirúrgica

  • El catedrático de Oftalmología Antonio Piñero pronunció su última clase magistral

  • Hizo un recorrido sobre los avances en el desprendimiento de retina

El catedrático Antonio Piñero durante su última clase magistral en el Aula Magna de Filología.

El catedrático Antonio Piñero durante su última clase magistral en el Aula Magna de Filología. / víctor rodríguez

Asistir a la última clase magistral de Antonio Piñero Bustamente es empaparse de la historia de la Oftalmología de forma didáctica y sin que el aburrimiento haga acto de presencia ni un segundo. Todo lo contrario. El interés crece conforme este catedrático -nacido en Cádiz- va ahondando en las diferentes etapas de una disciplina que ha constituido una de sus grandes pasiones a lo largo de los 45 años que ha ejercido como médico. No importa que quien lo escuche sea ignorante en la materia. El don de palabra de este experto logra que el lenguaje científico se haga apetecible a quien carece de conocimientos sobre el ámbito de la medicina. Virtud propia de un gran maestro.

La clase magistral del doctor Piñero tuvo lugar ayer en la Sala Magna de la Facultad de Filología. Una cita a la que acudieron diversos compañeros y numerosos alumnos desde distintos puntos de España, "incluida Calatayud", como recordó el presentador del acto, Ernesto Pereira. Algunos de estos profesionales tomaron la palabra tras la intervención del catedrático para agradecer lo aprendido todos estos años a su lado y por la confianza depositada en ellos.

Una vez en el atril, el reconocido oftalmólogo hizo un recorrido histórico sobre el avance médico en la cura del desprendimiento de retina. Para ello, retrocedió al siglo XIX, cuando quienes se dedicaban a este menester sólo se limitaban "a limpiar las legañas". "Curaban pocas veces y consolaban mucho", refirió Piñero. Hasta 1850 no llegó una aportación importante a este campo científico. Vino de la mano de doctor Helmholtz, que comenzó a realizar diversos avances en el desprendimiento de retina. A partir de entonces se pusieron en práctica diversas incisiones y drenajes que, no obstante, provocaron más escepticismo que logros. A finales de la centuria decimonónica se prefirió aplicar la abstención quirúrgica, ya que "la acción directa" no había obtenido buenos resultados.

Hubo que esperar a finales de la década de los 30 del siglo XX. Es entonces cuando Jules Gonin sentó un principio básico: el desgarro es la causa del desprendimiento de retina. Su discípulo Hermenegildo Arruga fue quien introdujo sus técnicas en España. Conocimientos que recopiló en un libro escrito en 1936. El estadillo de la Guerra Civil impidió que se distribuyera, por lo que los ejemplares se almacenaron en Barcelona. A él se debe el cerclaje con hilo alrededor del globo ocular que tanto se aplicó en las intervenciones a partir de 1958.

La década de los 50 fue -a nivel mundial- una de las más fructíferas en cuanto a avances a la hora de tratar el desprendimiento de retina. Piñero hizo especial hincapié en la figura del doctor Charles Shepens, quien logró huir de la persecución nazi tras refugiarse al sur del Pirineo francés, España, Portugal e Inglaterra para llegar, en 1947, a Estados Unidos. Su nombre está ligado al decisivo avance de la cirugía ocular, con aportaciones como el oftalmoscopio binocular -una revolución en la exploración de la retina, según Piñero- y el dibujo a detalle que presidía la actuación en el quirófano. También introdujo la cirugía intraescleral.

Después llegaron los avances de la década de los 60, época en la que tomaron especial importancia las técnicas que introdujo el doctor Lincoff, como el microscopio electrónico y la crioterapia, lo que evitó lesionar la estructura escleral. Una aportación que permitió que las intervenciones fueran menos agresivas y, como recordó el catedrático de la Hispalense, "conocer desde el principio dónde está la rotura".

Su última clase magistral acabó con un elogio a la labor desarrollada en Sevilla en este ámbito de la medicina. "Mucho de lo que se ha hecho en este país por el desprendimiento de retina se ha logrado en esta ciudad", defendió Piñero, quien recordó que en la década de los 80 "revolucionamos este campo gracias a los cursos internacionales en los que trajimos a los principales referentes en el tratamiento del desprendimiento de retina, que ha sido mi pasión quirúrgica".

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