Un modelo a seguir

En 1689, un comerciante nacido en Brujas, Diego Mester Aernoust, desembarcó en Sevilla atraído por la intensa actividad comercial que la ciudad mantenía con las Indias. El destino quiso que adquiriera una antigua almazara mudéjar en Dos Hermanas cambiando la tradición familiar para convertirse en labrador y escribiendo la historia de la que se conoce hoy como hacienda Los Molinos de Maestre, cuyo buen estado de conservación le ha valido una mención especial en los premios que cada año convoca la asociación para la conservación del patrimonio español Hispania Nostra.

Un total de 140 enclaves de 26 países aspiraban a este reconocimiento y mención especial recibió la labor de conservación que la familia Maestre -así castellanizó el noble flamenco su apellido para asentarse en la ciudad- ha realizado en esta hacienda, que desde hace un tiempo sirve de escenario para la celebración de bodas y eventos y acoge también el taller de restauración de una de sus propietarias.

El edificio, que siempre ha permanecido en manos de la familia Maestre, ha sido sometido recientemente a una obra de recuperación por la que se ha rehabilitado una parte para residencia familiar así como la almazara y elementos constructivos tales como cubiertas o muros de carga. Esta actuación permitió también recuperar pinturas, bajorrelieves y otros dibujos decorativos repartidos por toda la hacienda.

Los premios que convoca Hispania Nostra y organiza Europa Nostra-Unión Europea reconocieron también la labor realizada en lo que es hoy el Museo de Carruajes, ubicado en la Plaza de Cuba, y que en su día fue un convento construido sobre una ermita fundada en 1540 en la que se veneraba a la Virgen de los Remedios. El museo abrió sus puertas como tal en el año 1999 con el objetivo de dar a conocer el mundo del coche de caballos y en la actualidad, como la hacienda nazarena, sirve también como espacio para la celebración de eventos familiares y de empresas.