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Los problemas de los ruidos
Los vecinos del barrio del Arenal, los primeros en librar la batalla contra la movida, vuelven a estar en pie de guerra por la movida y la pasividad municipal para atajar sus molestias. Tras varios años de calma y tranquilidad, y una sentencia inédita del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que obligaba al Ayuntamiento a tomar medidas contra el consumo de alcohol en la calle, han visto cómo el problema ha rebrotado con fuerza ocasionando múltiples problemas de descanso y seguridad en la zona. La situación se parece a la existente en el entorno del Salvador, otro punto negro.
La botellona de antaño ha dejado paso a la infinidad de bares de copas que han brotado en la calle Arfe y sus vías aledañas, aunque muchos de ellos ya estaban en funcionamiento desde hace años, con las consiguientes molestias y ruidos desde la noche del jueves. La zona del Arenal, aún tras la sentencia del TSJA que consiguió eliminar las concentraciones en la calle, continuó siendo una zona importante para la movida, aunque el perfil viró hacia un público mayor, de 25 años en adelante y de cierto poder adquisitivo. El problema comenzó con la entrada en vigor de la Ley del Tabaco que prohibía su consumo en el interior de los bares. Fue ahí cuando los locales, con la permisividad del Ayuntamiento, comenzaron a permitir el consumo de sus bebidas en la vía pública, un reclamo para muchas personas que ha terminado por colapsar las calles.
"Se ha producido un rebrote muy fuerte de la movida. Esta zona está declarada acústicamente saturada de ruidos y no paran de abrir bares. Es materialmente imposible parar allí. El Ayuntamiento no cumple la normativa, por lo que si no nos hacen caso volveremos a acudir a los tribunales. No hacen nada para garantizar el derecho al descanso de los vecinos", explica María Jesús Luque, vocal de la asociación de vecinos Torre del Oro.
Además del colapso de las calles donde se encuentran los bares de copas -Arfe, Adriano, Real de la Carretería o Pavía, entre otras- que impide el paso normal de peatones y vehículos, los vecinos denuncian el ruido, la suciedad, los orines, la inseguridad y los vómitos en los portales y la vía pública: "Estamos recogiendo firmas porque la situación es insostenible. Casi no se puede ni llegar a los portales, ni pasar con los coches".
Desde esta asociación observan con estupor cómo el Ayuntamiento se lava las manos ante sus problemas. "El alcalde debería saber esto sin que se denunciara. No tendría que ser necesario llegar a este extremo para que nos garantizaran nuestro descanso y tranquilidad. No podemos aguantar más", concluye María Jesús Luque.
Mientras que en el Arenal el principal problema para los vecinos deriva de la concentración de bares, en otro punto neurálgico del casco histórico, la Plaza del Salvador, la botellona persiste sin que el Ayuntamiento logre medidas efectivas para impedir las continuas molestias que ocasiona a los residentes de este enclave. "La Policía Local tiene que hacer valer todas las leyes por igual y sin excepción, pero por alguna razón los agentes se dedican a multar continuamente y desde las siete de la mañana a vehículos mal aparcados; y, sin embargo, no impone denuncias por algo que también está prohibido, beber en la calle", explica Milagros Peruyeras, presidenta de la Asociación del Salvador.
Hasta hace un mes dos vehículos de la Policía Local permanecían aparcados durante los fines de semana en El Salvador para disuadir a los jóvenes de realizar botellonas, una medida "nefasta", según los que viven en esta zona, "ya que sólo lograba que los jóvenes acudieran a las calles aledañas de la plaza para continuar con las botellonas, de modo que seguían impidiendo el sueño de los vecinos de estas céntricas vías", denuncia la portavoz sindical. La permanente presencia de dos patrullas policiales con las luces encendidas durante las noches de los fines de los semana transmitía además "inseguridad" a los visitantes. "Algunos turistas incluso se dirigían a los vecinos para tratar de averiguar por qué dos coches de la Policía Local estaban apostados permanentemente", comenta.
Para Peruyeras la solución más viable pasaría por más vigilancia y por la imposición de multas para quienes incumplan la ley antibotellón, que prohibe beber en espacios públicos que no estén habilitados para ello. Los malos olores, la suciedad y los ruidos que generan las concentraciones de jóvenes hasta bien entrada la madrugada continúan siendo una de las pesadillas de los que viven en el entorno del Salvador, una plaza que, según denuncian los residentes, "huele mal" de manera permanente y "necesita una limpieza especial y en profundidad", ya que, pese a la labor de los operarios de Lipasam a primera hora de la mañana, "lo cierto es que los malos olores no se van", denuncian.
La permisividad del Ayuntamiento con las botellonas que se celebran, desde el jueves y durante todo el fin de semana, en este enclave histórico de la ciudad afecta tanto a los residentes, muchos de ellos ancianos, como a los visitantes. "Es lamentable ver cómo las botellonas dejan una alfombra de botellas, bolsas de plástico y malos olores cada fin de semana", incide la portavoz.
Los líderes vecinales entienden que este fenómeno de la movida juvenil requiere una respuesta por parte del Ayuntamiento. Además de reforzar la medidas policiales con más sanciones, "los jóvenes necesitan un espacio donde divertirse y disfrutar del ocio sin que por ello molesten ni perjudiquen a otros", comenta Peruyeras. Asimismo, más allá de la capacidad de un gobierno municipal para dar respuesta a este problema enquistado, "también es necesaria una labor de educación de los ciudadanos para que se impliquen con el bienestar general y con su ciudad", concluye.
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