-¿Qué balance hace de la oposición?

-Soy muy autocrítico y creo que podemos mejorar mucho, pero en estos momentos la oposición no es protagonista, es un artista secundario. Si tuviéramos un buen gobierno, a lo mejor no habría que pensar en si la oposición lo está haciendo bien o no. En los plenos municipales se demuestra quién lleva el pulso político de la ciudad. Las actas plenarias no están al alcance de los ciudadanos, pero ahí se ve que hacemos propuestas constructivas.

-Hay quien opina que su equipo se constituyó para gobernar, no para estar en la oposición 4 años.

-Insisto. Fijarse en la capacidad de la oposición es un análisis interesado. Demuestra que alguien está preocupado al ver que el gobierno no alcanza la altura necesaria y quiere comprobar si la oposición está haciendo de gobierno en la sombra. La oposición es oposición. Y yo dije que sería muy diferente a la que hizo en el mandato anterior Zoido. Segundas partes nunca fueron buenas.

-¿No debería ser más dura?

-En el primer año hay que respetar la decisión de la mayoría de los ciudadanos, que votaron al PP. No entenderían que fuéramos a degüello, sería hacer el ridículo. Iremos adaptando el modelo de oposición al avance del mandato. Ya hemos detectado los puntos débiles y ahora entraremos en otra fase.

-Una oposición en positivo.

-Ya hay mucha gente que nos dice que estamos haciendo una oposición seria, honesta, no destructiva. Las circunstancias son difíciles y le doy un margen de maniobra mayor al gobierno, pero nada más.

-¿Se acercarán más a los barrios?

-Sí, estaremos más lejos del palomar y más cerca de los problemas.

-Dentro de tres años, ¿seguirá siendo la Alcaldía su objetivo?

-He aprendido mucho en estos dos años y cada vez me siento con las ideas más claras. Estoy muy bien. Estoy cumpliendo lo que prometí y espero terminar con salud la tarea que corresponde a mi mandato.