El neurólogo Félix Viñuela sobre el ictus: "Podemos reducir la probabilidad de sufrirlo en un 90% si controlamos los factores de riesgo"
El profesor de la Universidad CEU Fernando III explica cómo hábitos saludables y control médico reducen drásticamente el riesgo de ictus
Cada año, miles de personas en España sufren un ictus, una de las principales causas de muerte y la primera de discapacidad en adultos. Con motivo del Día Mundial del Ictus, el profesor de la Universidad CEU Fernando III, Félix Viñuela, recuerda que hasta el 90% de los casos se podrían evitar si se controlan los factores de riesgo vascular y se adoptan hábitos de vida saludables.
"Podemos reducir la probabilidad de sufrir un ictus en un 90% si controlamos la hipertensión, el colesterol, la diabetes o el exceso de glucosa en sangre, y acompañamos estos cuidados de dieta equilibrada, ejercicio físico diario y la reducción de estrés, tabaco y alcohol", explica Viñuela. El experto subraya la importancia de la prevención como herramienta no solo para evitar el ictus, sino también para reducir la probabilidad de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, hasta en un 40%.
El ictus se produce de forma súbita y requiere actuación inmediata. "Es una emergencia de nivel 1. No podemos esperar a que pase; el tiempo es cerebro", advierte Viñuela. Para reconocer los síntomas de alarma, recomienda el método FAST: Face (caída de un lado de la cara), Arm (debilidad en un brazo), Speech (dificultad para hablar) y Time (llamar de inmediato a emergencias). Cada segundo cuenta para reducir las secuelas motoras, cognitivas y afectivas.
Viñuela recuerda que las secuelas del ictus dependen del tiempo transcurrido hasta recibir tratamiento y de cómo se controlen los factores de riesgo. La rehabilitación temprana, sobre todo fisioterapia, es clave para recuperar la movilidad, mientras que la prevención a largo plazo protege la función cognitiva y disminuye el riesgo de demencia.
El mensaje de los especialistas es claro: prevenir y actuar rápido salva vidas. Con una vida saludable, la detección precoz y la intervención inmediata, es posible reducir significativamente tanto la mortalidad como las secuelas del ictus, recordando que cuidar del corazón y los vasos sanguíneos es, en definitiva, cuidar también del cerebro.
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