Plaza de España · Ciudad Real

En un no-lugar de La Mancha

  • Emilio González Ferrín. Traductor del Corán, estudioso del islam, fue manchego de cuna dos semanas de octubre de 1965. No ha vuelto a esa Ciudad 'Irreal' que ve siempre desde el AVE.

ACABA de regresar de Teherán, donde ha impartido una serie de conferencias sobre las traducciones del Corán al español. Emilio González Ferrín (Ciudad Real, 1965) ha vuelto a experimentar la extraña vivencia de sentirse culipardo, gentilicio de los nacidos en la villa manchega donde sólo vivió sus dos primeras semanas de vida. "Muy poco tiempo, pero fundamental. Cada vez que voy a los países árabes y tengo que actualizar el pasaporte, vuelvo a escribir esas dos palabras: Ciudad Real".

"Que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla...". El banco reproduce el episodio de los molinos de viento que uno de sus más admirados cervantistas, Francisco Márquez Villanueva, el alumno del San Francisco de Paula que se tuvo que exiliar a Boston, asocia a un insólito padrino literario. "Decía Márquez Villanueva que ahí está la Divina Comedia de Dante, que los gigantes son una referencia a los demonios".

Hay una interpretación mucho más prosaica. "Yo nací en Ciudad Real de casualidad. A mi padre, funcionario de Obras Públicas, ya lo habían destinado en Madrid. Tuvo que salir pitando de Ciudad Real porque descubrió un escándalo urbanístico". Molinos que eran gigantes. Antes que él nació en la capital manchega su hermana Isabel, que es archivera del Palacio Arzobispal.

Recuerda al profesor de Literatura del colegio La Salle de Madrid que le inculcó la afición al Quijote. "Este libro hay que leerlo tres veces. La primera, porque te lo mandan; la segunda, para aprender; la tercera, para reírte". Paisano fortuito de Antonio López, Pedro Almodóvar, Cayo Lara o María Dueñas, nunca volvió a su ciudad natal, "la veo siempre desde el AVE, porque cuando vamos en coche siempre paramos a comer en Toledo". Cada vez que este profesor de Introducción al islam en la Universidad de Sevilla viaja por alguno de esos países, cuando prueba una alboronía le remite inmediatamente al pisto manchego, compañero del tiznado, las gachas y las migas.

Dos semanas, un bloom's day manchego multiplicado por catorce. Francisco Presedo le transmitió la pasión por ese universo cultural en las clases de Jeroglíficos Egipcios. El Cairo es una de sus ciudades reales, donde ha vivido y en la que ubicó su primera novela. "Esto es como ver la película Interstelar, cómo viajar de Ciudad Real hasta El Cairo pasando por Verona". Por la ciudad cuyos puentes le dan pórtico a su segunda novela.

Estudió en Granada y disfrutó de una serie de becas de investigación por el extranjero: Lovaina, Amman, Londres, Damasco. "Es terrible ver por televisión las imágenes de la capital siria que yo conocí como una Córdoba metida en el Oriente Medio".

Su familia se involucró en la Expo 92. Su padre formó parte de la oficina del comisario Cassinello. Su hermano Curro fue el responsable de los azafatos. A Emilio lo contrataron en el pabellón de Arabia Saudí. "Con el dinero saudí me compré mi primer coche, un Lada ruso". De aquella Cartuja del 92 a este recorrido quijotesco en la Sevilla del 29.

En 2016 se cumplen cuatro siglos de la muerte de Cervantes y de Shakespeare. A este último le une un curioso asidero. "Estoy totalmente entregado a Juego de tronos. El mapa mítico de la saga es totalmente shakesperiano". Dulcinea, Romeo y Julieta.

Fue nueve años jurado de los premios Príncipe de Asturias. Primero en el galardón de las Letras, después en Ciencias Sociales, intentó arropar la candidatura de Márquez Villanueva. Dio en un hueso sospechoso. "Primero les chocaba su visión de Al-Andalus, que yo viví en mis carnes cuando refuté la teoría de la invasión de 711 y la Reconquista. Después, sus teorías sobre Santiago, que considera una referencia especular de la peregrinación a La Meca. Decía que sus restos nunca se hallaron y podían ser los del romano Prisciliano. Paco Márquez lo escribió y Juan Goytisolo le dio bombo. Este país no ha digerido el americocastrismo".

Fue a Tánger a entregarle a Goytisolo un ejemplar del volumen dedicado a Alfonso X el Sabio como homenaje a Márquez Villanueva, su padrino en este afán por desfacer entuertos intelectuales. El islam es terreno abonado para el Quijote. "Lo tienen muy fácil porque se supone que el original es la traducción de un manuscrito árabe que Cervantes atribuye a Cide Hamete Menengeli. Cervantes era un buen erasmista, un buen posmorisco".

Ha vuelto de Teherán con Ciudad Real en el pasaporte. En el mapa de la provincia, ese río Guadiana homérico con ojos de rubia. Río que es manchego, andaluz y portugués. Una metáfora fluvial de las tres culturas.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios