Religión

Cuatro nuevos sacerdotes y otros tantos diáconos para la Iglesia de Sevilla

La ceremonia de ordenación conjunta de diáconos y sacerdotes en imágenes

La ceremonia de ordenación conjunta de diáconos y sacerdotes en imágenes / Juan Carlos Muñoz

El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz, ha presidido en la Catedral la ordenación de cuatro sacerdotes y cuatro diáconos. Los nuevos diáconos son Fernando Martín, Andrés Rodríguez, Camilo Castillo y Moisés Benavides. Los dos últimos han recibido su formación en el Seminario Redemptoris Mater. Por su parte, Germán Carrasco, Manuel Franco, José Pablo Hoyo y Julio Sánchez, han sido ordenados sacerdotes ante una asamblea que ha llenado la Nave del Crucero del templo metropolitano hispalense.

La ceremonia se ha desarrollado según una liturgia que no se llevaba a la práctica desde hace años en Sevilla, cuando se celebraban las ordenaciones de sacerdotes y diáconos en la misma misa. La Eucaristía ha contado con el acompañamiento musical de la Coral Polifónica de la Catedral, dirigida por Alfonso Peña, y Carlos Navascués al órgano. Han concelebrado el obispo auxiliar de Sevilla, Ramón Valdivia; el rector del Seminario, Andrés Ybarra; los miembros del Consejo Episcopal, el Cabildo Catedral y una nutrida representación del clero diocesano.

“Diálogo entre Dios y el hombre”

En su homilía, monseñor Saiz ha afirmado que la historia de toda vocación sacerdotal es la historia de "un diálogo entre Dios y el hombre, entre Dios que llama, y el hombre, que responde desde su libertad. Ahora bien, la iniciativa de la llamada es de Dios", ha aclarado.

"Cristo permanece en el amor que le tiene el Padre cumpliendo su mandamiento de amar a los hombres; nosotros permaneceremos en el amor que nos tiene Cristo si cumplimos su mandamiento de amarnos unos a otros", precisó.

En otro momento de su homilía, el arzobispo hizo especial hincapié en la predilección por los más necesitados: "Será preciso aplicarnos con generosidad y amor a las nuevas situaciones de sufrimiento y de dolor de las personas, de los más pobres y vulnerables, de los enfermos, de las personas más abandonadas y desasistidas, de los rechazados en la sociedad por cualquier causa". En la misma línea, afirmó que será preciso "responder a los retos que hallemos en cada momento, consecuencia de la crisis de sentido, de la crisis de fe, de la crisis que genera una economía que no se plantea poniendo a la persona en el centro de su actividad, y produce una situación de extrema necesidad en no pocos hermanos nuestros. Del mismo modo como Jesús amó con predilección a los más necesitados, así los debemos amar nosotros".

Dirigiéndose directamente a los ocho ordenados, señaló que el sacramento del Orden, "os hará partícipes de la misma misión de Cristo; estaréis llamados a sembrar la semilla de su Palabra, a distribuir la misericordia divina y a alimentar a los fieles en la mesa de su Cuerpo y de su Sangre. En este momento tan solemne e importante de vuestras vidas, Jesús os dice a vosotros también: Ya no te llamo siervo, sino amigo. Aceptad y cultivad esta intimidad con Cristo".

Concluyó su alocución con una referencia a la Virgen: "Ella estará a vuestro lado siempre para que con la gracia de Dios deis un fruto abundante y duradero".

Una vez ordenados, los cuatro nuevos sacerdotes se han situado en el altar como concelebrantes principales. Esta semana celebrarán sus primeras misas en las parroquias de procedencia.

Al revestirse, y según marca la instrucción general del Misal Romano, los nuevos diáconos llevan la estola desde el hombro izquierdo pasando sobre el pecho hacia el lado derecho del tronco, donde se sujeta. Encima la dalmática. Por su parte, los nuevos presbíteros portan la estola alrededor del cuello y pendiendo ante el pecho, encima la casulla.

La ordenación ha concluido con una breve reflexión del arzobispo, que ha felicitado a los seminaristas que han recibido el sacramento del orden, y que recibirá sus primeros destinos pastorales el próximo lunes.

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