Más de 30 patrulleros policiales están averiados y no se reparan
La demora en el cobro de las reparaciones provoca que haya talleres que se nieguen a arreglar los desperfectos de los coches de la Policía Nacional
Más de treinta patrulleros de la Policía Nacional permanecen averiados en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía y no se están reparando con regularidad. Varios de los talleres que trabajan habitualmente con la Dirección General de la Policía se han negado a seguir reparando las averías de los vehículos debido a los retrasos en el cobro de estos trabajos.
Esto supone que más de un tercio de los coches disponibles para la plantilla de Sevilla están averiados. Los coches de la Policía suelen tener más averías y problemas que otros vehículos, puesto que están continuamente circulando por las calles y a veces en situaciones extremas. Fruto de ello suelen sufrir también accidentes con cierta frecuencia.
Esta situación refleja las carencias que padece la Policía Nacional en la capital andaluza, que se suman al malestar existente entre los agentes tras el recorte salarial al que han sido sometidos por el Gobierno central. En Sevilla hay comisarías en las que no funciona el aire acondicionado y los policías tienen que trabajar con ventiladores. Así lo denunció a este periódico la Unión Federal de Policía (UFP), sindicato que alerta de la profunda desmotivación que existe en el cuerpo.
Ya el año pasado se registraron estos mismos problemas, que pueden ser más graves de lo que parecen puesto que llegan a influir incluso en detalles como la toma de huellas por parte de la unidad de Policía Científica. Los representantes de este sindicato aseguran que las averías del aire acondicionado se arreglan con cierta periodicidad pero que vuelven a surgir en muy poco tiempo.
Las deficiencias en las instalaciones siguen siendo notables, pese a que se haya inaugurado recientemente la comisaría de Sevilla Este. Sigue habiendo edificios que no son aptos para alojar una comisaría en Sevilla, como es el caso de la actual sede de Macarena, casi en ruinas. En otras comisarías, como en Bami, los retretes están inutilizados desde hace más de dos años.
Ya el año pasado se detectó la presencia de roedores y la existencia de goteras en una comisaría como la de la Alameda de Hércules, inaugurada hace tan sólo cuatro años. El recorte salarial se une a todas estas deficiencias. De ahí que los sindicatos hayan optado por recomendar a los afiliados que trabajen a reglamento, es decir, sin realizar ninguna actividad que requiera la iniciativa propia de los policías y sólo atendiendo los casos urgentes.
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