Muchas proclamas y poco debate electoral en la US
Universidad
Felipe Rosa y Ángeles Gallego avivan el encuentro entre los siete aspirantes a dirigir la Hispalense
La transparencia, el ahorro y la burocracia, los retos que centran los discursos
El futuro de la US según los siete aspirantes a gobernarla
Muchas proclamas y escaso debate. Los siete candidatos al Rectorado de la Universidad de Sevilla (US) pudieron exponer este jueves las principales líneas de su programa en el encuentro celebrado en la Escuela Superior Técnica de Ingeniería (ETSI). Convocatoria en la que en bastantes momentos decayó el interés del auditorio ante la monotonía de unos discursos que sólo se salvaron por las intervenciones de la moderadora (la periodista Mabel Mata, una experta en estas lides) y de los aspirantes Felipe Rosa y Ángeles Gallego, que mantuvieron una línea distinta a las de sus compañeros, demasiado marcada por la corrección política. La transparencia en la gestión, la necesidad de ahorro y una menor carga burocrática fueron los retos comunes en los que todos convergieron.
Histórico. Lo dijo varias veces Mabel Mata al presentar este debate. No es para menos. La US recupera el sufragio universal ponderado para unas elecciones a las que se presentan siete candidaturas, cifra sin precedentes. Este importante número de aspirantes obligó a hilar muy fino en el reparto de tiempos en las intervenciones. El encuentro empezó con una presentación de cada candidato, a la que siguieron cuatro bloques centrados en distintos asuntos: gobierno, PDIy PTGAS, docencia e investigación y estudiantado.
Como cualquier sesión en directo, no faltaron los problemas técnicos. Los fallos de sonido jugaron en contra de Felipe Rosa, que se vio obligado varias veces a interrumpir su discurso. Los participantes, reiteradas veces, se quedaban sin escuchar a sus oponentes. También hubo equívocos a la hora de asignar los tiempos. “Las cosas del directo”, argumentaba la moderadora.
La sucesión de Miguel Ángel Castro
Costó trabajo encontrar un ambiente de verdadero debate entre los aspirantes a suceder a Miguel Ángel Castro al frente de la Hispalense. Sólo en la segunda mitad se logró avivar un poco el encuentro. Los candidatos que más influyeron en ello, y desde un principio, fueron Felipe Rosa y Ángeles Gallego. El primero lo hizo con constantes preguntas a sus compañeros de escenario. La mayoría dirigidas a quienes han ocupado responsabilidad en el gobierno de Castro. Gallego, por su parte, fue la que más prescindió de un guion escrito. También interpeló al resto de aspirantes al cuestionar las medidas planteadas.
Todos partían de una realidad irrefutable a la hora de hablar de los próximos seis años de gobierno, la Universidad de Sevilla requiere de descentralización, que pasa por una menor carga burocrática (que afecta a todos los ámbitos), mayor autonomía en los centros y más transparencia en la gestión. Carmen Vargas fue la que llegó a un mayor nivel de concreción en sus propuestas, con medidas anunciadas en el primer día de campaña: desde las tarjetas de pago a las ventanillas únicas para el PDI y el estudiantado. Sin olvidar la oficina para la captación de financiación. Pastora Moreno, en este punto, habló de un Observatorio de Inteligencia Artificial, mientras que Gallego hizo hincapié en “la superestructura” que padece la US, que resulta “muy costosa” e impide la descentralización.
Ana López puso en duda la eficacia de las tarjetas que anunció Vargas, mientras que José Luis Gutiérrez adelantó que, en caso de que se haga con el Rectorado, solicitará una auditoría de las cuentas. Fue aquí, en el terreno económico, donde más se evidenciaron las posturas sobre la necesidad de un cambio radical en la gestión de la universidad, o un avance en lo realizado hasta ahora. Alfonso Castro no se anduvo con rodeos: “Estamos al borde del rescate”, en referencia a la advertencia del Consejo Social sobre el déficit de ocho millones que arrastra la institución académica y en el que casi todos incidieron, menos Carmen Vargas, quien respaldó “el informe positivo de las cuentas de 2024”, del que mostró documentación. También lo hizo a la hora de defender “la política de promoción del PDI” que, según la anterior vicerrectora, “es envidiable”, extremo negado por el resto de candidatos.
La mayoría de los participantes supieron administrar los tiempos de sus intervenciones. Concreción que en algunos casos dejaba sin consumir todos los minutos, especialmente en los primeros apartados, en los que el debate se generaba a duras penas.
Una segunda parte más amena
Ya en la segunda parte hubo un mayor cruce de palabras entre los intervinientes. Especialmente cuando se habló de investigación e internacionalización, y en lo referente al estudiantado. En este aspecto, salió a la palestra la evaluación continua y compensatoria, de la que se mostraron partidarios, entre otros, Pastora Moreno y Ángeles Gallego. Alfonso Castro, por su parte, aludió a la necesidad de “revitalizar la vida de los centros”. “Los estudiantes deben volver a la universidad”, reclamó el ex decano de Derecho, que pidió tratar al alumnado como “personas adultas”. También incidió en la necesidad de revitalizar el “asociacionismo” de los estudiantes.
La actualidad encontró hueco en los últimos minutos del debate. Se habló de prestar atención a los refugiados palestinos y de la salud mental de los jóvenes, asunto sacado a la palestra por José Luis Gutiérrez. Fue aquí cuando Carmen Vargas aludió al protocolo antisuicidio para evitar casos como el de la joven Sandra Peña, que se quitó la vida la semana pasada tras ser víctima presuntamente de acoso escolar. Fueron los últimos instantes en los que los candidatos pidieron directamente el voto, pese a los persistentes problemas de sonido. Mensajes llenos de proclamas que volvían a evidenciar los dos planteamientos que dividen a quienes quieren dirigir la segunda universidad más importante de España: cambio radical o avanzar en la línea seguida los últimos años.
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