Un puente entre el alta médica y el abandono social en el Hospital San Juan de Dios del Aljarafe

El centro ha puesto en marcha un engranaje multidisciplinar que ha permitido gestionar de forma segura el alta hospitalaria de 41 personas mayores en situación de vulnerabilidad

El programa coordina trabajo social, atención domiciliaria, residencias temporales y voluntariado

Salud se hace cargo de 67 pacientes ‘abandonados’ en el hospital tras el alta

Dos voluntarias durante el acopañamiento de pacientes en su hogar. / H. S. J. D. A.

Soledad, abandono, falta de recursos o una vivienda en condiciones inhumanas. Son realidades que, más allá del diagnóstico médico, condicionan de forma decisiva el alta hospitalaria de muchos pacientes mayores en situación de vulnerabilidad.

Desde 2020, el Hospital San Juan de Dios del Aljarafe responde a esta necesidad a través del programa Mayores Cuidados, una iniciativa pionera en Andalucía que combina la atención social, sanitaria y humana para facilitar una transición segura tras el alta.

A falta del balance de 2025, durante todo el año pasado fueron 41 los pacientes mayores que, sin red de apoyo familiar ni recursos económicos, encontraron hogar, atención y acompañamiento gracias a este proyecto impulsado por la Obra Social del hospital. En total, desde que se puso en marcha, 155 personas han sido beneficiarias de sus distintos programas, que van desde estancias temporales en residencias hasta ayuda a domicilio con seguimiento socioemocional.

Una respuesta a una necesidad creciente

“El proyecto surge en 2020, tras detectar una necesidad constante en planta: pacientes dados de alta desde el punto de vista médico, pero que no podían regresar a sus casas porque simplemente no tenían dónde ir”, explica Mayte Medina, responsable del servicio y una de las impulsoras del programa. “La lista de espera para acceder a una residencia pública puede ser de meses, y en ese tiempo el paciente no puede seguir ocupando una cama hospitalaria. Es un riesgo para su salud, y para el sistema sanitario”.

Un paciente recibe la ayuda del personal sanitario en casa. / H. S. J. D. A.

Así nació Mayores Cuidados, con una primera financiación a través de la convocatoria IRPF. Desde entonces, el programa ha ido creciendo gracias a las subvenciones públicas y privadas, a las donaciones de empresas colaboradoras y a las iniciativas solidarias organizadas por la Obra Social.

Dos programas clave: residencia y domicilio

El proyecto se articula en torno a dos líneas principales. Por un lado, el programa de estancias residenciales temporales, que ha permitido a 95 personas ser acogidas en centros especializados mientras se gestionaban sus recursos públicos o completaban su proceso de recuperación. En 2024, 27 personas han sido atendidas mediante este sistema, cofinanciado por la Obra Social, otras entidades y, en algunos casos, los propios ayuntamientos.

Por otro lado, el programa de ayuda a domicilio ha ofrecido atención higiénico-sanitaria y acompañamiento a 60 pacientes desde 2020, 14 de ellos en 2024. “Estos pacientes pueden volver a casa, pero necesitan apoyo. Para ellos tenemos a una auxiliar de enfermería que va una hora al día de lunes a viernes, y también voluntarios que acompañan, bien presencial o telefónicamente”, explica Ane García Mena, una de las trabajadoras sociales del centro, responsable del proyecto y del equipo de voluntariado.

Los voluntarios son parte esencial del programa. En 2024, 13 personas voluntarias han prestado su tiempo y su compañía a pacientes que, de otro modo, estarían completamente solos. “Con ellos van a dar un paseo, se sientan en la cafetería de siempre, vuelven a ser parte de su comunidad. Esa cercanía es fundamental para que se sientan acompañados y no olvidados”, señala García.

Una voluntaria ayuda a una paciente durante su estancia en el hospital. / H. S. J. D. A.

El programa cuenta con modalidades de voluntariado presencial y telefónico, adaptadas también a las necesidades del paciente y la disponibilidad del voluntario. “Durante la pandemia nació el acompañamiento telefónico, que aún se mantiene porque hay personas que prefieren no recibir visitas. Pero lo importante es que se sientan escuchadas, visibles, queridas”, añade.

La labor del Trabajo Social: detección e intervención

Detrás de cada intervención hay un riguroso trabajo de evaluación y seguimiento. El hospital cuenta con un equipo de tres trabajadoras sociales que acuden diariamente a las sesiones clínicas de Medicina Interna para detectar, desde el primer momento, los casos con problemáticas sociales. “Intentamos siempre que el paciente pueda volver a su casa. Pero cuando no es posible, intervenimos con rapidez para evitar estancias hospitalarias innecesarias”, indica García Mena.

También es fundamental identificar posibles casos de desatención familiar. “Hay ocasiones en las que la familia intenta derivar al hospital una responsabilidad que es suya. Por eso realizamos una valoración exhaustiva antes de destinar recursos”, añade María Ángeles Izquierdo, jefa de Servicio de Atención a la Ciudadanía y codirectora del área de Solidaridad.

El envejecimiento de la población, el aumento de personas mayores que viven solas y los retrasos en los recursos públicos de dependencia hacen que este tipo de proyectos se revelen como soluciones imprescindibles. “Ojalá se pudiera extender este modelo a otros hospitales. Nosotros lo hemos podido poner en marcha porque contamos con una Obra Social sólida y una red de voluntariado muy comprometida”, subraya Medina.

En palabras de Izquierdo, “nuestro hospital entiende la atención sanitaria como algo integral, donde los aspectos clínicos, sociales y también espirituales se tienen en cuenta. Porque si no, no estamos curando de verdad”.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último