El juez de Instrucción número 4 de Sevilla, Francisco de Asís Molina, no ha recibido hasta el mediodía de este lunes ninguna petición de la Policía Nacional para someter al asesino confeso de Marta del Castillo, Miguel Carcaño, al denominado "test de la verdad" para corroborar que está diciendo la verdad respecto a que el cuerpo de la joven esté enterrado en la finca Majaloba de La Rinconada, según han confirmado a este periódico fuentes judiciales.

Las mismas fuentes han explicado que una vez que se reciba esta petición y en función de lo que se solicite, lo más probable es que el instructor de la pieza separada que cinco años después del crimen sigue abierta para tratar de recuperar el cadáver abra un plazo para que tanto la Fiscalía, como la familia de Marta y la defensa de Carcaño se pronuncien sobre la conveniencia u oportunidad de realizar dicha prueba. 

En principio, Miguel Carcaño, como persona que está penada cumpliendo la condena de 21 años y tres meses que le impuso el Tribunal Supremo es una persona "libre" para someterse a este tipo de pruebas, incluso a la "hipnosis" si lo desea o a cualquier prueba siempre que acceda voluntariamente, han explicado estas fuentes.

Para lo que sería necesaria la autorización judicial es, en cualquier caso, para la posible excarcelación del penado en el supuesto de que esas pruebas no pudieran practicarse en el interior de la prisión.

Las mismas fuentes han subrayado que el magistrado aún no ha recibido la petición de la Policía por lo que habrá que esperar a ver en qué términos se produce la misma y qué es lo que se solicita o qué gasto puede suponer su práctica.

Cuando se cumplen ahora cinco años del asesinato de Marta del Castillo, la Policía insiste en su empeño por encontrar los restos de la joven y para ello recurre a este método que se ha practicado recientemente en una prueba similar realizada a un hombre que asesinó a su esposa. Este caso está siendo investigado por la Brigada de Policía Judicial de Zaragoza, que valoró positivamente esta experiencia si bien el cuerpo aún no ha aparecido tampoco. 

Se trata de una prueba neurológica llamada P 300, consistente en la utilización del aparato de electroencefalografía (EFG) del servicio de neurofisiología clínica del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. 

En su petición, la Policía Nacional defiende que esta prueba no supone la violación de ningún derecho personal de Carcaño sino que busca comprobar que el sujeto que se somete a ella tiene recuerdos sobre las cuestiones que se le plantean, en este caso, el lugar en el que abandonó el cuerpo de Marta del Castillo.