Frente a las críticas de varios sectores de la comunidad educativa por los beneficios que la nueva ley educativa del Gobierno (Lomce) supondrá para la enseñanza de Religión, el Arzobispado de Sevilla y los docentes que imparten dicha materia muestran la máxima cautela al respecto y rebajan las expectativas que con la reforma se ha creado. El delegado diocesano de enseñanza de la Archidiócesis sevillana, Juan Manuel Rodríguez, insiste en que la asignatura siempre ha sido "evaluable" y el único cambio que introduce la Lomce es que la alternativa a Religión -Valores Culturales y Sociales en los colegios y Valores Éticos en los institutos- también contará a la hora de promocionar al alumno de curso. Tanto Juan Manuel Rodríguez como el profesor Pedro Luis Fernández niegan que los cambios vayan a tener mayor repercusión.

Lejos de ello, ambos coinciden en que la ley educativa del Gobierno de Rajoy tendrá consecuencias negativas para las clases de Religión en la etapa preuniversitaria. Hasta ahora, todos los centros estaban obligados a ofrecer esta asignatura como opcional en el Bachillerato. Sin embargo, la Lomce cambia su califación por la de "optativa"-dentro de un listado de 13 materias-, lo que conlleva a que los institutos no tengan que ofrecerla. Este cambio podría provocar una merma considerable en el número de bachilleres que estudian Religión, cifra que ya es bastante reducida en Sevilla.

El delegado diocesano de enseñanza explica al respecto que la enseñanza de Religión "no es un derecho de la Iglesia", sino "un derecho de los padres" que viene recogido en el artículo 27.3 de la Constitución. "Es la Iglesia la que sirve ese derecho", recuerda Juan Manuel Rodríguez, quien insiste en que la asignatura supone un "conocimiento religioso necesario para la formación integral del alumno desde el colegio hasta la universidad".