José Manuel Lara Bosch. Empresario

"Me siento muy andaluz en Cataluña y muy catalán cuando estoy en Andalucía"

  • El editor no rehúye ninguna pregunta y no se esconde en ninguna respuesta sobre Andalucía, Cataluña y España, la economía y el mundo editorial.

-¿Qué opina de la desobediencia civil de los partidos catalanes contra la nueva ley de Educación?

-Los políticos tendrían que reunirse dentro de los frenopáticos, porque están todos locos. En un momento de crisis, llevar esta polémica al nivel que se está llevando e ir echando leña al fuego, es imprudente. El Gobierno debería dejar que se enfríe la calentada de las elecciones catalanas, o sacar estos temas en conversaciones privadas.

-¿Es irrecuperable el espíritu de consenso de la Transición?

-En Europa tenemos un problema muy serio, que es la excesiva profesionalización de la clase política. Hace cinco años, Estados Unidos entró en una crisis financiera. Al presidente Bush le quedaba un año de mandato. Hizo un plan de salvamento que salió con el apoyo de los demócratas, que estaban en la oposición. Consecuencia, se ha acabado la crisis bancaria americana.

-Y ahora creen que tienen un paro extraordinario, con un 7,7%.

-Y nadie ha vuelto a sacar el tema en la batalla política. En la última campaña, el político más radical a favor del candidato republicano, el más anti Obama, era el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie. Viene el huracán Sandy, y no tiene ningún problema en plena campaña en felicitar al presidente por su actuación.

-A una semana de las elecciones.

-Eso es inimaginable aquí. Ya puede hacer el que está en el Gobierno lo que quiera que desde la oposición dirán que lo ha hecho fatal.

-¿Y cómo salimos de esto?

-Por un camino complejo. En Europa se ha desarrollado desde la II Guerra Mundial el capitalismo más social de la historia. Empieza con una economía en bonanza, que no para de crecer, con crisis pequeñas. Hay mucho dinero y se crean servicios sociales indiscriminados.

-¿Con la presión fiscal justa?

-No creo que deban reducirse sustancialmente los impuestos de las personas físicas, y a mí me toca pagar mucho. Lo que creo es que debo pagar impuestos para que vayan a la universidad los que no puedan ir si no pago impuestos.

-¿Es partidario de recortar?

-Hay que acabar con el falso debate del recorte. No se han de recortar los servicios. No es justo, ni necesario. Se han de recortar los gastos de esos servicios, racionalizándolos. El precio de la universidad es irreal. ¿Por qué hemos de subvencionar a todo el mundo el 85% de la matrícula?

-Hay muchos titulados en paro.

-Sobran universitarios. Y la universidad no es un servicio social mínimo indispensable. No es la enseñanza primaria. A la universidad no puede ir todo el mundo. No vamos a hacer un país en el que todo el mundo sea abogado e ingeniero. La universidad tiene que ir a precio real.

-Con becas.

-Con un plan de becas, que el que lo necesite y valga no sólo no pague, sino que cobre por estudiar.

-En sanidad, ¿pondría un copago a partir de determinadas rentas?

-Pondría copago a todo el mundo, retornable para el nivel mínimo. En Francia cuando se hizo, bajó un 17% el gasto en sanidad.

-Su declaración "si se produce la independencia de Cataluña me llevo la sede de Planeta a Zaragoza, Cuenca o Madrid" ha sido una de las frases de 2012.

-Pero no dije que me la llevara; dije que me echarían. No conozco ninguna editorial de libros cuya sede esté en un país cuya primera lengua no sea la que edita. Somos colíderes en Francia, con un 24% del mercado, y las editoriales francesas están todas en París, como nuestra sede de Editis. Y si separamos Cataluña de España, la sede de las editoriales catalanas del grupo quedará aquí, pero la sede de las editoriales en lengua española tendrá que irse.

-También dijo que le preocupaba la escalada independentista y la radicalización. ¿El resultado electoral le ha confortado?

-Si sumamos el voto soberanista en 2010, ahora han sido dos escaños menos y un 1% menos de votos. Pero me preocupa que han pasado 10 escaños de CiU a Esquerra. No se ha incrementado el sector independentista, pero se ha radicalizado.

-¿Entiende el independentismo?

-Entiendo que haya independentistas, aunque yo no lo soy. A mí no me preocupa la independencia de Cataluña si la quiere el 80% de la población, me preocupa si la quiere el 53, porque sería traumática. Y me inquieta el camino para llegar o no llegar: el deterioro social que habrá.

-¿Existe la posibilidad de que la sede de Planeta fuese a Sevilla, si se produjese la independencia?

-Si se produjera, cosa que dudo, tardará tanto que ya no seré yo quien lo decida.

-Vista desde Andalucía la pluralidad del voto catalán es sana.

-Es un cuadro de doble entrada, por derecha o izquierda, españolismo o catalanismo. Pero el gran problema es que hayamos llegado a esta votación. En noviembre de 2007 di una conferencia en Madrid. Quince días antes había dado otra Montilla [presidente de la Generalitat] y había dicho que se empezaba a ver un sentimiento de desafección con España.

-Y a usted le preguntaron por el catalán emprenyat.

-Y respondí que en Cataluña entonces, y creo que ahora, hay entre un 15% y un 25% de la población que sólo se siente catalana. Entre un 5% y un 15% que sólo se siente española, y calculo que habrá un 70% que se siente catalán y español, en distinta proporción. Eso no es caldo de cultivo para una independencia. Pero no olvidemos que son sentimientos. Y la gente es más sensible al sentimiento que al razonamiento.

-Ese sentimiento se ha explotado electoralmente en toda España.

-Pero donde ha habido masa de votos ha sido en Cataluña y País Vasco. Y en aquel momento yo decía que el 90% de la población catalana no se sentía bien tratada dentro del Estado español. No digo que sea verdad, es un dato. Si en una familia son cuatro hermanos y uno se siente mal tratado, no importa mucho si tiene razón o no; siéntese usted a hablar con él, porque como no hable se irá de casa. En cinco años nadie se ha dignado a hablar. Ni CiU, ni el PP, ni el PSOE.

-En Cataluña se dice que se recorta por el expolio de España.

-Durante el primer Gobierno Aznar, al secretario de Estado de Hacienda Juan Costa le pedí que me diera los datos de las balanzas fiscales. Desde entonces se lo he pedido a todos los secretarios de Estado que ha habido, peperos o socialistas. Y no he conseguido que me lo diera ninguno.

-País Vasco y Navarra tienen un sistema fiscal privilegiado, que supone un agravio para Cataluña.

-Pero eso ¿quién lo cambia? Porque no dar es duro, pero quitar es más difícil aún.

-En la Constitución están los fueros. ¿Hay que recalcular el cupo?

-No podemos aceptar agencias fiscales independientes. En el País Vasco cobran impuestos las diputaciones forales. Y la peor gestión de proximidad que puedes hacer es cobrar impuestos. Es lo que se presta más a la corrupción.

-¿El cupo tiene vuelta atrás?

-No sé cómo se soluciona el problema. No se puede dar a todos, no tiene sentido que unos sí y otros no, y no se puede quitar.

-Desde lejos parece admirable la pujanza de la sociedad civil catalana. ¿Qué le falta a Andalucía?

-En Andalucía ha habido menos emprendedores porque había una enorme desigualdad social: unos que no necesitaban emprender nada, por tenerlo todo resuelto, y otros que por mucho que emprendieran no tenían nada resuelto.

-Faltaba una clase media.

-Esto fue así históricamente. Se aplicaron medidas para remediarlo. Quizá nos hemos pasado en estas medidas. Y es difícil volver atrás.

-¿Cómo nos hemos pasado?

-Los servicios del bienestar que da el Estado ya son tan altos que tampoco estimulan a emprender nada.

-¿Está demasiado subsidiada la sociedad andaluza?

-Demasiado subsidiada. Y no hablo sólo del PER, también de la PAC. De obreros y empresarios agrícolas.

-Andalucía ha recibido 80.000 millones de fondos europeos.

-Son más de 3.000 millones de euros al año de media. Si en vez de gastarlos, los invertimos, es como si fuesen 30.000. Hay que multiplicarlos, para estimular al privado para que añada. No gastarlo.

-Hay que cambiar la mentalidad.

-También en otros ámbitos. España es el segundo país del mundo con más piratería intelectual. Y Francia es el tercero con menos piratería: han creado cultura de la propiedad intelectual. Cuando empezó el top manta, aquí no hicimos nada. En Francia la Policía detenía a quien compraba un vídeo y le ponía una multa de 200 euros. Ya no compraba más, y le quedaba claro que aquello era ilegal. Aquí entre la gente joven nadie ve ilegal el pirateo de música y vídeos. Estas cosas crean cultura. Hay que crear la cultura del esfuerzo y en Andalucía no la hemos creado.

-¿Se siente andaluz?

-Me siento muy andaluz cuando estoy en Cataluña y muy catalán cuando estoy en Andalucía. Es donde sirvo más. Decirles a ambos lo contrario de lo que cada uno piensa, igual sirve para que se acerquen. Me siento muy próximo a Andalucía.

-¿Hay relación entre la debilidad de la sociedad civil y el escaso nivel de la clase política actual?

-Criticamos mucho el nivel medio de la clase política, pero cada vez queremos pagarles menos. No es normal que el presidente del Gobierno gane 78.000 euros brutos al año. Y elegimos a 350 personas que se supone que son los mejores para que nos representen y hagan nuevas leyes, pero no les pagamos un buen sueldo, ni en respeto, ni en imagen.

-¿Le ha tentado la política?

-Jamás. El otro día, en una entrevista para una revista del Ampurdán, me preguntaban ¿si usted fuese alcalde qué es lo primero que haría? Lo mismo que si fuese presidente de la Generalitat o del Gobierno, dimitir.

-¿Por qué?

-El gran fallo de la política en Europa, y en España lo llevamos al límite, es que tienes que votar y decir muchas veces cosas en las que no crees. Es imposible identificarte en todo con un partido. Hay matices siempre y se han de permitir. Como se permiten en las democracias más antiguas, como la inglesa.

-Y ¿qué consejo le daría a Griñán, que no sea dimitir?

-Le diría lo que le digo a otros políticos: que escuche más y oiga menos. Los políticos oyen mucho a los que gritan, oyen a las manifestaciones, y escuchan poco a los que saben. Es imposible que ni Griñán ni san Griñán sepan de todo tanto. Un amigo mío, el presidente de Colombia Uribe, y el primer ministro francés Villepin sin ponerse de acuerdo me dijeron la misma frase: que ellos gobernaron mejor las segundas partes de sus mandatos, porque ya habían descubierto quiénes eran las personas a las que podían escuchar.

-¿Cómo traslada eso a España?

-En 2004-2005 el presidente del Gobierno lanza el proyecto de pluralidad informativa del señor Barroso, con el objetivo de abrir la Cuatro y la Sexta. Entonces yo era presidente de Uteca [la unión de las televisiones privadas]. Los enfrentamientos con Zapatero fueron durísimos. Le dijimos que se estaba haciendo una barbaridad de ley.

-Ambas han sido absorbidas por Tele 5 y Antena 3.

-Y encima ahí quedan 40 canales en abierto que no hay quien los financie. La televisión en abierto tiene un límite, lo que se puede financiar con la inversión publicitaria. Si no tienes publicidad, tienes que programar 40 canales de telebasura.

-Y la publicidad en televisión baja.

-Es la mitad que hace cinco años.

-¿Zapatero reconoció el error?

-Sí. En 2008 me llamó y me dijo "la ley no funcionó, llevabas toda la razón y nadie mejor que el que discrepaba para aconsejar cómo cambiarla". Entonces se entró a hablar de cómo se podía reorientar el tema.

-El mapa audiovisual español con dos grupos ¿es ya estable?

-Creo que no. Tenemos que buscar un sistema para hacer rentables a los pequeños. Son ocho canales que haciéndolo muy bien se llevan el 5% del mercado publicitario. Eso son 10 millones por canal, y sólo para disponer de la señal pagan cinco. Les quedan cinco para todo. No hay manera de hacer una parrilla así. Y está pasando algo que no es bueno; se están alquilando todos a multinacionales para que nos den su bobina de lata: Paramount, Disney, Warner.

-¿Es bueno que haya un sistema público de televisión?

-Sí, con tres condiciones. Uno, que tenga la medida justa. Dos, que sea para objetivos que no cubra el sistema privado. Que no sea para poner el doble de cara la Champions. Y tres, que no sea manipulado políticamente por el partido en el poder.

-¿Eso vale para las autonomías?

-Para las autonomías sólo tienen sentido dos tipos de televisiones. Una es el modelo alemán, con una cadena estatal, con grandes desconexiones para informativos de proximidad. Y un segundo modelo, en territorios bilingües, para el mantenimiento de una segunda lengua.

-¿Qué futuro tiene el libro digital, los eBooks?

-El libro de papel tiene bastantes años todavía, porque los hábitos cuesta cambiarlos. Pero el futuro del eBook es incuestionable. Creo que son compatibles. En nuestro plan de marketing está que cada comprador de un libro en papel tenga acceso gratis al libro digital.

-¿Eso ya lo hacen?

-Todavía no. Tenemos dos problemas con la Administración y hasta que no se resuelvan no pienso hacer nada en serio. Uno, no sé por qué el señor Montoro, por miedo a Europa, sigue haciéndome vender los libros un 18% más caros que a Amazon. Es malísimo porque estamos dejando que nos colonicen el idioma. Luxemburgo hace una ley según la cual el libro digital paga el 3% de IVA y al día siguiente Amazon se domicilia en Luxemburgo.

-Pero en España el libro tiene el tipo superreducido.

-Tiene el superreducido del 4%, pero el eBook tiene el 21%. Porque dicen que no es un libro sino un servicio.

-¿Por qué?

-Una normativa europea lo dice, por miedo a que por ahí se cuelen los informes de abogados…

-Luxemburgo es Unión Europea.

-Francia también lo ha hecho. Les han pedido que revisen esa medida y no hacen caso. Si España se apunta, al final la UE tendrá que ceder.

-¿Y el segundo problema?

-Que persigamos de verdad la piratería. Nuestra teoría es clara, el libro digital tiene unos ahorros brutales que han de beneficiar al lector. Es la manera de que se difunda más el libro, sin quitar nada al autor. Eso nos llevaría a un libro digital que podría valer entre el 30% y el 40% de lo que vale un libro en papel.

-¿Cómo ve el caso Díaz Ferrán?

-Me sabe muy mal; cuando era presidente de la CEOE dije que este hombre no podía seguir allí. Fui de los pocos. Es algo muy desgraciado, muy malo para la imagen del empresariado, que el presidente de la CEOE haya hecho estas cosas.

-La imagen de los empresarios se ha prestigiado mucho desde la Transición.

-Espero que este caso no desprestigie, pero perjudica. Estos empresarios que acaban con problemas con la Justicia tienen cada vez menos nivel. Los de antes eran grandes delincuentes, los de ahora son carteristas de metro, comparados con aquellos.

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