Ya han soltado a Barrabás
calle rioja
Semana Santa. La emoción del paso de la Macarena por la calle Feria esquina con Relator antes de que la magia de la Madrugada se rompiera por el vandalismo y las avalanchas
Viendo, pues, Pilato que nada conseguía, sino que el tumulto crecía cada vez más, tomó agua y se lavó las manos delante de la muchedumbre, diciendo: Yo soy inocente de esta sangre, vosotros veréis. Y todo el pueblo contestó diciendo: Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos. Entonces les soltó a Barrabás y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, se lo entregó para que lo crucificaran". El texto de San Mateo, escrito en latín y en cristiano, me lo entregó Isabel, que acompañaba a su hijo Sergio enfundado en su túnica de nazareno de la Macarena. Sergio es hermano de Álvaro, compañero de clase de mi hijo Paco en las Mercedarias de San Vicente. Los dos habían coincidido la víspera en Goles viendo las Siete Palabras antes de que yo me fuera a ver los goles de Cristiano a Casa Joaquín.
La entrega de ese pergamino bilingüe y en miniatura se produjo sobre las dos de la mañana cuando la Macarena pasaba por la calle Feria esquina con Relator. Allí viví muchas escenas de emoción protagonizadas por los más pequeños. El cortejo procesional lo encabezaban los sones de la Banda Chica. Son músicos muy jóvenes, la cantera de la centuria, gobernados por un antiguo armao, Paco el Letra, así llamado porque en tiempos regentó una imprenta en la calle Antonio Susillo. La savia nueva de la selecta agrupación de la que forma parte el último Heraldo de la Cabalgata.
Una niña reconoció a su padre, que acompañaba al cortejo como integrante del cuerpo nacional de Policía. Macarena es una adolescente cuyo novio figuraba en el primer tramo de nazarenos, el que precedía al Sentencia donde Pilato lee la sentencia que la madre de Sergio me entregó como contraseña. El novio de Macarena se llama Jesús, como el rehén de Poncio Pilato, y su hermana Claudia, como la mujer del cónsul de Tiberio en Jerusalén. El reguero de nazarenos ya llenaba por completo toda la calle Feria, desde la Resolana hasta Correduría, donde deberían proseguir por Trajano, mientras que su hijo Adriano había visto pasar horas antes al cortejo del Baratillo. Dicen los macarenos que allí en Trajano vivieron la primera estampida. Bárbaros del Youtube, los llama un amigo filósofo que sale de nazareno en la Amargura.
Tres horas de espera gozosa en la calle Feria, donde Salud y Rosario verían el paso de los nazarenos donde tantos años lo vieron frente al balcón al que se asomaba Carmela, su madre, ya fallecida, a la que cada Madrugada la centuria macarena le regalaba unos compases, un detalle cuando formaba parte de ella su hijo José María, el hermano de Salud y de Rosario, el padre de Macarena y Claudia. ¡Tantas emociones en un palmo de terreno! ¡Cuánto tiempo en tan poco espacio! Y una sola palabra, Esperanza: da nombre a la calentería y es el nombre de pila de la dueña de la librería El Gusanito Lector.
La noche era joven, como la Macarena, y prometía un surtido de emociones. Volví a casa pasadas las tres de la mañana y a las seis nos despertó mi hija Carmen: venía agobiada, magullada, llorando. La alegría se había transformado en miedo, los dos sentimientos que experimentan María Magdalena y María de Cleofás cuando encontraron vacío el sepulcro. Volví a leer el pergamino de Pilato según San Mateo y pensé: ya han soltado a Barrabás por las calles de Sevilla.
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