El Torbiscal: el pueblo fantasma más famoso de Sevilla
Perteneciente al municipio de Utrera, El Torbiscal cuenta ahora con tres habitantes, según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía
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En cada rincón de Sevilla hay un poco de historia y misterio. No sólo en la capital, sino también en las localidades aledañas que configuran la provincia andaluza. Un claro ejemplo lo encontramos en El Torbiscal, pueblo fantasma donde los haya, y famoso por ser un punto de encuentro para los amantes y expertos de lo paranormal.
Situado en la campiña sevillana, entre los términos municipales de Utrera y Los Palacios y Villafranca, tuvo sus orígenes como una explotación agrícola donde residía medio millar de personas en los años 80. Ahora, en cambio, su población ha disminuido hasta contar únicamente con tres habitantes: dos mujeres y un hombre; según el Instituto de Estadística y Cartografía de la Junta de Andalucía.
Los fantasmas de El Torbiscal
La extensión de El Torbiscal es bastante amplia: 2.800 hectáreas. Sobre ellas, se elevan edificios que datan de la década de 1950, cuando se pretendía incentivar la práctica del regadío en la zona. Conocido en la actualidad como “el pueblo fantasma”, observar sus inmediaciones es casi como percibir el espíritu de otra época: ganaderías, cuadras, graneros, naves de comercialización, almiares e incluso las aves parecen respirar al relente de una aldea “olvidada”.
Ahora bien, ¿qué tiene de especial? La idea de algo espectral se vislumbra en el horizonte, acogida por la creencia de que entre sus ruinas tienen lugar misteriosas apariciones. Hasta el momento, son varios los testimonios que afirman este hecho y despiertan el interés de aquellos que visitan la zona.
Por ello, no son pocos los investigadores de lo paranormal que se han aproximado al poblado, “tras registrarse supuestos fenómenos extraños”, como recoge el medio Utrera Digital. Uno de ellos es el avistamiento de una joven que pasea a pocos metros de la entrada. En el mismo artículo, se referencia la descripción de los testigos como una aparición similar a la leyenda urbana de “la chica de la curva”. Aunque, en este caso, “va más allá de una simple leyenda”.
El silencio que precede a algo inexplicable
“Fuimos a jugar al airsoft, buscando sitios nuevos. Hicimos dos grupos, como siempre, y comenzamos. Yo me quedé parapetado en una de las primeras casas y cuando pasaron unos minutos sentí un olor agradable. Entonces vi pasear a una chica con un vestido claro, como si nada, como si allí no hubiera nadie. No se escuchaba nada, todo en silencio, un silencio raro”, relata Javier Marín a Utrera Digital, sobre el silencio que precede a la llegada de algo inexplicable.
Al igual que Marín, otros testigos han compartido sus experiencias en relación a un pueblo sobre el que se cierne la fantasmagórica presencia de lo sobrenatural. Sin embargo, más allá de este tipo de creencias, ahora se perciben las ruinas de construcciones de estilo regionalista, con detalles art-decó e influjo del Movimiento Moderno, que estaban habitadas por los jornaleros dedicados a la actividad agropecuaria.
Además, en su época de esplendor, la aldea contaba con una escuela, un cine que también se usaba de teatro, una Iglesia, un dispensario médico, un economato y hasta un cuartel de la Guardia Civil. Es decir, todo lo que un pueblo de 500 habitantes necesita. Todo convertido ahora en el escenario del pueblo fantasma más famoso de Sevilla.
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