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Dos torres entre dos puentes

  • Paseo por el muelle de Nueva York, que se construyó en Sevilla en 1905 y mantiene en la distancia el recuerdo de un atentado que cambió el curso de la historia

Lucas Moure, junto a la estatua de la Libertad del bar New York donde trabaja.

Lucas Moure, junto a la estatua de la Libertad del bar New York donde trabaja. / Belén Vargas

TODOS fuimos a Nueva York ese 11 de septiembre. Ciudad presente en Sevilla en un muelle construido en 1905, donde un cuarto de siglo después estaría el Pabellón de Estados Unidos de la Exposición Iberoamericana de 1929. Recibió ese nombre porque desde aquí salían los barcos hacia Estados Unidos, un tráfico fluvial que acaba en los primeros años cincuenta. Ahora sólo pasan cruceros como Luna de la Giralda y atracan yates en días de Feria.

Ese día se grabó en la memoria de todos. Por el muelle de Nueva York pasean Massimiliano Celli y Martina, estudiantes venecianos. Los dos nacieron en 1996 y tenían cinco años. Celli estudia Psicología en su país. Ese día estaba en el colegio en su pueblo, Bassano del Grappa. Los recuerdos son prestados por la memoria de los mayores. Ninguno de los dos ha estado en Nueva York. “Mi padre sí estuvo”, dice Martina, “y se pasa todo el día hablando de esa ciudad, se enamoró de ella”.

Fue la muerte en directo, nada literaria ni cinematográfica como la muerte en Venecia de Thomas Mann y Luchino Visconti. A Juan Ortiz Villalba (Luque, Córdoba, 1953) le gusta pasear por esta zona. “Ese día me senté frente al televisor y estuvo horas y horas, vi en directo el segundo impacto y me quedé paralizado físicamente, no mentalmente. Lo que vi es que eso tendría muy malas consecuencias”.

El paseo de las Delicias separa el muelle de Nueva York y el paseo de Roma. Dos ciudades-imperio que han tenido su caída de Constantinopla. ¿Una Tercera Guerra Mundial encubierta? “Yo no diría tanto, falta perspectiva histórica”, dice Ortiz Villalba. “El enfrentamiento entre Occidente y los países árabes viene de largo. El enfrentamiento y la manipulación de todos los conflictos, Occidente es aliado de Arabia Saudí”. El historiador fue hace dos años con su mujer, Rosa, y con su hijo Juan a Nueva York. “Visitamos la zona. Es una ciudad magnífica. Llevamos el mejor guía, porque mi hijo habla muy bien inglés”.

Lucas Moure (Río de Janeiro, Brasil, 1990) corta limas para los mojitos y caipirinhas que servirá en el bar New York. Aquel día debió pensar lo que el reportero Gerónimo Stilton: “¡Precisamente hoy!”. “Ese día hubo un tiroteo en la barriada Morro da Petreira donde vivía y por la mañana no fuimos al colegio. Yo tenía once años, me puse a ver Pokémon en la tele y avisé a mi padre, camionero de profesión, porque de pronto cortaron para dar imágenes de las torres. El segundo avión lo vimos en directo”.

En el bar hay una Estatua de la Libertad. “Llegué a Sevilla por primera vez en 2008, jugaba al fútbol y un representante me trajo a Sevilla. Estuve a prueba en Valladolid, Albacete y Salamanca. Volví a Sevilla, jugué en el Nervión, volví a Brasil, jugué en Lituania, pero siempre con la idea de venir a Sevilla. Ahora trabajo en este bar y sigo jugando al fútbol en la Unión Deportiva Mairena, en la Primera Andaluza. Soy delantero centro y extremo, como Neymar”. Difícilmente se moverá de Sevilla. “En abril espero mi primer hijo con una sevillana”. Siglo XX Cambalache, cantaba el tango. Siglo XXI paradójico para Lucas Moure. En 2001, ecos de la película de Kubrick, caen las Torres Gemelas, estatuas de la libertad; en 2002, Brasil gana el último de sus cinco Mundiales. En la patria chica de Antonio Mairena están encantados con el ariete carioca. Le ganaron 2-1 al Alcalá del Río, perdieron 3-0 en Osuna y el domingo reciben al Paradas.

Un mendigo duerme en un banco del muelle de Nueva York con la música de las chicharras y de las obras en el Labradores. Parece un personaje del Lorca de Poeta en Nueva York. En el siguiente banco, dos amigas hablan de sus cosas. Carmen Machuca no recuerda nada, “tengo muy mala cabeza”. Ese día imagina que estaría trabajando en Marks Spencer. Laura Rodríguez lo recuerda todo. “Estaba cuidando de mi sobrina Triana en Triana. Ella tenía once años, tiene ahora 28 y también lo recuerda perfectamente”. Carmen cruzó tres veces el Atlántico. “Fui una vez a Cartagena de Indias y dos a Santo Domingo. Nueva York no me llama mucho la atención”.

El muelle de Nueva York está entre los puentes de San Telmo y de Los Remedios. El segundo lo inauguró Franco en mayo de 1968. Junto al pabellón de Estados Unidos, hoy Centro de Arte Contemporáneo de la Fundación Valentín de Madariaga, está el Costurero de la Reina, edificio de Juan Talavera para la Exposición del 29. Allí le hicimos el reportaje fotográfico a María Dueñas cuando presentó El tiempo entre costuras. Cuatro novelas después, se fue de Málaga al Nueva York de los emigrantes españoles con Las hijas del capitán.

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